viernes 29 de marzo del 2024

A desnudarse para jugar el Mundial

En la previa del comienzo de la Copa del Mundo de mujeres en Canadá, hay controversias por el caso de la coreana Park Eun-Seon. La verificación de sexo que impone la FIFA.

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Park Eun-Seon es coreana y juega al fútbol. En su antebrazo luce un tatuaje con la leyenda “12 de mayo de 2013: el principio de una nueva época”. Ese fue el día que los entrenadores de cinco equipos de Corea del Sur se plantaron para boicotear la Liga femenina de fútbol, buscando obligarla a realizarse una nueva prueba de género.

En ese entonces, Park tenía 26 años, medía un metro ochenta y era la goleadora del torneo. Desde los quince años sobresalía por su físico y le habían permitido jugar una Copa del Mundo y dos Juegos Olímpicos, con los controles respectivos y sin inconvenientes. La artimaña buscaba desestabilizarla, era lisa y llanamente: violencia de género.

El sábado comenzará el Mundial de fútbol femenino, en el medio del temporal de denuncias y renuncias que azota a la FIFA. Sin tantas luces como cuando juegan los varones y con mucha controversia, veinticuatro selecciones se verán las caras en Canadá. Luego de cincuenta y dos partidos se sabrá quién será al nuevo campeón. Hasta el momento sólo cuatro países se alzaron con la Copa (Alemania y Estados Unidos -2-, Noruega y Japón en una oportunidad).

Los inconvenientes premundialistas comenzaron hace más de un año, cuando un grupo de futbolistas muy reconocidas presentó un planteo (que terminaron perdiendo) en la Justicia ordinaria de Estados Unidos para oponerse a la decisión de disputar el torneo exclusivamente sobre césped sintético. Se complicó hace unos días, cuando por lo sucesos de público conocimiento y por el temor de quedar preso, el secretario general de la FIFA (Jérôme Valcke) se bajó de la ceremonia de inicio de la competencia. De esta manera, a la inauguración de evento, no asistirá ninguna autoridad relevante de la entidad que gobierna el fútbol.

Entre las jugadoras presentes estará Park Eun-Seon. El debate sobre su sexualidad, que fue noticia en otras competencias internacionales (China realizó un planteo similar en la Copa Asia de 2010 y Park optó por retirarse de la competencia) aparentemente está zanjado, pero no así el tema “Reglamento para la verificación de género”, que sancionó FIFA a mediados de 2011 y sigue generando controversia.

“El objeto del presente reglamento es garantizar igualdad de condiciones a todos los jugadores, estableciendo las normas de un procedimiento estándar para la verificación del sexo de los futbolistas y protegiendo en todo momento su dignidad y su vida privada”. Así comienza el manual FIFA que estipula el protocolo de observación ante casos sospechosos de infracción porque “en los torneos de hombres, solo tienen derecho a participar hombres y en la de mujeres, sólo mujeres”.

Las respectivas asociaciones son las responsables de garantizar que todos los jugadores/as cumplan con los requisitos y de estudiar detalladamente cualquier valor de laboratorio o signo físico que exceda el dato esperado. Ahora, ¿existe algún valor esperado? Eso no está tan claro, por eso ante casos de sospecha, tanto jugadores como médicos o asociaciones involucradas, tienen derecho a solicitar una “verificación de sexo”.

El documental británico “Next Goal Wins” cuenta la historia de Jaiyah Saelua, el primer transgénero en ser seleccionado para jugar una eliminatoria mundialista defendiendo la bandera de Samoa. Jaiyah es lo que en su país se denomina como “fa’afafine” (un hombre criado como mujer, rol habitual en la cultura samoana). La selección masculina de Samoa Americana es uno de los equipos con menos goles a favor del mundo y está catalogado como la peor selección sobre la faz de la Tierra. Además de convertirse en el primer equipo en alinear un “trans”, también ostenta el récord de la mayor derrotas por goleada: 31 a 0 contra Australia en el 2001.

Lo que en su momento pudo ser el disparador para una comedia como Ladybugs (1992), donde el jovencito Jonathan Brandis se convertía en mujer para ayudar al equipo femenino del colegio, hoy es un dilema que atraviesa al ámbito deportivo.

Miranda Salman es una mexicana transexual, activista por los derechos de LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales) y una apasionada del fútbol. Desde 2012 tiene documento acorde a su elección sexual (mujer) y está batallando legalmente por su derecho a jugar en la Liga Mexicana de Fútbol Femenino. La selección azteca jugará en el Grupo F con Francia, Inglaterra y Colombia. Obviamente, como es de esperarse, Miranda no está en la lista y deberá mirarlo por televisión: de ninguna manera hubiese superado “la verificación de género”.

“El problema con esta determinación es que no sólo excluye a los que nacieron hombres, también puede propiciar el abuso sobre las mujeres que no se ajusten a las normas de femineidad, sometiéndolas a investigaciones humillantes y estigmatizantes", manifiesta la Dra. Katrina Karkazis, del área de bioética de Stanford University. Karkazis se ha dedicado a denunciar las políticas y criterios no-científicos aplicados por organismos supranacionales como el Comité Olímpico Internacional (COI) y sus asociaciones.

El caso de la corredora Caster Semenya, abanderada de la delegación sudafricana en los Juegos Olímpicos de 2012, se transformó en “leading case” (caso testigo y de referencia), porque su carga genética genera un mayor nivel de testosterona en sangre (hormona preponderante en el hombre). Aún continúan debatiéndose en los escritorios, los casos de la velocista Dutee Chand y de la mediofondista Santhi Soundararajan, oriundas de India y con una realidad similar a la de Semenya.

Entre el 6 de junio y 5 de julio, en el medio del caos inesperado que vive la FIFA, las mejores futbolistas del mundo disputarán su Mundial. Ellas, las quinientas cincuenta y dos que están en Canadá, tienen su cabeza puesta en la competencia. Para la brasileña “Marta” (Vieira da Silva), la mejor jugadora de todos los tiempos, es finalmente el momento de alzar la Copa. Para la alemana Nadine Angerer, única arquera que obtuvo el Balón de Oro, es la oportunidad de conseguir su tercer título mundial y convertirse en leyenda.

Para las norteamericanas, es la posibilidad de jugar cerca de casa y transformarse en las más ganadoras de la historia. Sobre Blatter y su renuncia, sobre la ausencia de Valcke o el vetusto modelo FIFA de “los nenes con los nenes y las nenas con las nenas”, ya hay mucha gente escribiendo.