martes 23 de abril del 2024

"Nos apuntaron a todos con un arma"

Damián Albil, arquero de Tigre, contó el calvario que vivió con sus compañeros en el Morumbí. "No hubo un muerto de casualidad", dijo Borelli.

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La bochornosa noche en San Pablo quedó marcada para los jugadores de Tigre, víctimas de cobardes agresiones en la zona de vestuarios del estadio Morumbí. Damián Albil, uno de los damnificados denunció que uno de los integrantes de seguridad le pegó un "culatazo" en el pecho y luego "apuntó a todos".

"Estuvimos quince minutos defendiéndonos con gente entrenada. Recibí un culatazo en pecho y el mismo sacó el arma y nos empezó a apuntar a todos", contó Albil en el vestuario mostrando un moretón encima de la tetilla derecha. El arquero aseguró que esta gente "sacó látigos y empezaron a pegar así que nos pusimos a defender".

En tanto, Martín Galmarini, que debió ser cosido en el antebrazo derecho, calificó de "vergonzoso". "Nos trataron mal desde que llegamos. Estaba todo armado, fue todo un mamarracho. Nos pegaron los mismos de seguridad que no nos dejaban precalentar. Y son tan cagones que te pegan con bastones, incluso sacaron un revólver y se lo apoyaron en el pecho a Albil", relató el capitán del Matador.

Y agregó: "Cuando llegábamos a la cancha nos tiraron botellas al micro y no dejaron un vidrio sano. Nosotros los tratamos de mil maravillas, les dimos La Bombonera para que entrenen. En cambio a nosotros no nos dejaron entrenar en el Morumbí, ni siquiera nos dejaban precalentar. Decían que era para preservar el campo de juego por el recital de Madonna, mentira. Vine a jugar una final histórica para nosotros y me voy con una gran pena".

Con respecto al accionar del árbitro, el mediocampista confió: "Vino al vestuario 15 minutos tarde, cuando ya nos habían cagado a palos y amenazado con un 'fierro'. Y después, un directivo de la Conmebol, vino a decirme que el que nos apuntó estaba detenido. No le creo, debe estar festejando con los de San Pablo".

En el vestuario de Tigre los jugadores seguían brindando testimonios del horror y Matías Escobar mostraba su pómulo derecho inflamado: "Nos tiraron una botella de Gatorade y me pegaron a dos o tres metros". En tanto que Jorge Borelli, ayudante de campo de Gorosito, también tenía una cortadura en la mejilla derecha.

"Hace veinte años que juego al fútbol o como técnico y nunca vi algo así. Uno sacó un revólver, se le podía escapar un tiro y le pegó un culatazo en el pecho a Albil y nos siguió apuntando a todos. Encima vino la policía y nos empezó a pegar a nosotros", contó Cacho. "No hubo un muerto de casualidad", concluyó Borelli.