jueves 25 de abril del 2024

Un argentino para ayudar a Irán a dar el batacazo mundial

La historia de Diego Giacchino, el preparador físico que tendrá la selección persa en Brasil 2014. Cómo es la vida en el país asiático y las expectativas para la máxima competencia.

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Ese día del ya lejano diciembre, en el que recibió una llamada inesperada, la vida de Diego Giacchino cambió para siempre. Del otro lado de la línea le estaban por anunciar que una selección mundialista lo quería contratar para Brasil 2014. Otro planeta, nuevo para él, otras costumbres y otros objetivos. Hacia Irán fue este preparador físico que en esta gran historia mínima cuenta los detalles de un camino que lo llevará a enfrentar a la selección argentina el 21 de junio en Belo Horizonte.

El destino quiso que un documental realizado para Discovery Channel, “Fútbol 360”, no sólo fuera una puerta de entrada para mostrar su trabajo al mundo, sino también el comienzo de una buena relación con sus colegas del Corinthians. El fisioterapeuta del conjunto brasileño, Bruno Mazzioti, fue quien lo recomendó y lo contactó con la Federación Islámica de la República de Irán: “Mi primer viaje a Irán fue el 25 de febrero, porque ellos tenían un campus de entrenamiento y el DT, el portugués Carlos Queiroz, quería conocerme y acoplarme al grupo”, cuenta Giacchino. Un cuerpo técnico que es un verdadero crisol de nacionalidades ya que, además del ex Real Madrid, conviven otro portugués, Adan Gaspar (entrenador de arqueros); un ayudante de campo iraní, Markar, y un preparador físico finlandés de nombre Kimmi.

Allí, el porteño, de 41 años recién cumplidos, tiene muy clara su función: “Yo me encargo de hacer el control de rendimiento de cada uno de los entrenamientos con el GPS, de la parte cardíaca, en el gimnasio, dosificar las cargas... Tratar de hacer un trabajo muy individualizado para llegar muy bien a Brasil”.

Desde el primer contacto que tuvo con sus nuevos compañeros y los jugadores, hay una palabra que se repite a cada rato: “Llegué a las 3 de la mañana y a las 7 me presentaron con el plantel. Yo tenía muchos temores por el idioma y la cultura, sobre todo, pero me recibieron de una manera tan generosa que se me fueron en cinco minutos".

Irán jugará el 21 de junio ante la Argentina en Belo Horizonte.

Queiroz les dijo a los muchachos: ‘Acá tenemos a nuestro Messi’, y los muchachos se rieron mucho. Los jugadores al principio me cargaban diciéndome Messi o me preguntaban por quién iba a hinchar cuando jugáramos contra Argentina, pero siempre desde la buena onda”.

Pero la adaptación no fue nada sencilla porque las diferencias culturales son grandísimas. Tan grandes como que Irán es uno de los dos únicos países del mundo (el otro es Afganistán) en usar el calendario persa. Un calendario que el pasado 20 de marzo celebró Nouruz, su día de año nuevo número 1393, que colaboró para que el argentino tuviera su primera gran anécdota: “Manejan un calendario diferente; yo, para poder hacer las fichas y planificar a nivel individual el trabajo de cada uno, les preguntaba sus fechas de nacimiento y ellos se ponían a hacer cálculos. Fue algo muy extraño, forma parte de sus costumbres”.

La religión, el islamismo, es un tema trascendental en la concentración iraní. “Hay un horario de rezo que no afecta en lo más mínimo el trabajo cotidiano, pero que se cumple diariamente”, cuenta. El tema es que hay días religiosos en los que debe cambiarse el entrenamiento por la alimentación de los jugadores.

