viernes 29 de marzo del 2024

Una vez barrabrava, siempre barrabrava

Lo que Gámez no acepta es ser ‘game over’. Estar afuera de todo y lejos de todos, sin apoyo de nadie y sin butaca con respaldo alto.

442

El otra vez presidente de Vélez Sarsfield, Raúl Gámez, tiene el legendario instinto envenenador del alacrán (versión sudamericana del escorpión). Después de pasar la mitad de su vida maldiciendo a Julio Grondona, calificándolo como lo peor que le había pasado al fútbol nacional, pese a que su club sólo fue campeón cuando Grondona gobernó la AFA y le facilitó los caminos para que –a la hora de las conquistas deportivas– fuese más allá de nuestras fronteras, ahora dice que ‘el sistema actual es mucho más grave sin Grondona’.

Lo que Gámez no acepta es ser ‘game over’. Estar afuera de todo y lejos de todos, sin apoyo de nadie y sin butaca con respaldo alto; entonces dice con la misma soltura de estupidez que cualquiera de nosotros podría decir que “no piensa salir con Angelina Jollie”, él le cuenta a sus periodistas amigos que “no va a ir por la presidencia de la AFA”. A) Sabe que no ganaría como nosotros sabemos que Angelina tiene mejores propuestas y B) no desconoce que si hay algo para arreglar en el fútbol local no será él quien lo haga. Debe ser consciente de sus limitaciones que no van más allá de la bravuconada verbal.

Como no tiene ideas propias, nunca las presentó, tira frases contra todos, como esos locos de la guerra que siguen disparando tiempos después que se firmó la paz. Para cierta prensa estos tipejos son fantásticos, siempre dan un título, aunque el contenido luego esté vacío. Este Gámez, que nunca dejó de ser el barrabrava que alguna vez lideró a la mínima hinchada más agresiva de Vélez, cuando el Fortín era un club ejemplar en casi todos los aspectos que comenzaba a contagiarse de la degradación general, muestra, cada vez que abre la boca, que ‘Ringo’ Bonavena tenía razón cuando sostenía que “la experiencia es un peine que nos prestan cuando nos quedamos pelados”.

Volviendo a su carencia innata de ideas, tan propia de la dirigencia nativa, y al amparo del ocio que le concede tiempo para hablar (continúa sin saberse a qué se dedica, aunque algunos allegados digan que a los negocios inmobiliarios sin que nadie consiga precisar nada al respecto) con tal de hablar –retomo- especialmente cuando su equipo pierde en la cancha, dice que en Argentina hay que copiar a España porque “la AFA está enferma”, cosa con la que concuerdo, porque lo estará mientras existan dirigentes de su calaña.

Jamás, insisto, propone una idea propia. Él cree que es original copiando. Copiar a España, en sus palabrerío pueril es separar, significa tener una Federación por un lado y una Liga por otro. La Federación se encarga de la Selección y de lo macro y la Liga de organizar los torneos. Fuera que no es un modelo español, ni España es el único país que lo implementa, este sistema fracasó en varios lados (Brasil, sin ir muy lejos). Fue un acierto en otras partes, claro. No por el modelo en sí sino por quienes lo manejan. En sociedades donde las cosas funcionan ese sistema –como lo opuesto, el  sistema nuestro digamos– también funciona. Y viceversa. No es un tema de sistemas es un problema de gente a su cargo.

En España, aunque continúa vigente, no es un suceso. No. La deuda de los clubes es peor que la deuda de los clubes de argentina aunque allá no debiese existir porque se recauda mucho más por derechos de TV, patrocinadores, ingresos societarios, etc, etc. Pero Gámez, repitiendo lo que alguien debe haberle soplado al oído, cree que si lo hacen ‘afuera’ debe estar bien, cosa muy de cipayo nunca extinguido, además de ser una manera de insultar a los de ‘adentro’. Envenenar es lo suyo. Siempre lo fue. Alacranismo puro.

España, aunque anda mal como país (de la zona del Euro), todavía es mejor que nosotros, porque nosotros somos los peores del planeta si nos medimos desde las potencialidades. Pero su fútbol, aunque desde aquí se lo mire embobadamente como buenos colonizados que fuimos y seguiremos siendo, es un desastre. Una generación, la de Iniesta y Xavi por nombrar a dos, le hizo creer a la gilada que estaba todo bien, que ganar un Mundial lo demostraba. Craso error. Es en Alemania donde está todo bien. Pero la ‘patria-burra’, esa que escucha a VH como si fuese el papa Francisco o se pone contenta porque Lanata tiene nuevo riñón sin darse cuenta que sólo podría alegrarnos si tuviese nueva moral, sigue creyendo que el tiqui-tiqui de un momento determinado en piernas de jugadores excepcionales, es la fórmula vencedora. Y si lo es en la cancha, su sistema de Federación y Liga separadamente debe ser útil. No lo es. Que Gámez lo crea correcto es la mayor y mejor certificación de que no va, de que no hay que copiarlo.

