Stefan Kiessling marcó un gol fantasma que le otorgó la victoria y la punta momentánea de la Liga alemana a Bayer Leverkusen, que se impuso por 2-1 en casa de Hoffenheim.
El cabezazo de Kiessling entró en por afuera del palo derecho y un agujero en la red causó la confusión que llevó al árbitro a validar el gol fantasma.
El propio delantero visitante se tomó la cabeza al ver cómo su remate se iba fuera por poco, pero al observar el balón dentro del arco, el árbitro Felix Brych dio el gol por bueno.
Las protestas de los jugadores de Hoffenheim tardaron en llegar y el propio Brych se dio cuenta de su error al detectar la rotura en la red, pero mantuvo su decisión.
"Tuve algunas ligeras dudas, pero la reacción de los jugadores fue inequívoca, nadie me contradijo", señaló sin embargo el juez. "Nadie me dijo que el balón no había entrado. Para mí esta no es precisamente una bonita situación: haber dado un gol que no era".
"Esto es escandaloso. No fue gol. No hay dos interpretaciones sobre esto. Fue más que grotesco", dijo el director deportivo del equipo local, Alexander Rosen.
El DT de Leverkusen, Rudi Völler, no se sentía tampoco exactamente bien pese a la victoria: "Para nosotros fue desagradable. Así no queríamos ganar el partido".