miércoles 24 de abril del 2024

Las ventajas de ser un técnico 2.0

Los entrenadores más importantes del mundo usan softwares especiales que les permiten estudiar al detalle a sus equipos y a sus rivales de turno.

442

Los clubes europeos comenzaron a recurrir masivamente a la ayuda de computadoras, un fenómeno que a corto plazo provocará una revolución. La asistencia cibernética permite a los técnicos decidir las compras de nuevos elementos, descubrir las debilidades de su propio equipo para corregir errores y mejorar su esquema de juego, anticipar la táctica de sus adversarios y desmenuzar sus aspectos más vulnerables, e incluso se utiliza para detectar y corregir los defectos menos visibles de sus jugadores.

El pionero de esa tendencia es tal vez el técnico de Arsenal, el francés Arsène Wenger. Economista y fanático de las matemáticas, dedica las mañanas del día siguiente a los partidos a estudiar las decenas de estadísticas que le prepara Prozone.

Wenger comenzó a utilizar un programa estadístico rudimentario desde 1987, cuando fue contratado para dirigir a Mónaco. Desde entonces, la computadora se convirtió en su principal asistente de campo. “La información objetiva que me aportan los estudios por computadora me permiten comprender los errores tácticos y corregirlos. Los esquemas gráficos son didácticos en materia táctica. Otro aspecto crucial es poder visualizar a través de estadísticas la efectividad de juego de cada integrante del plantel, medir su comportamiento físico y definir su promedio de rendimiento”, explica.

Desde hace un par de años comenzó a apelar a un sofisticado sistema de GPS tracking para monitorear la distancia que recorre un jugador en la cancha. Cruzando esos datos con otros parámetros pudo descubrir cuáles eran los jugadores que perdían rendimiento en los últimos 15 y 20 minutos y, de esa manera, puede organizar mejor los reemplazos.

Alex Ferguson, el DT de Manchester United, recién se convirtió a la nueva religión en 2010. Pragmático hasta el fondo de sus huesos, Sir Alex comprendió rápidamente el beneficio que podía obtener: “Si eso nos permite ganar una pulgada, ya justifica su uso”, argumenta.

La utilización masiva de data estuvo reservada hasta hace poco a la elite del fútbol inglés, pero en los últimos años comenzó a extenderse. Los primeros en adoptarla fueron José Mourinho en España y Carlos Ancelotti apenas asumió en el Paris Saint-Germain en Francia. Ambos habían descubierto el valor de esa herramienta durante sus experiencias en Inglaterra. Fabio Capello empezó a utilizarla cuando dirigió el seleccionado inglés y ahora la usa en la Selección de Rusia.

Brendan Rodgers, que aprendió el metier junto a Mourinho en Chelsea, es conocido por la meticulosa atención que atribuye a los detalles. Cuando llegó este año a Liverpool, presentó una carpeta de 198 páginas para explicar sus proyectos. Al frente de su nuevo club utilizó el data match para corregir la suma de pequeños defectos que terminan por resultar fatales: “Un equipo que comete menos de 15% a 18% de errores en las acciones, es imbatible”, sostiene. La dificultad consiste en saber utilizar bien la información. Un ejemplo: estudiando esas hojas de estadísticas descubrió que, en los ochos primeros partidos de la Premier, Steven Gerrard erró 109 pases en la mitad del campo rival.

Rodgers es un ejemplo de los resultados que puede obtener un DT cuando sabe utilizar la panoplia de información cibernética. Liverpool todavía navega por el medio de la tabla, pero su DT consiguió el mejor porcentaje del campeonato en posesión del balón: 64,2%. Joe Allen es cuarto de la liga en cantidad de pases por partido (75,7 de promedio) y tercero en pases exitosos (92,6%). El uruguayo Luis Suárez, que en 2011 hacía 2,1 pases de gol en cada partido, este año pasó a un promedio de 2,6. Esas estadísticas no son insignificantes en un deporte donde se realizan entre 450 y 500 pases por encuentro, pero sólo diez o veinte tienen valor decisivo.

