sábado 20 de abril del 2024

"Grondona es el mejor del mundo"

José Luis Meiszner elogió al presidente de AFA y dijo que su figura es indiscutible. Qué pasará con los barras y los cambios que se vienen.

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José Luis Meiszner, mano derecha de Julio Grondona repartió halagos para el presidente de AFA y hasta dijo que "con su presencia es capaz de modificar las agendas del presidente de Estados Unidos y del Papa". También habló del reparto del dinero, la deuda de los clubes y la seguridad que se viene.

—Usted dijo que ahora habrá una gestión participativa en AFA, ¿qué significa?

—Es la decisión del presidente de ofrecer la participación y la disposición del convocado para participar. Nadie puede discutir la figura de Grondona, pero a lo mejor lo que sí puede cuestionarse es que todos los que vienen a AFA vienen para tratar de resolver un problema de su club. Tiene que haber dirigentes dispuestos a discutir temas estructurales.

—Pero los clubes tienen situaciones precarias...

—Dediquemos tiempo al día a día, pero hagamos una reunión mensual o cada tres meses para tratar de los temas de acá a cinco años.

—Ahora hubo gente que intentó llegar a la presidencia, eso habla de un interés.

—Fue maravilloso. Si te referís a Raffaini, fue el único que demostró intención de participar. Lamentamos que le haya faltado poco para poder legitimarse estatutariamente para competir. Diría que la AFA lo necesitaba como una forma de demostrar que se puede pensar distinto y competir.

—¿Por qué cree que no llegó a juntar esa cantidad?

—Porque el 95 por ciento de los dirigentes del fútbol, que no tienen por qué coincidir con la opinión pública, entendió y resolvió que estos cuatro años eran todavía con la presencia de Grondona. Es el mejor del mundo y acá lo queremos hacer a la parrilla. A ver, está reconocido como el hombre más capaz de esta actividad, su presencia es capaz de modificar las agendas del presidente de Estados Unidos y del Papa.

—¿Cuán libre es la dirigencia que vota a Grondona si parten de que sus clubes tienen deudas con la AFA?

—Todo el mundo tiene deudas con la AFA, y en buena hora que sea así. En los últimos treinta años todos, sin excepción, recibieron alguna vez la mano generosa de la AFA para solucionar un problema.

—Pero la AFA no hace respetar sus reglas: hace dos años y medio se estableció que habría análisis trimestrales de las cuentas, y que aquel club que no estuviese en orden sería sancionado. No pasó.

—Es que hay dos economías: la del club en general y la del fútbol. La mayoría tiene un montón de actividades que son solventadas por el fútbol. En eso, los clubes argentinos son únicos; en Europa ni los estadios son de los clubes. Los clubes deben, pero no de los presupuestos de fútbol. Si no, Agremiados no entrega el libre deuda y no pueden empezar el campeonato.

—Habla de endeudamiento controlado, pero sobra descontrol.

—Los clubes tienen estatuto, tribunal de cuentas, elecciones... A veces se pretende que la AFA sea una señora con rodete que les pegue en los dedos a los clubes que gastan más de lo que deben. Nuestro rol es organizar los torneos.

Dinero y torneos

—¿A qué apunta su proyecto de cambiar el reparto del dinero de la TV?

—Hay que dividir el reparto en tres partes. No podríamos subsistir sin Boca y River, pero debemos convencerlos de que la parte más grande de la torta debe repartirse solidariamente. El segundo módulo sí se haría en base a lo que cada club genera, que podemos medir en rating, por ejemplo, y el tercero sería a partir de los méritos deportivos del año anterior.

—¿Hay consenso para implementarlo ya?

—No, lo haría dentro de tres años, porque hoy no podemos saber quién estará arriba y quién abajo.

—¿Cómo se explica que los clubes sigan endeudados con los nuevos ingresos?

—Porque los problemas económicos de los clubes son viejos, de arrastre.

—¿Siguen pensando en cambiar el formato del torneo de Primera?

—Cualquier idea puede ser tratada. El presidente no volverá a presentar un proyecto, pero sí se pueden estudiar otros. No podemos desconocer que, por primera vez en la historia, casi no hay diferencias entre el torneo de Primera y el de la B.  Tal vez sea bueno juntarlos.

La selección que no va

—¿Qué autocritica hacen sobre el pésimo estado de las selecciones nacionales?

—Un error debe haber, no se logran objetivos desde hace un tiempo. En veinte años la cantidad de éxitos a nivel de juveniles superó el promedio de cualquier expectativa; hoy a los clubes les cuesta sostener a los juveniles. También hay una nueva generación que asume compromisos de una manera menos trascendente que los de un tiempo atrás.

—Pero la apuesta a la Generación del ’86 fracasó.

—La oportunidad a los campeones de los ’86 estaba bien. Siempre la mejor evaluación se hace con los resultados.

—¿No hubo guerra de egos?

—Hubo una etapa en la que el designado fue alguien al cual no resulta posible modificarle sus convicciones ni sus actitudes, ni su forma de ver e interpretar, no el fútbol, sino la vida (N.d.R.: se refiere a Maradona). En todo caso hubo un error, si es que lo hubo, de quien creyó que esto se podía modificar. Si vos tenés una especie de pontificación de las cosas y muchas son dogmáticas y no admiten ser conversadas, es difícil ponerse de acuerdo.

Violencia sin fin

—Mientras los dirigentes sigan financiando a las barras bravas, la violencia en las canchas no cederá.

—No creo que todos los dirigentes financien a los barras. Hace veinte años sí les dábamos entradas, pero se peleaban para ver quién era más guapo, no por plata. Un día cambió para mal, y se complicó porque pasó a ser un negocio. Entonces perdimos.

—La AFA debería hacer bastante más de lo que hace.

—Para resolver el problema hace falta un cambio cultural. Lo que sí podemos hacer, mientras tanto, es algo que se va a implementar en seis meses: ejercer el derecho de admisión a cara de perro.

—¿Cómo lo harán?

—Crearemos un padrón de hinchas, y sólo los que allí figuren podrán entrar a las canchas. Ya no habrá venta de entradas en los estadios. Por pedido nuestro, la UTN estudió durante dos años el asunto de la seguridad en las canchas y nos presentó este proyecto.

—Alguien podría comprar una entrada y dársela a una persona que no figura en el padrón, para burlar el control y que pueda ingresar.

—No, porque habrá controles biométricos: para que se abra la puerta, uno deberá poner su dedo en un lector digital. Esto vale para todos: locales, visitantes, periodistas, turistas, vendedores de Coca-Cola, dirigentes... El padrón se actualiza constantemente; alguien se anota como candidato a ingresar y la policía y el Coprosede, de acuerdo a los antedecedentes, decide si puede ser habilitado.

—Suena extraño pensar que los Di Zeo y Mauro Martín, por citar dos casos, se puedan quedar fuera de una cancha.

—Para estar en el padrón, tendrán que tener el esfínter bien limpito. Los molinetes van a desparecer, porque ahora cualquiera lo salta. Vamos a instalar puertas metálicas, en cruz, que se abren sólo si el lector reconoce. Ojalá vengan cien tipos y quieren entrar a la fuerza; morirán apretados por las puertas.

(*) Esta nota fue publicada en la edición Impresa del Diario Perfil.

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