sábado 20 de abril del 2024

El torneo de los goles secuestrados

La tendencia no se corta: desde hace cinco temporadas viene bajando la cantidad de tantos. El miedo a arriesgar y las carencias técnicas, claves del fenómeno.

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En agosto de 2009, cuando el Gobierno anunció que el Estado se haría cargo de la transmisión de los partidos de Primera División, la presidenta Cristina Fernández utilizó una frase –poco feliz, según algunos– para graficar los manejos de la empresa privada que tenía los derechos de televisación. “Te secuestran los goles hasta el domingo, como te secuestran las imágenes y las palabras”. Desde aquel momento, el fútbol pasó a ser para todos. A toda hora, hay partidos en pantalla pero lo que no hay son emociones. Los goles son la razón de ser del fútbol, sin ellos es un deporte incompleto. Siguen secuestrados (no se sabe por quién). Al fútbol argentino se lo critica desde hace años por su pobre nivel. Cada temporada que se inicia se renueva la esperanza de que será buena, pero termina siendo peor que la anterior. Y en la actual, a la que le quedan menos de cinco fechas, parece que se tocó fondo (claro, hasta que la próxima comience). Es que Argentina tiene el peor promedio de gol de las diez ligas que integran la Conmebol: 2,1 por partido.

Nada que festejar. La primera fecha del Apertura pasado, la que inició la temporada, fue un mal augurio: 17 goles en diez partidos. Apenas 1,7 de promedio. Ese torneo cuenta con varias marcas que no son dignas de ser recordadas como algo bueno: se convirtieron 376 goles. Entre el Clausura 2011 y el Apertura de ese año se perdieron 82 goles. Para buscar un registro con menos de 400 goles en un campeonato hay que rebobinar la cinta hasta el Clausura ‘93 (391). Y la proyección del actual Clausura no parece que lo vaya a superar por mucho: se acumulan 319 festejos con 14 fechas completas jugadas. Entonces, en la temporada se anotaron 695 goles, que divididos en 330 partidos da como resultado el peor promedio de gol de Sudamérica.

Es parte, en realidad, de una tendencia que se da desde hace cinco temporadas. Desde la 2007/08, cuando el promedio fue de 2,54 por encuentro, empeoró. Consultado por este fenómeno, Gerardo Martino no se espanta: “No me sorprende. Lo que pasa que tampoco me sorprenden otras cosas, como que en la comparación encontremos jugadores menos dotados técnicamente aquí que, por ejemplo, en la mayoría de los equipos de España”.

Boca, último campeón, necesitó apenas de 25 goles para conseguir el título. Muy lejos de los 52 de River en el Apertura ‘96. Parece ser el número de la suerte de Julio César Falcioni: con Banfield logró el campeonato con esa misma cantidad. Y eso que Boca es el equipo más goleador de la temporada, con 48 tantos. Para comparar: Lionel Messi fue el Pichichi de la liga española con 50 (el Barcelona hizo 114 en 38 partidos; tres por partido).

La frase hecha desde hace varios años es que “todo se emparejó para abajo”. Y los números parecen demostrarlo. Un fútbol sin goles es un fútbol sin emociones. Por lo tanto, es lógico que en los 140 partidos que se llevaban jugados hasta ayer sólo se habían dado vuelta nueve partidos. Un gol y a cuidarse, parece ser la consigna. “La realidad es que, en esta paridad y con las cosas que se están jugando todos los equipos, el primer gol tiene un significado anímico importante; no sé en otras ligas, pero en la Argentina marcar el primer gol es importante”, aseguró hace unos días Luis Zubeldía.

Siguiendo con las pálidas, tampoco hay goles de tiro libre. En la temporada –recordemos: 330 partidos completos hasta el final de la fecha 14– se hicieron 18. (En el Apertura, 14 y en el Clausura, 4). Así que los hinchas hasta ayer tenían visto un gol de tiro libre cada 18 partidos. Sí, en cambio, es alta la cantidad de penales convertidos: 59 (en el Apertura, 29 y en el Clausura, 30). Uno cada cinco partidos.

Encontrar culpas ante tanta probreza puede ser una tarea de nunca acabar. Clubes pobres, técnicos miedosos y campos en mal estado pueden ser alguna de las variables. Caerle a los goleadores sería de un reduccionismo extremo. Ellos, los abanderados del gol, tienen cada vez más problemas para anotar. En los últimos 13 campeonatos, sólo dos terminaron con más de 13 goles: Germán Denis (18 en el Apertura 2007) y José Sand (15 en el Apertura 2008).

Lo dijo Eduardo Galeano en El fútbol a sol y sombra: “El gol es el orgasmo del fútbol. Como el orgasmo, el gol es cada vez menos frecuente en la vida moderna”.

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(*) Nota publicada en la edición impresa del Diario Perfil

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