miércoles 17 de abril del 2024

Riquelme: Cinco tetas ya es un exceso

Alguna vez, Borghi utilizó la curiosa metáfora acerca de que Román era "una mina con tres tetas". El enganche no tiene equipo y suena en Cerro Porteño, donde está Fabbro, el novio de Larissa.

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“Vinieron viniendo de a poco. No ya como invasores sino en misión de paz. Esta misión estaba bien calculada, relata el Tácito porteño, para tratar con un pueblo inocente y suspicaz como el paraguayo, tan propenso a la desconfianza como fácil de alucinar”. Augusto Roa Bastos (1917-2005); de su novela “Yo, el supremo” (1974).

La metáfora era curiosa y algo excesiva, pero muy gráfica. “Para mí Riquelme es una mina con tres tetas”, se ensimismó Claudio Borghi, antes de que el objeto deseado llegara con toda la pompa a Argentinos Juniors, acompañado por un elenco curiosamente multiestelar por tratarse de una película Clase B, estilo Roger Corman. Si la intención fue destacar su excepcionalidad, su condición de “distinto” aún en detrimento de la estética y las sagradas leyes de la naturaleza… en fin, la idea quedó más o menos clara.

Pero todo salió mal. El equipo no logró armarse nunca y una sucesión de derrotas provocaron dos hechos sorprendentes. El primero, la forzada renuncia de Borghi, prócer del club. El segundo, el milagroso e inmediato rush ganador de la mano de Pipo Gorosito, el nuevo entrenador, con quién el 10 decidió tener una relación sólo profesional, y hablar con él lo estrictamente necesario. Es decir, casi nada.

El clima tenso se profundizó cuando Riquelme echó al masajista apodado Galíndez, aquel patriota del bidón con caldos de ensueño que le dieron de beber al pobre Branco en el derby Argentina-Brasil, del Mundial de Italia. Costó, pero con angustia y pocos lujos,

Tres Tetas logró la hazaña: metió al equipo entre los cinco de su zona que el montacargas grondoniano llevó a Primera.

Lo simbólico, la emoción, las lágrimas que provocaron su regreso a su primer hogar, se cortó con un desangelado anuncio: “objetivo cumplido”. Listo; chau, que les vaya bien.

El contrato decía otra cosa, pero la temporalidad del Enganche Melancólico no repara en esos detalles. Lo que él busca, a esta altura de su vida, son desafíos intensos pero cortos, semestrales, heroicos, en divisa fuerte. Dejar su estela y desaparecer; misterioso, omnipresente.

El nuevo torneo anual de treinta equipos es una eternidad y tiene más personajes que novela de Tolstoi. Jugarlo, con viajes y recesos, lo llenaría de tedio y mal humor. Además, ¿a dónde ir? ¿Usar una camiseta que no sea la 10 de Boca y ser un rival en el patio de su casa? ¡Jamás! Pecatto mortale.

Poco a poco, Riquelme dejó de ser noticia. Especular sobre su posible destino –retiro parcial, total, en cuotas, retorno a Boca, ofertas de Brasil– dejó de ser tema de debate. Arruabarrena y Angelici pasaron días tranquilos, sin tener que improvisar salidas elegantes para decir que no, sin decir que no. La convocatoria para exigir su vuelta a Boca reunió a un puñado de simpáticos incondicionales frente a su casa, con petitorio y 13 mil firmas. Conmovedor, pero escaso.

La gente, aburrida, con un mercado de pases tan berreta que ni puede sostener mentiras piadosas, se resignaba al tedio mientras Riquelme seguía con su vida de ex jugador. Su hermano Cristian –a quien le prometió jugar hasta los 40– lo mostró en su Twitter, feliz, despreocupado, festejando las fiestas en familia. Días después, se conocieron unas selfies románticas con “su nueva novia” de Puerto Madryn: Stefanía Domínguez, modelo de cuerpo escultural y bonito termo animal print, toda una novedad para futuras sesiones de mate con amigos. Para completarla, Jaqueline Dutrá, ex de Palermo, confesó que alguna vez, ya separada, el enganche quiso engancharla. De fútbol, nada. Ni un amago, ni un rumor.

Hasta que llegó la noticia. En Paraguay juran que fue idea de los dirigentes; que Astrada, el técnico, nada sabía y contestó, políticamente correcto, frente a los medios: “¡Claro que me gustaría tenerlo!”. A Cerro Porteño lo llaman “la mitad más uno”, como a Boca. Es el club que, dicen, quiere a Riquelme.

El tema es que Astrada tiene a un jugador de características similares que, además, es un mimado de la gente: Jonathan Fabbro, argentino nacionalizado, de reciente paso por River. Un conductor, diestro, de gran pegada, que suele jugar detrás de los puntas: José Ortigoza y el español Dani Güiza.

“Ojo con Paraguay”, avisó Maradona esta semana, seguro que Ramón Díaz no hubiese aceptado ser DT de la Selección de Paraguay de no existir una nueva generación de excelentes jugadores con quienes trabajar. Una economía que supo crecer un 13% en 2013, hoy se puede dar el lujo de traer estrellas para elevar el nivel de su fútbol, pagando contratos altos. Es la idea.

Si se confirma el pase: ¿es grave el problema futbolero para Astrada? No. Riquelme puede ser enganche; Fabbro, segunda punta, Ortigoza delantero de área y Güiza, recambio.

Fabbro admira a Riquelme y recuerda cuando, siendo un chico de inferiores en Boca, le regaló un par de zapatillas. Los problemas pueden surgir... por otro lado. Si bien Fabbro es figura, la estrella no es él, exactamente. La estrella es ¡Riquelme!

Larissa Riquelme, aquella chica que se hizo famosa alentando a Paraguay en el Mundial de Sudáfrica con un celular estratégicamente colocado entre sus inquietantes pechos. Ella y Fabbro son, por lejos, la pareja más famosa y rentable del país.

Si nuestro Riquelme da el sí y pasa a ser, por peso específico, patrón del equipo e imán de todas las miradas, tal vez descubra un rival impensado, inédito. Una chica de carácter fuerte y frases filosas como puñales que no acostumbra a compartir el centro de la escena mediática que ocupa con su novio.

Ramón Díaz en la Selección será un show, sí. Pero no podría competir si estalla el duelo Riquelme-Riquelme, con el bueno de Fabbro completando el triángulo. Wow. No sé cómo jugará ese equipo, lo confieso. Pero si se llega a dar esa interna, será para alquilar balcones. Muy bizarro, todo. Cinco tetas ya es un exceso, para cualquiera.

(*) Esta nota fue publicada en la edición impresa del Diario PERFIL.