miércoles 24 de abril del 2024

Fútbol entre amigos y dictadores

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Cuando el árbitro turco Cuneyt Cakir hizo sonar por tercera vez su silbato y consumó la victoria, el grupo de futbolistas se fundió en una ronda en el centro del campo del Yokohama Stadium y empezó con el canto. Al igual que cuarenta años atrás, otra vez el Sport Club Corinthians Paulista, demostraba con gestos distintivos que el fútbol es más que veintidós individuos corriendo atrás de una pelota.

La historia del Corinthians es la historia del pueblo paulistano. En esa lucha de clases del fútbol brasileño, entre el morro (de origen humilde) y el asfalto (de origen privilegiado), al Timao le tocó en suerte el amor del povo (pueblo). Siempre fue acompañado por la masa popular, los de bajos recursos, los excluidos, los marginados y los nordestinos que venían a trabajar al polo industrial de San Pablo y daban sus primero pasos en la ciudad. No casualmente, el fundador del Partido de los Trabajadores y ex presidente brasileño, Luis Ignacio “Lula” Da Silva, es fanático del equipo albinegro.

Como era de esperarse, desde el año de su fundación (1910) a la fecha, la institución tuvo sus altos y sus bajos, sus alegrías y sus tristezas, también estuvo cerca de la quiebra y luego fue gerenciado (el recordado Media Sports Investment -MSI- de Kia Joorabchian que llevó a Tevez y a Mascherano); pero más allá de los altibajos futbolísticos y económicos, el Corinthians tuvo momentos en la historia de una significación que va más allá de lo deportivo.

“Amnistía amplia, general e irrestricta” decía la bandera ubicada en el centro de la tribuna del Morumbí mientras se disputaba el clásico Santos – Corinthians. Era el 11 de febrero de 1979 y en Brasil ocupaba el poder un gobierno de facto. El reclamo político de los Gavioes da Fiel (los fieles gavilanes) apareció en la prensa superando a la censura. Era esa misma torcida que años atrás agrupada en la explanada lindante, luego de ser excluida de la celebración de los “convidados ilustres” en los salones del Rotary Club por el 59° aniversario (en 1966), había decidido rebautizarse y ahora quería hacer llegar su voz y su pensamiento.

Un par de años después, una nueva bandera apareció en un partido del Corinthians. En esta oportunidad no eran los hinchas sino los futbolistas quienes buscaron hacer llegar un mensaje a las autoridades. “Ganar o perder, pero siempre en democracia” era el lema que mostraron los futbolistas albinegros, consecuente con la “Democracia Corinthiana”: el memorable movimiento que lideraron Sócrates, Wladimir y Casagrande, junto con el director de fútbol Adilson Alves Monteiro, que instauró prácticas de libertad nunca vistas dentro de un plantel de fútbol.

En los últimos cinco años, las fluctuaciones históricas del Timao alcanzaron un nivel irrisorio: descendió a segunda en el 2007, conquistó la serie B en 2008, la Copa de Brasil y el campeonato Paulista en 2009, el Brasileirao 2011 y la Libertadores 2012.

"Un sentimiento natural, lo que sucede a la razón, Dios es el que decide quién va a llevarse bien. El camino es el mismo, siguiendo la misma dirección, pensando juntos vamos más allá” cantaba la veintena de futbolistas eufóricos en el círculo central del estadio japonés minutos después de conquistar el Mundial de Clubes 2012. La canción de Jeito Moleque dedicada a la amistad, se ritualizaba como ofrenda grupal en la victoria. En las tribunas, junto a otros miles de corinthianos, volaban de euforia cientos de Gavioes da Fiel que habían llegado a Japón para acompañar al equipo.

El grupo de los jugadores cantores, comandados por Tite, acaba de escribir la página más importante en la historia del club del Parque Sao Jorge, al conquistar consecutivamente el Brasileirao, la Libertadores y el Mundial de Clubes. El último equipo brasileño que consiguió esta hazaña en forma sucesiva, fue el recordado Sao Paulo de Tele Santana en 1992. Corinthians, el equipo del pueblo, transformado en emblema nacional durante la década del ochenta, a partir del pensarse juntos y en democracia mientras el país era comandado por un gobierno de facto, volvió a ser noticia por una canción, por un gesto que excede el resultado deportivo.

“Lágrimas en la victoria, siempre en la derrota o en la gloria. Es luz en la oscuridad. Somos un solo corazón que vive siempre en la memoria. Es parte de mi historia. Nada nos separará. La amistad es todo (A amizade é tudo)”. El fútbol es más que veintidós jugadores corriendo atrás de una pelota, el fútbol es muchas otras cosas.

É se dar sem esperar

Nada em troca dessa união

É ter alguém pra contar

Na indecisão!

Nunca se desesperar

Sempre ali pra estender a mão

Maior valor não há!

É feito irmão!