El hispano es el peor campeonato que existe. Antes de que comience se conoce al campeón y al descendido y se sabe quiénes irán a las copas. Eso sólo sucedía en Uruguay hace cuatro décadas, pero hasta nuestros vecinos modificaron esa aberración: Peñarol y Nacional cada vez son menos grandes porque Danubio, Defensor y Wanderers por citar a otros tres clubes de la ‘Banda Oriental’ cada día son menos chicos. En España, en cambio, todo sigue igual. Todos van al baile pero con las lindas apenas bailan dos.

Eso en lo deportivo que, en el fondo, si les cabe, allá ellos. Lo dramático es que en lo económico va igual de mal. Gámez cree que su Vélez, y por lo tanto él, recibirán más dinero de la televisión si se separa AFA de una nueva Liga. Casualmente estuve estos días en España, donde sé que él también anduvo, y la deuda de sus clubes es tema diario, tanto como la lesión de Messi en la semana que se fue a la Selección Argentina (nunca vi que un pie dolorido pueda generar tanto espacio en los periódicos, inclusive en los buenos, que también siguen siendo mejores que los nuestros). La deuda de los clubes ibéricos es diez veces la nuestra o más según el cambio con el que se multiplique.

Ya no la Federación –que esa nunca debe nada, aunque la Liga tenga beneficios de 156 millones de Euros (aquí se critica que la AFA sea rica y los clubes continúen pobres)– los clubes de nuestros colonizadores deben fortunas siderales. No es que le robe a las entidades, sólo que, como la AFA, es mejor administrada. La culpa es de los clubes que cometen desquicios aquí y allá. En la temporada 2012/13 los clubes españoles se endeudaron con el fisco en 643,6 millones de euros, y aunque recibieron un tirón de orejas y en 2013/14 redujeron ese débito en 139 millones (ahora deben 496 millones de euros) no lo fue porque hayan cuidado de los costos, simplemente sucedió porque recaudaron casi 158 millones más en la suma total de ingresos: entre otras cosas hubo casi 400 mil asistentes más a las canchas ibéricas. De lo contrario estarían igualmente endeudados. Endeudarse es la droga del dirigente-hincha, ese que no debiese pisar la sede de los clubes y menos aún integrar sus cuadros directivos.

La última temporada los clubes españoles, con su bendito marketing que encabezan el Barça, el Real, Messi, Cristiano y cía., sólo por ingresos de exportación recibieron estas fortunas: 844 millones de euros por derechos de retransmisión televisiva y 623 millones por el llamado match day (en vivo), más de 392 millones por el rubro comercialización, 84 millones por publicidad, 262 millones por transferencias y 116 millones –siempre de euros– por ‘otros ingresos’. Una fantasía vista desde la pobreza argenta. Pero no les alcanza. A nadie. A ninguno. Clubes chicos como el Elche llevan dos meses sin pagarle a sus futbolistas. El Recreativo de Huelva y el Sporting Gijón, cosa parecida.

Si Gámez, como otros perturbados, cree que el problema es de la caja reducida de los clubes chicos y por eso sigue criticando a la AFA por el torneo de los 30, que sabe como nadie que no es cosa de la AFA sino imposición del gobierno K que paga el fútbol o la televisación del fútbol, también se engaña. El Real y el Barça ojalá tuviesen los problemas del Elche. Entre ambos acumulan el 27,8% de la deuda, que no es solo aquella al fisco peninsular, no, qué va, la deuda de todos y por todo suma un total de 2.757 millones de euros según la memoria 2014 entre Primera y Segunda División.

Sí, créalo, está en la memoria económica; y 767 millones los deben los tan aplaudidos Barcelona y Real Madrid. En gran medida por sus locuras de fichajes. El ‘Tata’ Martino fue criticado cuando dijo que ningún jugador y menos aún el galés Bale valía 100 millones. Ahora mismo el Real le compró al Oporto de Portugal al brasileño Danilo, un lateral, en 31,5 millones de euros convirtiéndolo en el fichaje más caro de un defensor en toda su historia. Y eso que ya había gastado 30 y 30 cuando también incorporó a los portugueses Coentrao (Benfica) y Pepe (Oporto). Son como Gámez. Sin salida. Y no es que adquieren un defensor cada década, no. Danilo es el lateral derecho número 32 que el club insigne del franquismo adquirió en este siglo donde apenas van 15 años. Eso da más de dos jugadores por temporada.

Volviendo a los derechos de TV, la Primera División se queda con el 92,9% y la Segunda con un miserable 7,1%. Todos grandes números, como que la Liga es líder mundial digital con mil millones de personas asistiéndola en youtube y un millón de seguidores en twitter. Pero eso no se monetiza y aunque generase más lucro sería igual porque nada alcanza aunque Gámez diga que ese es el modelo a copiar. Vélez Sarsfield, en España, sería peor tratado que aquí, con suerte se parecería a un Sevilla. Con suerte. Mucha suerte. Pero el barrabrava-presidente no lo entiende. Es mucho pedirle.