Rodgers también aumentó la eficacia de los delanteros a 17,6 tiros por partido, de los cuales 4,1 van entre los palos. Ese promedio lo ubica en cuarto lugar del torneo inglés. Manchester, segundo en ese rubro, dispara 19 veces con un promedio de 6,9 al arco.

Uno de los precursores de la data revolution es Gavin Fleig. Como responsable del análisis de performance de Manchester City, ese hombre casi desconocido por el público es la mano derecha de Roberto Mancini. Fleig tiene prácticamente la última palabra en la compra y venta de jugadores. Las decisiones las toma después de haber examinado miles de datos en su computadora.

En 2009, no vaciló en invertir 40 millones de dólares para comprar a Carlos Tevez, el único jugador que  –entre todas las posibilidades que le ofrecía la base de datos–  podía asegurarle un importante aporte físico al ataque.

Otro fanático del data match es Samuel Allardyce. Detrás de su aspecto rústico, el manager de West Ham United es un ingenioso analista que adaptó al fútbol las enseñanzas de Moneyball. En ese libro, Michael Lewis relata la experiencia del manager general de los Atléticos de Oakland, Billy Bean, que fue uno de los primeros en usar estadísticas en el béisbol para mejorar. Allardyce conoció las virtudes del sistema durante el año que pasó en Estados Unidos vistiendo los colores de Tampa Bay.

Los resultados de las horas que pasó estudiando estadísticas están a la vista: su equipo tiene una de las vallas menos vulnerables del torneo.

El mejor discípulo de Allardyce es, probablemente, Mike Ford. Como director de operaciones futbolísticas de Chelsea, insistió en la importancia de formatear los saques de banda, corners y tiros libres, verdadera fuente de “goles baratos”, como los llama. La única condición de éxito es preparar esquemas apropiados para aprovechar ese tipo de acciones. Para Chelsea no hay jugadas “residuales”, “marginales” o de “segunda importancia”. “Un partido se gana acumulando acciones exitosas por pequeñas que sean”, sostiene.

A pesar de ser un instrumento nuevo, evoluciona cada año. Desde 2011, WhoScored puso a disposición de los clubes un programa denominado player rating system: “A través de un sistema de algoritmos combinados con estadísticas se puede establecer la importancia de un jugador en la cancha o en un aspecto particular del juego”, explican Cristiano Acconci y Ali Ozturk, los directores de ese proveedor de servicios.

El cruce de todos los parámetros con los ratings de rendimiento demuestra que el mejor jugador del mundo en la actualidad es Lionel Messi. El aspecto más sorprendente es que Cristiano Ronaldo aparece en la 21ª posición.

Hay quienes temen que el exceso de tecnología termine por matar la espontaneidad del juego. Acconci y Ozturk piensan lo contrario: “Las estadísticas –afirman– contribuyen a la magia del fútbol”.

Más que un jugador. Las empresas especializadas tienen almacenados unos 15 mil partidos y 32 millones de datos explotables.Prozone lidera el mercado europeo de data extraída de los partidos. Trabaja con Manchester United, Arsenal, Real Madrid, Dínamo de Zagreb, Olympiacos y la FIFA.

Su principal competidor, Opta, que opera con el City, el Liverpool y el Milan, trabaja asociado a WhoScored, y se convirtió en un instrumento de consulta para hacer compras: su banco de datos tiene data de unos 100 mil jugadores y 10 mil equipos de 500 torneos.

Un club de elite consagra entre 1 y 1,5 millones de dólares anuales a financiar esos servicios. “Si tengo que elegir, prefiero prescindir de hacer una contratación”, opina Wenger.

(*) Desde París. Nota publicada en la edición impresa del Diario Perfil

En esta Nota