viernes 29 de marzo del 2024

Mánager, el puesto que más se discute

De los treinta clubes de Primera, sólo siete contrataron a personas que se encargan de manejar todo lo relativo al fútbol profesional. Un lugar incómodo. Galería de fotosGalería de fotos

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Si se toma como parámetro la tabla de posiciones del campeonato, puede decirse que al trabajo de mánager en la Argentina lo comenzaron a acompañar los resultados. Entre los cinco líderes, tres designaron a una persona rentada a cargo del fútbol profesional: Boca, River y San Lorenzo. También es cierto que cuando la lupa se aleja de la punta sólo aparecen cuatro clubes en los que trabajan mánagers: Estudiantes, Lanús y los recién ascendidos Crucero del Norte y Sarmiento de Junín. Una función con una historia breve que tiene mucho para decir sobre cómo se maneja el fútbol argentino.

Un ejemplo de gestión exitosa es la de Bernardo Romeo en San Lorenzo. Cuando Matías Lammens y Marcelo Tinelli le ofrecieron el puesto hace casi tres años, el panorama era desolador: “Nadie quería venir a jugar. El club estaba muy mal económicamente. Fue fundamental ordenarlo y orden implica no sólo disciplina, sino tener al día los contratos, ser claros con los representantes y elegir entrenadores que se vayan campeones”. Romeo explica que renueva su vínculo año a año y que su continuidad “no tiene nada que ver con el arreglo de un técnico o jugador”. La experiencia de contratar un manager no es nueva en el club de Boedo, que venía del fallido triunvirato Veira-Cocco-Webber en épocas de Carlos Abdo, aventura que costó 750 mil pesos en un año.

En líneas generales, los clubes eligen como mánagers a ex jugadores o entrenadores de la institución.

Tampoco estrena oficina Juan Simón en Boca. Daniel Angelici, impulsor del ex defensor y representante de jugadores, fue una de las voces disidentes a la designación como mánager de Carlos Bianchi, cuando Jorge Amor Ameal le ofreció 1,7 millones de dólares por año. Al final, el Virrey tuvo que ceder la mitad del contrato y se terminó yendo sin títulos ni aciertos en contrataciones. Lo curioso es que el antiguo reclamo de austeridad del entonces tesorero y hoy presidente, derivó en un sinfín de erogaciones.

En los últimos dos mercados de pases, Boca gastó más de 20 millones de dólares, cifra que destinó a la incorporación de 16 jugadores. En ese lapso River sumó apenas a cuatro: Leonardo Pisculichi, Julio Chiarini, Camilo Mayada y Gonzalo Martínez. Para manejar el fútbol, desde enero de 2014 River apostó por Enzo Francescoli, que además de ídolo del club es conocedor de la parte gerencial por su sociedad con el empresario Paco Casal en Tenfield, la empresa encargada de la televisación del fútbol uruguayo. Casal, fue representante de casi 600 jugadores y autor de la frase “al River del 86 lo armé yo”.

En líneas generales, los clubes eligen como mánagers a ex jugadores o entrenadores del club. La lógica se aplica desde River a Sarmiento de Junín, que designó a Martín Andrizzi después de que el volante se retiró. Salvo Crucero del Norte, nadie nombró a un “ajeno” a la institución. “En la Argentina está muy incorporado que la tarea la tiene que hacer alguien del club, pero esto se puede hacer en cualquier lado”, afirma Ramón Cabrero, técnico campeón con Lanús en 2007 y hoy encargado de ser el nexo entre el cuerpo técnico, las divisiones inferiores y la dirigencia. “Soy más un asesor que trabaja con juveniles, y un par de veces por semana hablo con Guillermo y Gustavo. Esa es mi tarea: ser una persona de referencia, de consulta”, explica. Cabrero no interviene en las contrataciones, en ese sentido destaca el trabajo de los Barros Schelotto: “Desde que están estos muchachos, Lanús vendió por 33 millones de dólares y compró por 10, se ganó una copa Sudamericana y nunca bajó de los primeros puestos. Los números están ahí”.

Agustín Alayes asumió como mánager de Estudiantes a principio de 2013. “Los clubes pueden mejorar mucho en cuanto a repartir las tareas –explica–. Me termino encargando de un montón de cosas que al principio ni me imaginaba. Siempre hay necesidades que hacen que pases todo el día ocupado, ya sea por problemas económicos, que son la mayoría, o con temas de organización. Recién ahora, a dos años y medio, siento que vamos organizando las cosas”.

Hace poco más de tres semanas Alayes tuvo que informarle a Mauricio Pellegrino que no seguiría como entrenador del plantel del Pincha y presentar a su reemplazante, mientras escuchaba cómo el técnico se descargaba públicamente contra la dirigencia que lo acababa de echar. “Creo que le pifió a la hora de declarar. Uno tiene que aceptar las decisiones que toma el club. Entiendo que creía que lo podía revertir, pero en Estudiantes no se pensaba igual. Mauricio, como cada uno de nosotros, las respuestas las va a encontrar haciendo autocrítica. Yo me retiré y me hubiera gustado hacerlo con un partido de despedida, pero lamentablemente llegué a la última parte de mi carrera sin jugar tan bien, y me fui calladito a hacer otra tarea sin echarle la culpa a nadie. El problema es que acá en Argentina siempre necesitamos un culpable”, responde el Secretario Técnico del Pincha.

Claro que no todos los clubes tuvieron experiencias positivas con los mánagers. César Luis Menotti en Independiente, Roberto Ayala en Racing, Gabriel Batistuta en Colón, Gustavo Dezotti y Sebastián Cejas en Newell’s, Gonzalo Belloso en Rosario Central y Clide Díaz en Banfield sólo dejaron el recuerdo de intentos frustrados. Por lo pronto, el cargo, aunque muchas veces sólo parezca un nombre de fantasía, hoy pelea la punta.

El ejemplo misionero. En julio de 2012, después del ascenso a la B Nacional, Crucero del Norte designó como mánager a Darío Guimaraez, que no es ni ex jugador ni entrenador del club. Guimaraez es periodista. “Seguía la campaña relatando para una radio y después me convertí en jefe de prensa de la institución, hasta que el presidente me pidió que me haga cargo de la coordinación del fútbol profesional”, detalla Guimaraez, que asegura que en Crucero existe comisión directiva, pero el presidente es quien decide todo: “Es el gerente general y maneja al club como lo hace con sus empresas. Él baja línea y los demás trabajamos en consecuencia. Para mí no resultó un cambio muy grande pasar de una función a otra porque siempre formé parte de su círculo de confianza”.

-¿Cómo toman los jugadores que el mánager sea periodista?

-Les debe chocar tratar con alguien que no “mamó el vestuario”, pero conozco como nadie este club. Eso hace que pueda complementarme y, en definitiva, siempre termino teniendo buena relación con todos.

-Hoy Crucero está en zona de descenso y acaba de cambiar de técnico por malos resultados. ¿Un mánager busca reemplazantes mientras hay otro entrenador?

-Me manejo con mucha sinceridad con los cuerpos técnicos. A Schurrer le había manifestado que de seguir así comenzaría a mirar a otros entrenadores, porque si el club decidía que el DT diera un paso al costado, tenía que tener a mano otra cosa. Como encargado deportivo tengo que estar preparado para una contingencia.

Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil.

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