viernes 19 de abril del 2024

El conversado pase de Erviti

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Según parece, la dirigencia de Boca ha resuelto no insistir más por lograr la incorporación del talentoso marplatense Wálter Erviti. En el comunicado oficial, quienes conducen a Boca han explicado que no quieren “entorpecer” las buenas relaciones con Banfield, club dueño del pase del mediocampista ofensivo.

Todo esto, luego de que se sucedieran repetidas llamadas telefónicas del flamante entrenador boquense, Julio Falcioni, “robado” a Banfield cuando todavía tenía un contrato vigente. Luego de que el propio director técnico se reuniera con Erviti para pedirle que ayudara en la desvinculación del club albiverde y se viniese a Boca. Y después de una numerosa cantidad de llamados telefónicos al propio jugador, pidiéndole más firmeza.

En medio de todo esto, Boca anunció un ofrecimiento de 2,3 millones de dólares por el pase de Erviti, suma que fue considerada muy baja por Banfield. No hubo un aumento del dinero ofertado, salvo la intención de Boca de que algún integrante del devaluado plantel auriazul se sumara a la transferencia. No trascendieron los nombres sugeridos. La dirigencia encabezada por Jorge Amor Ameal confiaba en que la chapa luminosa “Boca” y el apoyo de un buen sector del periodismo especializado, inclinarían definitivamente la balanza para que se hiciera el pase.

El propio futbolista, que en un principio había amenazado con armar un escándalo si no se hacía el pase, fue pensándolo mejor y entendiendo –probablemente sin aceptarlo del todo- que tenía y tiene un contrato firmado con la dirigencia de Banfield hace muy pocos meses, con un ingreso económico muy alto.

Por esa razón, se reincorporó a la pretemporada de su club, realizó declaraciones elogiosas para la institución con la que había firmado contrato y en la que alcanzó el nivel excelente de los últimos tiempos y si bien dejo una rendija para que se hiciera el pase a Boca, no pasó de allí. Esto, sin embargo, molestó a los periodistas que desde las trincheras boquenses consideran como obligatorio el pase de un jugador de un equipo más chico a otro más grande.

Son los mismos que se escandalizan y llenan páginas con un discurso demagógico que está a medio camino entre la omnipotencia y la obsecuencia. Son aquellos que creen –porque según parece hay un mandato imperial que así lo determina- que Boca o River tienen, sí o sí, que ganar los campeonatos, tener los mejores jugadores, disfrutar de los mayores beneficios económicos y ser quienes lideren todo lo que ocurre en el fútbol.

La venta de Wálter Erviti amenazaba el futuro político de Carlos Portell, el presidente banfileño que ganó su última elección por escuálidos 24 votos de diferencia. Al alejamiento de Falcioni, se sumaba el mejor jugador del plantel, un torneo después de que se alejaran Cristian Lucchetti, James Rodríguez, Sebastián Fernández y Roberto Battión, sin poder retener al uruguayo Santiago Silva. Demasiada sangría para un Banfield que disfrutaba de un buen momento deportivo.

La dirigencia de Boca entendió el problema y ya lo comunicó al gran público. Resta saber si Erviti aceptará de buena gana el fracaso de los intentos por llevarlo a Boca, aunque quizá esté molesto con la nueva dirigencia de San Lorenzo, que amagó un ofrecimiento de tres millones de dólares que fue negado por Banfield y por el mismo jugador, declarado hincha azulgrana. En ese caso, seguro que no hubiesen existido obstáculos. Sin embargo, la promesa de Carlos Abdo quedó en eso, apenas.

Banfield respira, San Lorenzo se reforzó con otros jugadores y Boca se resigna. ¿Habrá real resignación, o será una tregua para iniciar otra batalla para contratar a uno de los pocos cracks que entienden el juego y obran en consecuencia? Continuará.

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