El material con el que cuenta Irán para hacerle frente al Grupo F es mucho menor al de Argentina, Bosnia y Nigeria. Sin embargo, Giacchino destaca varios aspectos de los jugadores asiáticos: “Son muy guerreros. No sé si es la forma de vida que llevan pero están acostumbrados a pelearla hasta el final. En la Eliminatoria dieron vuelta resultados adversos en varios partidos, lo que demuestra que son fuertes mentalmente. Físicamente hay de todo, algunos que juegan en equipos más fuertes que otros, por eso vamos a llegar al Mundial con una pretemporada de dos meses”.

El preconcepto que uno a veces tiene de un lugar tan lejano puede romperse tan sólo al poner un pie en él. Eso fue lo que le pasó al argentino no bien llegó a Teherán: “A nosotros, a través de los medios, nos tratan de hacer ver cosas que no siempre son así. Vos llegás a Teherán y pensás que te vas a encontrar con lo que te muestra CNN, que es una ciudad en caos, a los tiros por las calles, que está al borde del colapso, y la realidad es que Irán es un país como todos, que tiene zonas lindas y zonas feas. Son 90 millones de habitantes y la capital tiene una arquitectura muy distinta a la nuestra, pero es muy pintoresca, está ubicada a la ladera de una montaña, con un crecimiento constante. Me contaban cuando llegué que hace diez años empezaron con un proyecto de construcción de autopistas, y la verdad es que me quedé sorprendido cuando lo vi”.

"Acá tenemos a nuestro Messi", le dijeron a los jugadores iraníes en la presentación de Giacchino.

Antes de vivir esta experiencia, Giacchino fundó junto a Néstor Lentini, Pablo Dolce y Gerónimo Gris la empresa FisioSport, que es un centro de medicina del deporte, evaluación deportiva y preparación física que trabaja con varios jugadores por el mundo, como el colombiano Freddy Guarín, Ricky Alvarez, Ezequiel Lavezzi, Mauro Zárate, Javier Pastore, Ezequiel Muñoz y Claudio Yacob, por nombrar algunos casos. Trabajó en Banfield como parte del cuerpo técnico de Jorge Burruchaga, en 2009, y hoy es el encargado del Laboratorio de Fisiología del Cenard. Justamente desde el Cenard, cuenta que la expectativa con la selección iraní es muy grande porque hay un mercado muy importante en los medios gráficos. ¿El motivo principal? Los 18 diarios deportivos que hay en el país, que tiene la lucha libre como deporte nacional.

La gira de trabajo que empezó en Sudáfrica hace casi un mes y que culminará en Suiza antes de ser la primera selección que llegará a Brasil, para instalarse en el complejo Joaquim Grava, de Corinthians, no le impide pensar en el 21 de junio próximo, día en que enfrentará a la Argentina.

“Pienso en el partido con unos nervios terribles. Todos los días pienso qué voy a hacer durante el Himno argentino y me digo: ‘¿Me paro? ¿Me quedo sentado?’. Y siempre me respondo que, de última, hago la de Lavolpe con México en 2006 y salgo después del Himno. Pero no tengo idea. Vamos a ver en el momento”.

La entrevista sigue a lo largo de los días mediante WhatsApp, aplicación que estuvo a punto de ser bloqueada la semana pasada por las autoridades del grupo que controla el contenido digital del país islámico. Por ese medio, cuenta que el Asadi Hotel es “su nueva casa” y que Viber y Skype lo salvan para hablar con su señora y sus hijas. Facebook está bloqueado debido a las protestas que siguieron a la polémica reelección de Mahmoud Ahmadinejad, y YouTube también. Los sitios de noticias son de complicado acceso, entonces él avisa: “Las fotos te las voy a tener que mandar por mail porque no hay otra manera de publicarlas”.

Antes de irse a entrenar, deja su sueño: “Poder clasificar a octavos. Sería un hito para Irán. Y la otra parte no te la puedo decir porque me puede llegar a complicar…”. Un sueño que en su familia, durante la cita máxima, tendrá dos banderas: la albiceleste y la verde, blanca y roja…

(*) Esta nota fue publicada en la edición impresa del Diario Perfil.