jueves 28 de marzo del 2024

Tuvieron cinco minutos de fama

Un repaso por aquellos deportistas que paladearon la fama efímera: goleadores con un solo festejo, boxeadores con un nocaut y tenistas de una final. Galería de fotosGalería de fotos

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La industria de la música tiene un término para referirse a esos artistas que sólo fueron conocidos por un disco o un tema –ejemplo: Macarena, que pocos deben saber que es del grupo Los del Río–. Los llaman los “One-hit Wonder”. Son famosos por ese único éxito aunque tengan 20, 30 ó 40 años de carrera. Con algunos deportistas ocurre lo mismo. En la memoria de los hinchas y espectadores está grabada una acción, un gol o una jugada por la que son –y serán– recordados.

Bruno de mi vida. Ningún hincha de River que supere los 40 años se olvidará de Rubén Norberto Bruno. Convirtió el gol que le dio al equipo de Angel Labruna, el Metropolitano de 1975. River llevaba 18 años sin títulos y los jugadores de Primera estaban en huelga. Fueron los juveniles los que tuvieron que afrontar el tramo final de ese Metropolitano. En la fecha 37, ante Argentinos en cancha de Vélez, Bruno se encontró con una pelota frente al arco y definió a un costado. Significó el campeonato. Fue su mayor hito, y su final. Los jugadores no perdonaron a los pibes. Dos años más tarde quedó libre, con apenas un puñado de partidos. Jugó en Los Andes y en Chile, sin demasiado éxito. Se retiró a los 24 años.

Dos goles, dos títulos. Boca llevaba once años sin festejos y en la última fecha del Apertura ‘92 perdía con San Martín de Tucumán 1 a 0. Necesitaba al menos empatar para asegurarse el título. Y a los dos minutos del segundo tiempo apareció un chico con una particular melena negra para darle la igualdad al equipo de Oscar Tabárez. Era Claudio Benetti, que había sido titular por el lesionado José Luis Villarreal. Su fama fue rápida. Y así desapareció, también. Deambuló por equipos menores del Ascenso y del exterior. Tuvo un regreso frustrado a Boca en 1994, con nueve partidos.

Parecido a Benetti fue Matías Arce. En la última fecha del Apertura 2000, Boca –con un punto de ventaja sobre River– enfrentaba a Estudiantes. En el entretiempo, y con el partido cero a cero, Carlos Bianchi decidió sacar al ídolo Guillermo Barros Schelotto y mandar a cancha a Arce, de 20 años. A los 19 minutos el juvenil marcó el gol más importante de su carrera. Y a los 29 dejó la cancha lesionado. A partir de ese momento, desplegó su fútbol por clubes de la Argentina, Venezuela, Costa Rica, Perú e Italia. La última temporada la jugó en Guabirá, de Bolivia.

Campeón fugaz. Los fanáticos del box se ilusionaron cuando Héctor “El artillero” Velazco se consagró campeón del mundo OMB en la categoría medianos ante el húngaro Andras Galfi en mayo de 2003. Cuatro meses después, en su primera defensa, perdió la corona ante el alemán Felix Sturm. Se retiró en 2008 y en agosto del año pasado tuvo un intento de regreso: perdió ante el ghanés Braimah Kamoko por nocaut técnico en el décimo round.

Gol y a la Copa. Estudiantes tenía un partido trabado con Sporting Cristal por el repechaje para entrar a la Copa Libertadores de 2009. A los 25 minutos, Leonardo Astrada, entonces técnico pincha, llamó a Ramón Lentini. Y cinco minutos después, el juvenil misionero le daba el triunfo a su equipo con un potente cabezazo. La historia, después, fue conocida: Estudiantes se consagró campeón, pero Lentini nunca se afianzó en Primera y en la actualidad juega en el ascenso, en Instituto de Córdoba.

La gran Panenka. Nunca nadie se había atrevido a tanto. Menos en una final. Y mucho menos aún, ante la bestia del arco Sepp Maier. La final de la Eurocopa de 1976 la jugaron Alemania Federal y Checoslovaquia, que después de igualar 2 a 2 definieron por penales. El último lo pateó un hombre alto, de bigotes y con poco aspecto de jugador. Su nombre, Antonin Panenka. Tomó carrera y antes de dar el zapatazo la picó suave por encima del arquero. Fue la primera vez que un penal se pateaba de esa forma. Significó la Euro para Checoslovaquia y una nueva manera de ejecutar penales. Desde entonces, en Europa, cuando alguien patea así se le dice que hizo la “Gran Panenka”.

La raqueta tiene los suyos. Pete Sampras era el rey de Wimbledon, llevaba tres coronas consecutivas en el césped inglés y era número uno del mundo. En cuartos de final del torneo de 1996 se cruzó con el holandés Richard Krajicek,que lo eliminó fácil 7-5, 7-6(3) y 6-4. Fue un gran golpe de efecto que le sirvió al europeo para llegar a la final y ganarla. Fue su único Grand Slam. Justamente en el último partido enfrentó a otro fantasma: Malivai Washington, un estadounidense que en diez años de carrera ganó apenas cuatro títulos ATP Tour.

Similar al de Washington fue el caso del holandés Martin Verkek, que llegó a la final (eliminó en semis a Guillermo Coria) de Roland Garros en 2003 y la perdió frente a Juan Carlos Ferrero. Sólo cosechó dos ATP Tour en doce años en actividad.

Eric Moussambani. El mundo lo vio nadar –y casi ahogarse– en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, cuando empleó 1’ 52.72’’ en las eliminatorias de los cien metros libres. Su país, Guinea Ecuatorial, había creado poco tiempo atrás la Federación de Natación y fue invitado por el Comité Olímpico Internacional a participar de los Juegos. Moussambani debió nadar solo porque sus dos rivales, Karim Bare, de Nigeria, y Farkhod Oripov, de Tayikistán, fueron descalificados por una salida en falso. El público, que primero se reía, lo terminó ovacionando. Tiempo después confesaría que aprendió a nadar ocho meses antes de los Juegos y que la pileta en la que se entrenaba medía apenas 20 metros.

Ay, Cardeñosa. En el Mundial ‘78 el mundo fue testigo de uno de los mayores bloopers del fútbol. España enfrentaba a Brasil por la primera fase y Julio Cardeñosa erró un gol cantando, con el arco vacío. Fue una leyenda del Betis, pero todos lo recuerdan por esa acción. En su país lo catalogan de mufa.

Tim Montgomery. Fue el hombre más rápido del mundo en 2003, cuando corrió los cien metros en 9.78 segundos. Pero en 2005 se le revocaron todos sus récords y logros porque fue encontrado culpable de haber consumido esteroides y hormonas. Su ex mujer, Marion Jones, que ganó tres medallas de oro y dos de bronce en Sydney 2000, estuvo seis meses en la cárcel por el mismo motivo.

(*) Fuente: Diario Perfil

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