jueves 18 de abril del 2024

La historia del arquero y el narco

Raúl Navarro fue uno de los deportistas argentinos que más contacto tuvo con Pablo Escobar. "Era una persona muy agradable", reconoció.

442

La serie El Patrón del Mal llegó a la Argentina con un éxito arrollador, y volvió a instalar el debate en torno a la figura de Pablo Emilio Escobar Gaviria, uno de los más poderosos narcotraficantes de la historia. Odiado y amado, Escobar sigue generando encendidas discusiones en torno a su persona.

Raúl Indio Navarro es uno de los personajes del deporte argentino que más contacto tuvo con el famoso bandido colombiano. Navarro fue un destacado arquero nacido en San Francisco, Córdoba, que, tras un exitoso paso por Huracán, partió hacia Colombia, donde permaneció por treinta años, atajando para Atlético Nacional, Millonarios y Deportes Tolima. Luego, se calzó el buzo de técnico de los principales equipos de la liga cafetera.

Durante sus años en Colombia, Navarro llegó a conocer en profundidad a Escobar debido a la estrecha relación de éste con el fútbol. En diálogo con PERFIL, el exgolero recordó sus tiempos en Medellín y contó cómo se gestó su relación con el Patrón. “Conocí a Pablo cuando él aún era un pibe que estudiaba en Antioquia y nos iba a ver a los entrenamientos. Le encantaba el fútbol, pero desde una óptica diferente, le sorprendía la admiración que despertaban en las masas los grandes equipos, las grandes figuras, y un día me dijo que quería ser como yo, que en ese momento era muy querido y admirado por la gente. El no tenía condiciones para jugarlo, pero soñaba con ser seguido por multitudes y ya desde joven se le notaba un enorme carisma. A pesar de que yo era figura en Atlético Nacional, y él era más bien hincha de Medellín, el clásico rival, Pablo apoyaba a los dos clubes de la ciudad y era común verlo en ambos estadios”, rememora.

Navarro confiesa que no le gusta hablar del tema y que ni con su familia habla mucho sobre estas cuestiones. Sin embargo, reconoce que “Pablo era una persona hospitalaria y muy agradable”. “Si necesitabas algo, trataba de darte una mano para que estuvieras bien, y eso se valora cuando uno llega a un país distante del tuyo, desconocido. Después descubrí que es una cualidad del colombiano la de ser muy respetuoso y hospitalario. Pablo tenía estos rasgos y era amante de los argentinos, porque fueron los que fundaron el fútbol allí. Uno de estos referentes fue Alfredo Distéfano, entre otros, que jerarquizaron esa liga en sus comienzos. Cuando lo veía, conversábamos de esas glorias. Pablo disfrutaba de hablar sobre Argentina, del Che, Perón, Evita o Gardel porque admiraba mucho nuestra cultura”, agrega.

“Esa época eran tiempos en que los clubes pertenecían a los narcos; no sólo en Medellín, sino también en Cali y en todas las ciudades grandes de Colombia se sabía que en el manejo del fútbol estaba esa gente vinculada. Pero nosotros hacíamos nuestro trabajo, que era entrar a la cancha y jugar”, completa.

—¿Tuvo miedo en algún momento entre tanta violencia?

—Cuando se puso brava la cosa, sentimos miedo todos. Fue una época en que se peleaban con mucha frecuencia los cárteles, unos contra otros. Creo que el pueblo colombiano, siempre tan cálido y tan amable, no merecía sufrir semejante nivel de violencia como el que se vivió. Colombia me dio una mujer y seis hijos y le estaré eternamente agradecido. Ese afecto y cariño no lo volví a sentir jamás, por eso me duele cuando se los estigmatiza con cuestiones de violencia.

(*) Esta nota fue publicada en la edición impresa del Diario Perfil.