miércoles 24 de abril del 2024

Bianchi y Bielsa, en el ADN "DT"

Muchos de los fueron sus dirigidos adoptaron sus ideas y métodos. Ya forman dos legiones entre los técnicos actuales, como menottistas y bilardistas, pero sin polémicas.

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Carlos Bianchi no vio el negocio. O no le hizo falta, bah. Porque el éxito que hubiera tenido su escuela de entrenadores habría sido abrumador. A las cifras vale remitirse: del plantel de Vélez que fue campeón del mundo en 1994, once se recibieron de directores técnicos. Y Mauricio Pellegrino también lo es, aunque no estuvo en Japón. Si a ellos les sumamos a los tres de Boca que siguieron los pasos del Virrey (Diego Cagna, Jorge Bermúdez y Rodolfo Arruabarrena), el número total se extiende a 15. Quince mini-Bianchis.

Si bien el sistema táctico del hombre que ganó cuatro Copas Libertadores y tres Intercontinentales no se metió en la historia del fútbol argentino por no romper con ningún paradigma, lo cierto es que hay un estilo: sus sucesores le copian el manejo de grupo.

Espejo. Omar Asad, ex DT de Godoy Cruz y actual entrenador del Emelec de Ecuador, hizo el chiste: “Yo soy un mini Bianchi. Mini por lo joven, pero soy extra large. Soy tres Bianchis juntos”. Y después habló en serio: “Imito cosas de él, aunque poniéndoles mi impronta. De él tomé decisiones, como bancar a algún jugador o un sistema. Hacer sentir al suplente tan importante como el titular”.

El Turco es uno de los pupilos que mayor éxito consiguió: clasificó a los mendocinos a la Copa Libertadores. En un cruce radial con Bianchi, le agradeció: “Llevo el mensaje que nos tiraste de entrada. Que nos vaya bien a los ex Vélez indica que nos marcaste”.

Cagna es otro. Con Tigre ascendió a Primera y fue subcampeón del Apertura 2008. Explica qué copió: “Carlos es simple, da confianza. Y siempre pone al que está mejor. Ah, también es un gran tipo”.

Aula Vélez. Raúl Cardozo es el ayudante de Asad. El Pacha reconoció que sigue el librito del Virrey: “El dice que hay que respetar siempre al jugador”. Mauricio Pellegrino, desde hace años, es el principal colaborador de Rafa Benítez. Cuando Bianchi estuvo en el Atlético de Madrid llamó al ex central para que fuera su ayudante.

Hay otros tres que se dedican a asistir a técnicos: el Turu Flores lo hace con Ricardo Gareca en Vélez, Patricio Camps con Sebastián Méndez en Banfield y Walter Pico cumplió esa función con Mauro Navas en Chacarita. Además, dos dirigen en las inferiores de Liniers: Marcelo Gómez y Héctor Almandoz.

José Basualdo, Roberto Trotta, Roberto Pompei y Carlos Compagnucci se largaron solos. El último fue ayudante de Bianchi en Boca y dejó su cargo en Guaraní de Paraguay. “Carlos impone respeto y es muy difícil entrar en conflicto con él. Maneja las situaciones límite y no lleva a la tirantez. Jamás menosprecia al rival, pero tampoco lo agranda”, confió Compagnucci. El Pepe catalogó al estilo como “simple, sencillo, ganador, inteligente”. Y Tito, ahora en Huracán, se puso contento cuando se habló de que podía trabajar con el Virrey en Boca: “Sería como hacer un posgrado en la mejor universidad del mundo”.

Aula Boca. Además de Cagna, que alguna vez fue catalogado como el Bianchi adentro de la cancha, de este club salieron Bermúdez y Arruabarrena. El colombiano, ex DT de Defensa y Justicia, contó: “El eje de todo es la mentalidad, el manejo, la identidad y el criterio de Carlos. Boca era un gran Mercedes-Benz, pero el piloto fue fundamental. Fue el mejor técnico que tuve, como jefe de grupo y como ganador”. Y el Vasco, actual técnico de Tigre, expresó: “Bianchi es un referente. Ojalá yo pudiera lograr un diez por ciento de lo que hizo él”.

Algunos le dicen Loco. Durante años, la discusión futbolera estuvo dominada por dos bandos: los bilardistas y los menottistas. Los primeros acusaban una obsesión casi enfermiza por el estudio de la táctica y el culto a ganar como sea, aunque eso significara poner un somnífero en el agua del rival. Los otros fomentan el fútbol más lírico y filosófico con el buen trato de la pelota como principal arma. Entre esos estilos no podían ni verse. No coincidían en nada. Pero en el año 1992, cuando Marcelo Bielsa se hace cargo de Newell’s y sin siquiera soñar con que el estadio de su club hoy lleve su nombre, apareció ese eslabón perdido que uniría ambos estilos. “Menotti es un hombre que elabora el clima para la creación, porque vive de la creación. Y Bilardo crea el clima de la obsesión, del detalle, porque vive de la minuciosidad. Yo, durante esos 16 años, me dije permanentemente que tenía que ser un entrenador que resumiera ambas cosas”, explicaba el Loco cuando asumió como entrenador de la Lepra.

