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Conocida como “La batalla del Bernabeú”, la final de la Copa del Rey de 1984 entre el Barcelona y el Athletic Bilbao significó el último partido de Diego Maradona con la camiseta blaugrana. El crack argentino participó una gresca histórica adentro del campo de juego que incluyó trompadas, patadas voladoras y hasta jugadores saliendo en camilla.
El Athletic de Javier Clemente era el gran dominador en España. El conjunto rojiblanco venía de convertirse en bicampeón de la Liga de España y tenía la posibilidad de sumar su 23ª Copa del Rey, tras haber eliminado por penales en semifinales al Real Madrid. Enfrente estaba nada más ni nada menos que el Barcelona de Maradona y César Luis Menotti.
Maradona tenía una historia particular con el Athletic. Buscaba su revancha. Un año antes, en un partido por la Liga de España, Andoni Goikoetxa hizo salir a Diego en camilla con su tobillo izquierdo roto. Tres meses y medio duró la recuperación de la estrella argentina. El Carnicero de Bilbao ya tenía antecedentes: en 1981 le provocó una lesión a Bernd Schuster –compañero de Maradona en la final del 84- que le demandó nueve meses de rehabilitación.
En la previa del partido el clima estaba caliente. Palabras como “violencia”, “guerra” o “tensión” copaban los titulares de los principales medios españoles. El cruce de palabras entre unos y otros no ayudaba a apaciguar los ánimos. “Hubiera preferido que la Liga la ganara el Real Madrid antes que el Athletic”, chicaneaba Maradona horas antes de la final. “No respondo de lo que pueda pasar si Maradona sigue haciendo declaraciones“, advertía Pedro Aurtenetxe, por entonces presidente del Bilbao.
El 5 de mayo de 1984 el Santiago Bernabeú se tiñó de rojo y blanco. Por jugar en casa del Real Madrid, muchos hinchas del Barcelona prefirieron mirarlo por televisión. Alrededor de 60 mil hinchas del Athletic festejaron el triunfo por 1-0 con un gol de Endika.
Con el final del partido y ante la atenta mirada del rey Juan Carlos en la tribuna, el Bernabeú se convirtió en un campo de batalla. Jugadores de ambos equipos se trenzaron en una salvaje gresca que duró algunos minutos, que incluyó una brutal agresión de Maradona a Miguel Angel Sola y que terminó con jugadores sacados en camilla.
La Federación Española de Fútbol le impuso a Diego una sanción de tres meses sin poder jugar en competencias españolas. Esto provocó su salida anticipada hacia Nápoles, donde el Diez escribiría uno de los mejores párrafos de su biografía.
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