viernes 19 de abril del 2024

Puede ser campeón y descender

La gran campaña de Tigre en el torneo Clausura reactualiza la discusión sobre un reglamento contradictorio. Casos emblemáticos y vacío legal.

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El Guinness de los Récords espera este caso con cuchillo y tenedor. La mesa parece servida. Tigre puede darle de comer al libro que registra el mayor número de parejas abrazándose entre sí, los 70 centímetros del hombre más pequeño del mundo y el nada metrosexual Radhakant Bajpai, de la India; sus pelos de las orejas miden 13,2 centímetros. Al famoso libro le falta un caso muy particular. Y lo puede aportar el excéntrico fútbol argentino: un campeón al descenso. Algo así como un equipo con la impronta de Mr. Hyde y Dr. Jekyll. Es el desdoblamiento de Tigre, que puede consagrarse como el mejor del Clausura y jugar la temporada que viene en la B Nacional. Sí, lo nunca visto. El actual líder de Primera se encuentra desde la fecha pasada en zona de Promoción; antes su situación era aún peor: arrancó su cruzada por salvarse en descenso directo, a 17 puntos de San Lorenzo, a quien ya le descontó 14. El Ciclón es el otro equipo que debería, hoy, revalidar la categoría en un cruce contra un rival de la B Nacional.

La situación es tan llamativa que el descenso operaría como criptonita de la vuelta olímpica; Tigre podría festejar el título, pero no evitaría caer al abismo.

En la A, el caso más cercano a la paradoja lo vivió Talleres de Córdoba, dirigido por Juan José López. El otro fue el de River, con el mismo entrenador. Los cordobeses terminaron terceros, con un récord incluido para torneos cortos: ganó sus diez partidos de local. En ese Clausura ’04 sólo fue superado por River, campeón, y Boca. Sin embargo, tuvo que jugar la Promoción contra Argentinos Juniors y resignar su plaza ganada en cancha para disputar la Copa Libertadores de 2005. Ante el conjunto de La Paternal perdió los dos partidos 2 a 1 y aterrizó en el Ascenso. Pasaron ocho años y Talleres no pudo volver a jugar en Primera; hoy, arrastra su historia por el Argentino A.

River, en tanto, todavía tiene los recuerdos frescos. Con J.J. López al frente de un equipo que en la temporada 2010/2011 también fue dirigido por Angel Cappa, terminó sexto en la temporada, por peor diferencia de gol que Arsenal. Acumuló la buena cifra de 57 puntos, que quedaron pulverizados ante otras campañas que lo condenaron a embarrarse los pies en la Promoción para no descender. En Córdoba cayó 0-2 ante Belgrano, el gran enemigo de Talleres. En la revancha no pudo torcer el rumbo y, después de 110 años, incluyó en su currículum la letra B. Perder la chance de jugar la Copa Sudamericana quedó como una simple anécdota ante semejante afrenta deportiva.

La desgracia de no ser primero. En los torneos del Ascenso, ser campeón es un blindaje. Subir de categoría está por encima de una posible condena por promedios. En 1989, se produjo un hecho inédito: un subcampeón descendió. Argentino de Rosario hizo una gran campaña, que no le alcanzó para zafar de la C. En cambio, si le hubiese ganado la pulseada en la cima a Villa Dálmine, habría jugado en la B Nacional la temporada 1989/1990.

Rubén Plaino, uno de aquellos jugadores del equipo rosarino, le contó a Clarín 20 años después del descenso: “La única opción que teníamos era salir campeón. Nosotros tuvimos la peor experiencia. Sufrimos en carne propia todo lo que se dijo, que los habían puesto (los promedios) para favorecer a los equipos grandes. Y entonces lo aplicaron también a las categorías de ascenso”.

En la última fecha, Argentino de Rosario le ganó 1 a 0 a Deportivo Laferrere, de local; Defensores Unidos de Zárate perdió el clásico contra Villa Dálmine, en Campana; Defensores de Belgrano derrotó en su cancha 1 a 0 a All Boys. Con esos resultados, descendieron Argentino de Rosario y Defensores Unidos; Defensores de Belgrano mantuvo la categoría, por un punto.

Por la salvación. Para que Tigre (1,217) no repita la historia del Salaíto en 1989, tendrá que superar a cuatro equipos; ese recorrido le alcanzaría para quedar afuera hasta de la Promoción.

El más cercano al Matador en la tabla del descenso, aparte del Ciclón (1,247), es Unión (1,280). Pero el más comprometido con la zona roja que por ahora está a salvo y divide por igual cantidad de partidos que Tigre es Banfield; el conjunto del Sur lo aventaja en los promedios por 13 puntos.

El doble filo que maneja Tigre no es una bifurcación que confunda a su entrenador. Consultado sobre una eventual vuelta olímpica, Rodolfo Arruabarrena contestó: “El promedio está. Si Tigre sale campeón no se salva de nada. Realmente no es algo en lo que piense en este momento”. La prioridad es única; reglas del fútbol argentino, el puntero no puede darse el lujo de enfocarse en el título.

La injusticia de la doble tabla, sin embargo, alguna vez benefició al conjunto de Victoria. En la temporada 2009/10 debió descender por puntos. Lo salvó el promedio.

¿Y cuáles son los cambios?

La próxima vez no será igual que esta vez. Habrá cambios en la estructura del torneo de Primera División, aunque todavía no hay certezas sobre las modificaciones. Lo único que Julio Grondona no negociará son los promedios.

Luego de la falta de apoyo al proyecto que presentó Nicolás Russo, presidente de Lanús, (basado en el modelo de la UAR, incluida una superliga de diez equipos), Grondona tiene su propio plan para un nuevo formato de los torneos de la AFA.

Según trascendió, se trataría de un nuevo campeonato con 22 equipos en Primera División, con tres descensos y tres ascensos. Es decir, se mantendrían los promedios, aunque ya no se jugarían las Promociones, consignó DyN.

De todos modos, el tema no será tratado hasta antes de mediados de año. Sabe Grondona que, llegado el caso, la aprobación automática funcionará a su gusto. Como pasa siempre.

Nota publicada en la edición impresa del Diario Perfil

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