El jogging y el pizarrón en la mano son su marca indeleble. Tiene una obsesión por los entrenamientos y los mismos jugadores aseguran que se divierten en las prácticas. Genera discusiones y muchos, obviamente, se fanatizaron con él. “Un hombre con ideas nuevas es un loco hasta que sus ideas triunfan”, dicen sus más acérrimos defensores. La ideología bielsista ya cosechó la adhesión de un gran número de sus ex dirigidos, situados ahora del otro lado de la línea de cal.

Hijos de sangre. La obsesión y la forma de trabajo de Bielsa en Newell’s dejó muy marcado a un grupo de jugadores que lo tuvieron como entrenador. Norberto Scoponi, Gerardo Martino, Mauricio Pochettino, Roberto Sensini, Fernando Gamboa, Juan Manuel Llop, Darío Franco y Eduardo Berizzo son algunos de los que fueron parte de esos años exitosos de la Lepra y que quedaron atravesados por la filosofía del Loco. Sin dudas, el que más éxito tuvo de todos sus apóstoles fue Tata Martino. El actual técnico de Paraguay reconoce que el Profe, como le decían sus jugadores, fue clave para definir su perfil de entrenador. “Si hubiese conocido a Bielsa diez años antes, yo habría sido un jugador más trascendente. El tiene una forma de potenciar a sus dirigidos que es muy difícil de lograr. Pero creo que todos los que lo tuvieron como técnico no dudan en destacarlo como su mayor influencia”, explica el ex número ocho.

Otro que se siente muy identificado con este trabajo es Mauricio Pochetino, que también explica qué es el estilo Bielsa. “Yo estoy marcado a fuego por él. Esa filosofía de salir siempre a atacar y de presionar en todos los sectores del campo es la parte fundamental de su sistema de juego. El siempre dice que es más fácil defender que atacar y por eso trabaja siempre en variantes para llegar al área rival”, cuenta el ahora técnico del Espanyol de Barcelona. “A comienzos de los 90, practicábamos hasta 110 pelotas paradas por día y marcábamos diferencias por esa vía. Hoy todos hablan de eso, y Marcelo lo hacía hace veinte años”, agrega Norberto Scoponi, arquero del Newell’s que llegó a la final de la Libertadores de 1992. Con Bielsa de guía, claro. Por su parte, Eduardo Berizzo, el ahora entrenador de Estudiantes, aseguró en su discurso de asunción en La Plata: “Bielsa tiene una influencia total en mí. Es mi maestro y el hombre que me cambió la vida”.

Hijos postizos. El corazón del Loco tiene tatuados los colores negro y rojo y todos los jugadores que fueron parte de sus equipos en Newell’s son sus hijos de sangre. Pero también hay otros entrenadores que lo tuvieron en la Selección –o que nunca fueron parte de sus equipos– que también copian su filosofía. Uno de ellos es Diego Simeone. “Bielsa deja una marca en todos los jugadores que dirige. No hay nadie que hable mal de él. Su forma de trabajar es revolucionaria y, sin dudas, fue el mejor entrenador que tuve. Ahora en mi trabajo diario trato de copiar muchas de las cosas que él me enseñó”, dice el actual técnico del Catania de Italia.

Nelson Vivas, que también lo tuvo a Bielsa en la Selección, cuenta que tenía frases para motivarlos antes de un partido que los transformaba antes de entrar a la cancha. “Una vez jugábamos de visitantes contra Colombia por las eliminatorias y nos dijo lo mejor que escuché de un técnico: ‘En las peleas callejeras hay dos tipos de golpeadores. Está el que pega, ve sangre, se asusta y recula. Y está el que pega, ve sangre y va por todo, a matar. Muy bien, muchachos: ¡vengo de afuera y les juro que hay olor a sangre!”.

El hijo del corazón. Pero, sin dudas, de sus hijos adoptados, el que más se destaca es Pep Guardiola, actual entrenador del Barcelona. El catalán viajó al campo que Bielsa tiene en Rosario para charlar de fútbol; fue uno de los entrenadores que visitó antes de asumir al frente del Barça (también estuvo con Arsene Wegner, del Arsenal, y con Johan Cruyff). Fueron 11 horas de charla sobre táctica y sistemas de entrenamiento, que hoy en día se ven reflejadas en el equipo de Messi y compañía.

(*) Nota publicada en la edición impresa del Diario Perfil