martes 23 de abril del 2024

Brasil perdió la cuenta (y otras cosas más)

Vapuleados por la selección alemana, los de Scolari pelearán el tercer puesto. La hinchada, dividida entre el recuerdo de Neymar y un hexacampeonato que no fue. Galería de fotosGalería de fotos

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Eins, zwei, drei, vier, fünf, sechs, sieben. Así cuenta Alemania los goles a Brasil, en un partido que muchos suponían difícil. Lo fue, según desde dónde se mire. Pero si los hechos son sagrados, no hay mucho que hacer ante el 1-7 en el Mineirão.

Qué ocurrió dentro de la cancha es, hasta ahora, una inesperada bofetada del destino. Lo que se vivió en las tribunas da un poco más de color a la caída del anfitrión. Acompañado por una legión de caretas de Neymar en las tribunas, el equipo llegó con una épica espartana al estadio. Un himno cantado a gritos, con Julio Cesar y David Luiz agitando la camiseta del delantero, que cursa los primeros días del reposo absoluto ordenado tras la fractura de una vértebra lumbar en el partido con Colombia. La total saudade del ídolo no alcanza para explicar el bajón anímico del juego.

Y una sorpresa ante la inalterable Alemania. Casi la misma Alemania impávida que con un 4-0 nos borró de Sudáfrica en cuartos de final. Una a favor de los últimos irmãos que nos quedaban: a diferencia de Argentina en 2010, se va en semifinales. Pero tras un 7 a 1.

Mientras tanto, las burlas comenzaron a sentirse desde el primer tiempo, cuando la frenética goleada obligó a la platea a seguir viendo un juego que ya había perdido cualquier emoción. ¿Hasta cuándo se cuentan los goles? ¿En qué momento el partido se volvió imposible de darlo vuelta? ¿Y desde cuándo vale la pena preguntar tanto?

Al mismo tiempo que el DT Felipe Scolari brindaba una incómoda conferencia de prensa, la presidenta Dilma Rousseff compartió su pesar por la derrota. “Así como todos los brasileños, estoy muy, muy triste con la derrota”, tuiteó. “Lo siento inmensamente por todos nosotros. Los hinchas y nuestros jugadores”, siguió la mandataria, que días atrás se reconocía como hincha número 1 en la misma red social.

A la confusión verdeamarelha y la soberbia germana se contrapone la desesperanza de las otras “torcedoras” que, como Rousseff, le pusieron cara a la derrota. Quedaron los vibrantes colores, mezclados con la amargura de una goleada inédita.

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