Como había adelantado este último sábado, Sergio Batista decidió cambiar no sólo a cuatro integrantes del equipo, sino también el planteo que usó ante Bolivia y Colombia. Y eso se pudo comprobar este domingo en la práctica que el plantel argentino realizó en Ezeiza antes de partir hacia Córdoba, adonde llegó esta noche alrededor de las 20.30 provocando un caos de tránsito.
Dejando de lado el 4-3-3 al que apostó en las dos primeras y muy decepcionantes presentaciones de la Selección, Batista dispuso concretamente en el entrenamiento un equipo con Sergio Romero; Pablo Zabaleta, Nicolás Burdisso, Gabriel Milito y Javier Zanetti; Fernando Gago y Javier Mascherano; Lionel Messi, Sergio Agüero, Gonzalo Higuaín y Angel Di María.
De esta manera, dejan el once inicial Ever Banega, Esteban Cambiasso, Ezequiel Lavezzi y Carlos Tevez, a quienes reemplazarán respectivamente Gago, Di María, Agüero e Higuaín. Pero además, Argentina volvería a jugar en teoría con un planteo muy similar al que, dirigida por el propio Batista, empleara en los Juegos Olímpicos de 2008 que ganó en China. Claro que sólo en teoría.
Ocurre que, si bien la intención de Batista sería repetir aquel esquema exitoso, en esta remozada alineación titular no hay un enganche bien definido como el que Juan Román Riquelme fuera en aquella cita olímpica, ya que tanto Messi como Agüero y Di María -ni que hablar de Higuaín- pueden ser considerados delanteros o mediapuntas, pero de ningún modo enganches.
Por más que se quiera usar a uno de ellos como enganche, entonces, el dibujo no será el mismo que aquel 4-2-1-3 que la Selección usara en China con Riquelme adelante del tridente Agüero-Messi-Di María cuyos integrantes vuelven a aparecer hoy entre los titulares.
Ese esquema fue para algunos un 4-2-3-1, con el trío Messi-Riquelme-Di María por delante de Agüero. Y por momentos, realmente el equipo se paró así en los Juegos, como también por otros usó un 4-2-2-2 con las duplas Riquelme-Di María y Messi-Agüero de tres cuartos para adelante, o un 4-3-1-2 con Gago, Mascherano y Di María en una misma línea, Riquelme y Messi-Agüero arriba.
Ocurre que del medio en adelante ningún esquema en realidad se define por las posiciones que el técnico quiera darles a sus jugadores, ya que a diferencia del orden y la aplicación a un determinado esquema que debe primar en el aspecto defensivo lo importante al atacar es tener movilidad y sorprender mediante continuos desmarques o rotaciones.
Por este motivo, una vez definidas las líneas más defensivas del equipo -que sí deberían pararse de acuerdo al dibujo previsto por el DT-, para identificar un esquema lo que realmente hay que tener en cuenta no es qué puestos ocuparían los jugadores si se atuvieran a funciones rígidas o prediseñadas que difìcilmente puedan cumplir, sino cuáles pueden desempeñar realmente.
Lo cierto es que en este caso Batista ha decidido invertir la pirámide respecto de aquellos Juegos que ganara en Pekin, cambiando el vértice que Riquelme representara allí delante del tridente Messi-Agüero-Di María por otro ubicado debajo de ese trío, que vendría a representar Higuaín. Pero, en realidad, delante de Gago y Mascherano sólo habrá delanteros.
Es cierto que Higuaín seguramente colaborará menos con la creación de juego que Messi, Di María o el mismo Agüero. Pero, más allá de lo que Batista quiera, ninguno de estos tres jugadores podrá suplir la ausencia de un enganche bien definido como el que fuera Riquelme en 2008 o el que este lunes podría ser Javier Pastore.
Por más que baje y se esfuerce por suplir esa falencia como lo hizo en los últimos partidos sin éxito al no estar preparado para esa función, en definitiva, Messi seguramente volverá a sufrir la falta de un creativo que lo ayude a mostrar su capacidad ofensiva como Xavi e Iniesta en el Barcelona. Y Argentina, como en los lejaños años '60 y comienzos de los '70, jugará con un 4-2-4. ¿Servirá?
