Está claro que ni River ni Teo Gutiérrez pasan por su mejor momento. Esta situación viene desde hace varios partidos pero en la noche del Monumental quedó más en evidencia que nunca.
River tendría que haber goleado pero nunca pudo pudo meter el segundo gol que le trajera tranquilidad y en un descuido, Juan Aurich encontró un premio que no merecía: el empate.
Una cosa va de la mano con la otra. Porque si Teo se hubiese amigado con el gol, todo habría sido distinto. En 20 segundos tuvo dos jugadas consecutivas. En la primera eludió al arquero pero pateó con poco ángulo y la pelota dio en el poste derecho. El balón volvió al área y desde el punto penal el colombiano volvió a definir, pero ahora pegó en el palo izquierdo.
Minutos después, con el partido todavía 1-0 a favor de River. Se llevó la pelota de pecho con mucha categoría y fusiló al arquero. Pero no era su noche y el travesaño reventó el travesaño. La mezcla de falta de puntería y la mala suerte fue demasiado castigo para un equipo que merecía mucho más.
9KfOOlksH8w