miércoles 24 de abril del 2024

Martínez y un futuro de "Maravilla"

El argentino ratificó que quiere convertirse en el mejor boxeador tras noquear en el undécimo round a Matthew Macklin. Va por el título. Galería de fotosGalería de fotos

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Un señor del ring, eso es. Una estrella elegante y querida, también. Un talento de cinco metros por seis, admirado desde esa frontera pero respetado sin ella. Sergio Gabriel Martínez, Maravilla, está caminando el crepúsculo de su vida boxística sin que los rayos del sol atenúen su brillantez. Anoche, a los 37 años, sobre el ring del Madison Square Garden de Nueva York, dejó  la magia de sus golpes ejecutados con el fino cincel de lo impensado y derrotó, por nocaut técnico en undécimo round, al irlandés Matthew Macklin, reteniendo el cinturón artificial de los medianos avalado por la Revista The Ring.

Ante la mirada de los 15 mil espectadores que colmaron el Theater del Madison, un estadio alternativo del mítico recinto, Maravilla Martínez (71, 574 kg) fue una máquina casi perfecta. Avanzó y retrocedió. Pegó y sufrió golpes. Produjo espectáculo. Y, fundamentalmente, definió el combate en el momento justo, reflejando las jerarquías de un gran campeón y de un pugilista con condiciones esperanzadoras, pero insuficientes aún para  la consagración.

Martínez, con un record de 49 victorias (28 ko), 2 derrotas y dos empates, mostró aplomo y tuvo una velocidad creciente al cabo de los 33 minutos de combate que lo llevaron a dominar a su oponente, que ofreció mayor resistencia de lo esperada. Por momentos confundió al quilmeño, pero el talento creativo del pupilo de Pablo Sarmiento fue decisivo a la hora de sentenciar  el match. Su jab diestro, con la velocidad de un rayo, creó los espacios para que su cross de izquierda – con el que había fulminado a Williams, Dzinziruk y Barker- volviese a escena derrumbando al retador europeo dos veces en el penúltimo round.

La pelea fue como se presentía en la previa: veloz y definida. Con Martínez cediendo la iniciativa los primeros rounds y anticipando con golpes rectos y profundos al irlandés Macklin (71,700 kg), quien con un gran apoyo popular – contó con más de 2000 compatriotas respaldándolo en las tribunas- buscó aquietar los movimientos del argentino acortando la distancia y desbordándolo en el encordado con repetitivos directos los cuatro primero rounds. Hasta que en el quinto asalto quedó estipulado quien mandaría el resto del tiempo, cuando la zurda ascendente de Maravilla rompió el hielo y se presentó por primera vez.

Con un oficio notable, basado sobre su extensa campaña, Sergio Martínez desarrolló un catalogo de técnica, solventado por una estupenda aptitud defensiva. Ayudado, tal vez, por el empecinamiento del inglés en caminar al revés de cómo dictan los manuales sobre cómo esquivar los golpes de izquierda. Salía permanentemente hacia su derecha Matthew Macklin y allí lo encontraba casi siempre esa zurda de Martínez, más precisa que demoledora, pero picante. Tanto que esos zurdazos comenzaron a inclinar el combate, ya en el séptimo asalto.

Parado casi de perfil, Sergio Martínez utilizó su derecha en punta para abrir el camino del gancho zurdo. Así controló la pelea en los asaltos siguientes, en los que Macklin (28-5, 19ko) pecaba de una alarmante quietud. Solo en el octavo round el retador consiguió soltar la derecha e intentar algún cross aislado. Sin embargo, en ningún momento Maravilla dejó el timón del combate en manos del retador.

Frente a un rival mecanizado pero bien armado, supo sacar desde la larga distancia. Es cierto, se cebó algunas veces con el uno-dos vertiginoso y llegó a recibir algunas manos por su postura particular. Pero fue demoliendo a su rival hasta apabullarlo.

El penúltimo asalto se volvió un suplicio para Matthew Macklin: cada vez que arrimaba una izquierda, el argentino contestaba con tres aguijonazos empapados de precisión, causando dos caídas consecutivas y un deterioro visible en el ojo derecho del retador. Cuando la campana detuvo la cuenta del árbitro Eddie Cotton, el propio rincón de Macklin decretó el final.

Anoche, sin título en juego, pero ante los ojos de los fanáticos de todo el planeta, Maravilla Martínez exhibió su clase en el ring del Madison Square Garden. Ahora, anhela enfrentar a Julio César Chávez Jr. para recuperar el cinturón que el Consejo Mundial de Boxeo le quitó con disimulo. ¿Lo dejarán? Por lo pronto ya está considerado uno de los tres mejores de la actualidad, libra por libra, junto a Floyd Mayweather y Manny Pacquiao. Y lo hizo con paciente sabiduría, admirables dosis de persistencias, coraje y talento. Todo un señor del ring...

(*) Especial para 442

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