viernes 29 de marzo del 2024

AFA: cómo llegar a 365 días de inacción

A un año de la muerte de Julio Grondona, la casa madre del fútbol argentino aún sigue anárquica y con una brecha: tinellistas y antitinellistas.

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Nada es igual en el fútbol argentino luego de la muerte del hombre que lo manejó a gusto durante 35 años. A un año del adiós de Julio Grondona, en la AFA nada es igual porque el poder del que se jactaba de concentrar el fallecido presidente hoy está tan atomizado que el horizonte no presenta nada claro.

Estar más de tres décadas al frente de una entidad que manejó millones, generó sospechas y se tornó cada vez más complicada de conducir hizo que no dejara preparado a un sucesor y que, de cara a las elecciones de octubre, no haya un candidato claro. También la AFA espera al nuevo presidente de la Argentina para tener un panorama más claro del poder que manejarán sus candidatos.

Grondona es un fiel reflejo de aquel dicho “mejor malo conocido que bueno por conocer”. Parece que el padrino del fútbol argentino era el único hombre que podía desentramar cada problema con una gran solución. Son pocos los dirigentes que creen que los males actuales que tiene la AFA son debido a la ambición de un Grondona que quiso ser el único preparado para gobernar. Hoy, sin él, nada tiene un rumbo claro. Su reemplazante natural, Luis Segura, no cuenta con el peso propio suficiente para resistir la división de una pelea de poder que tiene nuevos nombres y un solo potable sucesor que no es del grondonismo duro: Marcelo Tinelli.

Tinellistas o antitinellistas. Alguien que recorre Viamonte 1366 dice que nunca vio a la AFA “tan partida, disgregada, enroscada”. Hoy, de cara a las elecciones que se llevarán a cabo el 25 de octubre, hay una clara fragmentación provocada por el hombre fuerte de San Lorenzo. Están los que hacen lobby para que Tinelli se pueda presentar como candidato (deberían reconocerle su primer año como dirigente en el área de marketing del club, en 2008) y los que no lo quieren ver ni cerca del sillón presidencial. Entre esos conservadores están Segura, el Chiqui Tapia (presidente de Barracas Central, integrante de la mesa chica de la AFA y candidato impulsado por un Ascenso que quiere tener más protagonismo) y Víctor Blanco (presidente de Racing, apoyado por La Cámpora). Lo que está claro es que lejos está esa votación 50-0 que puso a Segura como sucesor de Grondona para mostrar una AFA unida. Todo lo contrario.

Unos sí, otros no. En esta lucha de pesos pesados, el caso más extraño es el de Boca. Para muchos, Daniel Angelici sufrió una “muerte política” tras el incidente de la Copa Libertadores con River y su posterior renuncia a su puesto de vicepresidente de AFA; sin embargo, sí tiene peso Juan Carlos Crespi, que hoy es el secretario de Selecciones Nacionales y fue el jefe de Delegación de la Copa América. ¿Qué pesará a la hora de la decisión final? Por su parte, River piensa en River, pero si hoy tuviera que apoyar a alguien se inclinaría por darle el visto bueno a Tinelli. Por el lado de Independiente, Moyano es el suegro de Tapia y, hoy, está en contra del conductor televisivo, con quien no tiene buena relación.

“Los que quieren a la AFA de verdad quieren que pasen las elecciones a presidente del país, porque ahí se va a tener un panorama más claro”, dice una voz autorizada. Hoy, si perdiera Tinelli y ganara Blanco con el apoyo de una Cámpora que ya no será la misma sin Cristina Kirchner, le quitaría fuerza a una AFA a la que, si hay algo que no le sobra, es poder.

(*) Esta nota fue publicada en la edición impresa del Diario PERFIL.