Como esos maridos o esposas que sospechan de sus parejas, PERFIL decidió indagar. No se trató de descubrir una infidelidad: el objetivo fue conocer en profundidad las características de los ídolos que representan al país. De Diego Maradona y de Lionel Messi se trata: de las diferencias entre el hombre que transforma cada frase en un aforismo y el chico que si no tuviera que hablar con la prensa sería más feliz.
La grafóloga Mariana Pulvet, titular de la consultora Waygraf, se encargó del trabajo de desmenuzar las firmas de los ídolos. Y explicó que en una rúbrica queda expuesto el “yo” más íntimo de la persona, cómo uno es en la intimidad.
Una vez, Maradona contó una anécdota vinculada a su firma. Coincidió con Pelé en un aeropuerto y a ambos les pedían autógrafos. Como había muchos chicos, a él lo conocían bien y al brasileño no tanto, por una cuestión generacional. Diego aprovechó la ocasión para imponerse: contó que firmó hasta una bandera de Turquía. Dalma, su hija mayor, le marcó la diferencia.
—Papá, a Pelé no le piden tantos autógrafos.
—Tranquila, Dalma. Creen que es mi guardaespaldas.
La especialista aporta la mirada seria: “Cuando encauza un proyecto, el autor de la firma (o sea, Maradona) imprime voluntariosamente y con energía el emprendimiento del mismo”. Sigue: “Se le complica encontrar la frontera entre lo que comunica y lo que calla”. Diego, salta en el informe, deja al descubierto su ofuscación cuando se siente agobiado por situaciones adversas. Más: “Es posible advertir cierta insatisfacción en su pasado. Si bien intenta aceptar las opiniones de los demás, hay un aire de rebelión a los cánones planteados”. Amplía: el descontento se manifiesta con las personas de mayor jerarquía. Aparecen, entonces, algunas frases del archivo que lo ratifican: “Havelange jugó al waterpolo, no puede hablar de fútbol”; “La FIFA es un museo lleno de dinosaurios que no quieren dejar el poder”; “A los políticos les saco una ventaja. Ellos son públicos, yo soy popular”.
Una Pulga ambiciosa. La grafóloga Pulvet explica que el lado izquierdo de las firmas “habla” del pasado y el derecho, del futuro. El autógrafo de Messi se inclina hacia arriba: quiere decir que tiene deseos de superación, de alcanzar proyectos. Messi tiene iniciativas.
Pulvet trabajó con fotos de los autógrafos, por lo que no pudo tener en cuenta la presión del trazo.
Las características del crack del Barcelona son la cautela y la prudencia. Se trata de alguien que se repliega en su mundo interior, se resguarda un poco. El periodista Leonardo Faccio escribió el libro “Messi, el chico que siempre llegaba tarde (y hoy es el primero)”, un recomendable perfil sobre el argentino, en el que sobran las anécdotas acerca de esta introspección. Por ejemplo, en un diálogo entre Faccio y el futbolista:
—¿No mirás televisión?
—Empecé a ver Lost y Prison Break. Pero me terminó por cansar.
—¿Y por qué las dejaste?
—Siempre pasaba algo nuevo, una historia nueva, y aparte siempre otro te la contaba.
La firma de Leo muestra que examina el futuro con prudencia, pero sin desconfianza. “Es crítico en su conducta y mantiene el control sobre su persona para responder debidamente a las situaciones. Es por esto que prepara el terreno para la acción”, salta en el informe.
Se sabe: los silencios son regla en la vida de Messi. Al rosarino le gusta estar solo o con su familia. Y se aburre de todo lo que no sea jugar al fútbol. Las entrevistas que da están a años luz de generar polémica. Alguna vez habló sobre el placer que le genera el trabajo de patear una pelota: “El dinero te permite vivir mejor, pero no es lo que me inspira. No vivo para jugar al fútbol por sus beneficios económicos. Creo que jugaría gratis”.
Pulvet sigue: dice que ve que Messi es cordial y respetuoso de la autoridad. Que prefiere moverse dentro de los límites elegidos y conocidos, y que tiene tendencia espontánea hacia la organización. Cuenta también que la grafología suele utilizarse en empresas para la selección de personal.
Está claro que con este expediente cualquiera contrataría a Lionel.
Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil
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