El infierno no termina para Marcelo Santoro. Aún conmocionado por lo ocurrido el domingo en cancha de Chacarita, el dirigente de Atlanta herido en su cabeza por un barra funebrero vive un drama que, lejos de encarrilarse positivamente, parece agravarse con el correr de las horas sin que nadie tome realmente cartas en el asunto para evitarlo.
Concretamente, se supo este miércoles que, tras haber recibido amenazas de muerte que hicieron que su madre fuera internada por un pico de presión, el directivo debió mudarse de su casa, ubicada en San Martín al igual que el estadio en el que fuera brutalmente agredido.
Santoro dio nombres y apellidos de quienes lo amenazaron en la Comisaría Sexta de esa localidad, sobre cuyo personal no recayó ninguna sanción pese a la nula actuación y capacidad de prevención demostrada de su parte en el estadio funebrero al permitir que los dirigentes bohemios fueran agredidos.
Pese a que logró con su denuncia que dos patrulleros fueran puestos a custodiar su domicilio, el dirigente recibió la información de que una patota le iba a prender fuego la casa, por lo que decidió mudarse prácticamente con lo puesto. Ahora, mientras vive en Capital, espera novedades sobre el avance de la causa iniciada en la Justicia.
Por otra parte, se conoció también este miércoles la información de que el agresor de Santoro sería asesor rentado de un concejal de la zona de San Martín, lo que vuelve a poner sobre el tapete el muy trillado y nunca atacado tema de las conexiones existentes entre barrabravas y políticos. Hasta aquí, sin dudas, la batalla la ganan los violentos.
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