viernes 19 de abril del 2024

Martino: otro técnico divorciado de los hinchas

Con Messi lesionado, la Selección pierde un líder dentro de la cancha. Lo grave es que el Tata no termina de entrar en la gente; y así, tampoco hay un líder afuera. No es el primero.

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El puntaje lo pusieron los que fueron a la cancha: silbidos. Después de noventa minutos lamentables, la Selección argentina se retiró con una derrota ante Ecuador y con la reprobación del público. Y si los abucheos no tuvieron más intensidad, fue porque el Monumental no estaba repleto. Así, bajo protesta, se retiró el equipo. Así, sin respuestas, se retiró el Tata Martino.

Más allá de la derrota, del papelón, de aquella racha de veintidós años sin perder en el Monumental que se cortó el jueves y de los silbidos que se ensañaron hasta con los suplentes, hay un aspecto para tener en cuenta: el técnico todavía no entró en los hinchas. El divorcio entre la gente y el entrenador de la Selección nacional es un tema que prácticamente se volvió recurrente. Desde la era Pekerman que un DT no goza de la aceptación incondicional de la tribuna. Y Martino, hasta ahora, respeta esa tendencia.

Hay algunas estadísticas que tal vez ayuden a entender por qué el Tata todavía no logró la simpatía de los hinchas de la Selección. En la Argentina sólo tuvo un paso efímero por Colón y salió campeón con Newell’s. No se sentó en el banco de Boca, ni en el de River, ni en ninguno de los otros grandes. Es, para la gran mayoría, un técnico lejano. Un técnico de tierras remotas. Las mejores campañas las hizo en Paraguay: sacó campeón a Libertad y a Cerro Porteño, y llegó a cuartos de final de Sudáfrica 2010 con la Selección.

Desde la era Pekerman que un DT no goza de la aceptación incondicional de la tribuna.

La temporada de Martino en el Barcelona, Messi mediante, pudo haber sido un punto de encuentro con los hinchas argentinos. No pudo ser. El Tata no logró aprovechar el envión de esa máquina que había ganado todo con Pep Guardiola y renunció antes de cumplir un año de contrato. El salto a la selección nacional, entonces, pudo haber sido el comienzo de una bella amistad. Pero ni haber llegado a la final de la Copa América de Chile derivó en empatía.

Por ahora, Martino está lejos de lograr identificación con la gente. Lo que más ganó fue indiferencia. Como sus antecesores: Alfio Basile, Diego Maradona y Sergio Batista. El caso Maradona es atípico, como todo en su vida: si los hinchas le tuvieron paciencia fue por su etapa como jugador. Por eso, hace cerca de diez años que el técnico que se pone el buzo de la Selección no logra levantar temperatura en las tribunas. Se resignan a la tibieza.

El primer partido de una eliminatoria representa un punto de partida. El del jueves lo fue. Para el equipo, con Rusia 2018 como objetivo, y para Martino, que tenía la chance de levantar el brazo y recibir aplausos en pleno Monumental. Pero Ecuador no lo permitió. Después del papelón, cuando los jugadores ya habían desfilado cabizbajos, el Tata se sinceró: “Hicimos todo mal”. El martes juega la segunda fecha en Paraguay, contra el equipo de Ramón, que viene de ganarle a Venezuela. Sin Messi y sin Agüero. Pero la auténtica revancha será en el próximo partido de local. Cuando el Tata asuma el desafío de romper con la frialdad que todavía lo mantiene distante de los hinchas.

El técnico del pueblo todavía no entró.

Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil.