viernes 19 de abril del 2024

Las pretemporadas y un debate que atrasa

El problema con los artículos es el desconocimiento. Es moneda corriente ver como se despotrica contra el trabajo de los preparadores físicos.

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Comienza un nuevo año y con él, el momento más controversial del fútbol argentino. Por encima de las discusiones que desatan los partidos y las controversias generadas por los protagonistas, la afamada “pretemporada” es la etapa más proclive al debate de posturas. Mucho se ha hablado y se seguirá hablando, en relación a la preparación de pretemporada de los equipos. Como no hay una verdad absoluta y existen posturas completamente antagónicas con resultados favorables, es menester asumir que existe una biblioteca entera disponible para justificar cualquier posición.

El término “pretemporada” ya es parte del vocabulario futbolero. Jugadores, entrenadores, preparadores físicos, dirigentes, periodistas e hinchas utilizan la expresión con asiduidad, aunque no necesariamente entiendan lo mismo. Para el futbolista novato es el primer “viaje a Disney”, la posibilidad de disfrutar sensaciones que siempre soñó pero que nunca había experimentado; para el veterano es el sufrimiento, por la monotonía del encierro y la mayor carga de entrenamiento. En el cuerpo técnico, el entrenador (DT) lo vive como una etapa de planificación, trabajo y tranquilidad, no hay resultado de por medio que condicione su día a día; mientras que para el preparador físico (PF) es el súmmum de su protagonismo. Al dirigente, la pretemporada, lo obliga a hacer cuentas: dónde, cuándo, quiénes y cuánto sale. El periodismo lo vive como una etapa mixta de noticias, primicias, cuestiones físicas desconocidas y viajes (con sus respectivos viáticos). Al ojo del hincha, la pretemporada es la banalidad anodina, la época más abúlica del año.

En los últimos años, el autor más citado en cualquier artículo que aborde el tema, es Paco Seirulo (histórico PF del Barcelona). “Cada deporte requiere un tratamiento específico”; “Creo que es imposible que, entrenando un mes, se llene, como se pretende, el tanque de un futbolista para toda la temporada”; “Lo correcto es prepararse para el primer partido. Exclusivamente. Y luego para el segundo… y así sucesivamente”; “La cuestión no es tomar fuerza en las piernas, sino adaptar la musculación a lo que luego vas a hacer en el campo. Lo contrario genera lesiones. Muchas veces la culpa la tenemos nosotros, los preparadores físicos, porque para ser diferentes hemos inventado cosas que dañan a los jugadores”, son algunas de las tantas citas que se pueden encontrar simplemente rastreando en cualquier buscador. Otra de los oráculos actuales es Rui Farías, preparador físico de Mourinho y continuador de la corriente de la Periodización Táctica (creada por Victor Frade): “Cuando veo pretemporadas de equipos y muestran imágenes de los atletas corriendo, trabajando en espacios que no son el campo de fútbol -playas, instalaciones de golf y otros-, pienso que son métodos anticuados, arcaicos”. Con sus diferencias técnicas, el concepto global es muy similar: al futbolista se lo entrena con una pelota de fútbol y dentro de un campo de fútbol (no necesariamente utilizando las mismas dimensiones).

Hoy, una pretemporada, no se asemeja a lo realizado en el siglo pasado e intuyo que tampoco será igual a lo que vendrá dentro de diez años. La preparación del futbolista va evolucionando: ya no es más considerada una mera cuestión física, sino un concepto de preparación integral. Hace 15 años en Cariló, Vélez realizó una pretemporada, donde entrenaba triple turno todos los días y en dos de los estímulos ni siquiera se llevaban las pelotas: se concurría al gimnasio, se corría por las calles o se trepaban los médanos. Hoy, el mismo preparador físico sigue trabajando en la élite pero con concepto de preparación diferente. Aplicó la máxima de Florentino Ameghino, “cambiaré de idea tantas veces como adquiera conocimientos nuevos”, y eso habla muy bien de él.

El problema con los artículos sobre las pretemporadas es el desconocimiento. Es moneda corriente ver como se despotrica contra el trabajo de los preparadores físicos y se dan como válidas premisas arcaicas que sólo son aplicadas por quienes están atrasados en la capacitación. Difícil es presentar bases sólidas para defender fundamentos. La preparación debe ser integral (técnico, táctica, psicológica y también física) para cada futbolista, también debe ser específica: ¿o alguien puede creer que un juvenil y un veterano se preparan de la misma manera? Ahí radica la dificultad en el fútbol: entrenar en conjunto con requerimientos diferentes. Desde el desconocimiento o desde la filosofía barata, se continua criticando las evaluaciones, que no son justamente el Santo Grial pero sirven para detectar aspectos deficitarios e individualizar el trabajo. El futuro está en el entrenamiento específico en campo y con el elemento (pelota), monitoreando la carga aplicada (GPS) y la fatiga percibida (por intermedio de las variables fisiológicas) por cada uno de los futbolistas. La tecnología está entre nosotros. Adquirirla es costoso; negarse a usarla, suicida. Es el tiempo que viene. Son señales de una nueva Era, aunque algunos no puedan verlas porque se quedaron debatiendo sobre el uso del press de banca y la bolsa de arena.