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Ya culminado el vibrante choque de semifinales, los jugadores de Boca Juniors se disponían a protestarle al árbitro Germán Delfino cuando un hincha de River infiltrado comenzó con las cargadas. La reacción del plantel de Boca no se hizo esperar y hubo golpes, patadas e insultos.
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Al final, el simpatizante fue apartado por personal de seguridad y el entrenador Rodolfo Arruabarrena tuvo que interceder para calmar los ánimos entre sus dirigidos.
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