A los argentinos como Gámez les gusta decir que nuestro fútbol, que es lo único bueno de verdad que conservamos hace más de un siglo, no funciona. Que está enfermo. Lo que no funcionan son los dirigentes como él que si quiere copiar algo puede copiar lo bueno y no un sistema de verdad enfermo. ¿Qué cosa? La manera de asociar hinchas del Benfica de Lisboa, líder en el planeta, con 270 mil socios pagantes, más que el alemán Bayer Munich (238 mil) y más que el Arsenal londinense, tercero en el podio (225 mil). Los españoles, pese a toda esa alharaca ‘gamera’ ocupan el cuarto lugar, el Real, gracias a Cristiano Ronaldo y su imagen  casi al nivel de lo que fue la de David Beckham en su momento, con 206.500 socios. Los únicos del orbe con más de dos centenas de miles de abonados. El quinto es el Barcelona, en parte gracias a Messi, con 154.000.

¡Ah! ¿Que eso es Europa? No lo crea. El sexto en el mundo es el Inter de Porto Alegre, Brasil, con 130.204 asociados que pagan mensualmente, más que el Porto (7º) y el Borussia Dormund (8º). Otro sudaca es el noveno, el Palmeiras paulista que le gana al Inter de Milán (10º) y al Manchester United los únicos once clubes que superan los 100 mil socios. Vélez podría ser más porque ya lo demostró, atraer a más pagantes, pero no vendiendo a Pratto por la mitad de lo que vale ni dejando de lado al arquero uruguayo Sosa o a Cabral por decisión de la dirigencia (de Gámez), según los propios jugadores que seguirán cobrando sus sueldos y desvalorizándose por no tener vidriera. Por eso Gámez echó al hijo pródigo ‘Turu’ Flores para traer, más costoso, a Miguel Ángel Ruso, su amigo personal que le permite que le maneje el plantel. Eso es lo que hace y lo que haría si un día gobernara la AFA. Dios no lo permita.

Ese es Gámez, que monta un equipo lejano del que el club lució en los últimos años y busca culpables de su debilitamiento en otros lados, como, por ejemplo, en el Tribunal de Disciplina de la AFA donde las cosas funcionan democráticamente y con gente honorable. Acaba de criticar a su miembro, el juez Ballesteros, sólo porque es de River y al presidente del ente disciplinador, Fernando Mitjans, hijo homónimo y también escribano, de quien en los setenta –antes de los milicos–, cuando Gámez era barrabrava incipiente, fue interventor y también presidente de la AFA, nada más porque, como su padre que acaba de fallecer, es de Boca Juniors. Los conocí a ambos, de modo separado y gracias al fútbol. Para definirlos de un modo claro y contundente, me alcanza decir que los Mitjans son lo opuesto de Gámez. Dirigentes que ennoblecen al fútbol.

Fernando hijo, a los 15 días de fallecido Don Julio Grondona recibió un email del secretario de la FIFA, Jerome Valcke firmado conjuntamente con el departamento de legales de la casa madre mundial del fútbol, ratificándolo en su cargo de ‘deputy chairman’ del Tribunal de Apelaciones de FIFA hasta el 2022. No querían perderlo. Grondona no lo había propuesto por amigo y sí por capaz. Y como consecuencia de la actuación de Mitjans durante la copa del mundo de Brasil, le enviaron el calendario 2015 de torneos organizados por FIFA para que elija a cuál desea ir: su trabajo es intachable por lo que debiese ir a todos los torneos. A ese señor lo critica el eterno barrabrava velezano porque no le cayeron bien unas sanciones, especialmente la de Triverio de Unión por vengar a cien víctimas que alguna vez sufrieron al siempre agresivo Cubero.

Yo tampoco concuerdo con las cuatro fechas de castigo al arquero Orion y tampoco con las tres que recibió el lateral Marín, también de Boca, cuando en el verano casi ultimó a Centurión que todavía jugaba en Racing. Pero, de allí a poner en duda la honorabilidad de Mitjans, es no conocer a esta familia o, simplemente, pensar que todos son como él y sus compinches de barrabravismo; por otro lado demuestra que si tuviese un cargo afista desde donde pudiese favorecer a su club, lo haría. No es de las barras bravas argentas que van a salir los dirigentes que cambien a nuestro fútbol. Gámez lo demuestra todos los días, cada vez que alguien le da un micrófono.

IN TEMPORE: Fantástica la actitud del árbitro Germán Delfino priorizando la idea de justicia, volviendo atrás en una decisión doble (penal y expulsión), trabajando con sentido de equipo y no por la ayuda de la tecnología como dijeron los que quieren que se la imponga en el fútbol para ver si venden algunas camaritas más. Y mejor aún las declaraciones del referí después del partido. Así se mejora el fútbol y no copiando a España.