jueves 28 de marzo del 2024

Boca, la Copa, Ceballos, Borges y la lista de Gago

Lo que dejó el polémico arbitraje de Diego Ceballos en la final de la Copa Argentina y la alegría del equipo campeón del Vasco Arruabarrena.

442

“Todo lo que nos ocurre, incluso las humillaciones, las desventuras, los bochornos, todo nos es dado como material,o como arcilla, para que modelemos nuestro arte.” Jorge Luis Borges (1899-1986); de una nota en “Clarín”, 30-12-82.

Sueño que trabajo, pero trabajo de verdad. He soñado ideas de gags para avisos, notas y temas para escribir, como lo hago ahora. Cierro los ojos y en pleno ensueño escribo en mi cabeza, tac, tac, tac.

El tema obvio es Boca. Un equipo que mutó durante todo el año. Empezó con un 9 que se creía Brad Pitt y un plantel de Hollywood que desfilaba por el equipo titular como en pasarela. Se floreó y toleró como pudo la crisis luego del doble nocaut internacional a manos de un River que le birló las dos copas. Y terminó potenciado por la llegada del héroe menos pensado, astro europeo en vigencia: Carlitos Tevez. Que, tal su costumbre, llegó y fue campeón.

Escribí sobre Boca, Asch, ¡dale! –me digo– Boca vende, interesa.

¿Cómo jugó? Es difícil responder eso. Mal en muchos partidos que igual ganó. Bien, muy bien a veces, para volver a caer. Arruabarrena rescató del abismo al plantel desquiciado que dejó Bianchi pero no manejó bien el tema de las rotaciones y fue destrozado por los planteos en los superclásicos coperos. “Soy campeón o me voy”, se emplazó. Después del doblete se quedará… siempre que Angelici sea reelecto. Ajá. Fidelidad, agradecimiento, política. Tal vez un poco de cada cosa.

¿Qué hora es? ¿Las siete? Emm… Duermo un ratito más.

De pronto estoy en un laberinto inglés hecho de césped. Camino por un bulevar. Escucho voces.

—En la fiesta del plantel dijiste que algunos hablaron boludeces y por eso dedicabas el campeonato a tus compañeros y a sus familias. ¿A quién te referías?

—Lo dije porque sentí la necesidad de hacerlo. Y ya se lo aclaré en persona a quien correspondía.

—¿A quién? ¿A Angelici? ¿Martucci?

—No, con el presidente y su gente tengo buena relación.

—Juan Simón.

—Para nada, siempre nos apoya.

Gago habla con tono monocorde y repite siempre lo mismo. Me aburro. Escucho un llanto desconsolado en la entrada a un sendero sin salida.

—¡Lo vi adentro! (ahogo, lágrimas, balbuceo), mmmeq… equivoqué, jjjuro que nnno lo vi afuera. ¡No soy un robot, soy un ser humano…!

Ceballos recitaba su lamento sin consuelo. Parecía sincero. Su situación no es fácil. Los que lo critican –hoy, todos– se dividen en dos: los que lo creen inepto o quienes lo sospechan corrupto. Too much.

Vuelvo a Gago, el jugador escribano, que sigue: bla, bla.

—¿Riquelme?

—No, ¡es un ídolo del club!

—¿Algún mozo? ¿Los de seguridad? ¿Giordano? ¿El Panadero? ¿La Mole Moli? ¿Piñón Fijo? ¿Lilita Carrió? ¿Francis Coppola?

—No, no, no, no, no…

Un plomo. Es preferible ver cómo entrega ese primer pase, tic, que enamora a tantos. Pero, ¿a quién descubro sentado cerca de la ligustrina que oculta el llanto de Ceballos? ¡Al Maestro!

Sabía que lo encontraría. Hace poco soñé con espejos y hablé con dos Borges. Ahora, en el laberinto, veo al Borges inverosímil que intento acercar al fútbol. No hace mucho me pidió que lo ayudara a ser comentarista. Le pasé diez lugares comunes, de esos que se usan todo el tiempo, y ya estaba como para transmitir la Champions.

—¿Qué le sucede a ese pobre muchacho, Asch?

—Tuvo un pésimo arbitraje en la final de la Copa Argentina. Anuló un gol muy polémico a Central, cobró un penal para Boca que había sido un metro y medio afuera del área y convalidó otro gol de Boca en offside. Un escándalo. Le será difícil seguir dirigiendo, al menos en el primer nivel. Fue suspendido por tiempo indeterminado. Como Merlos, ¿se acuerda?

—Merlos, ¡el de los cinco minutos! El tiempo es uno de mis temas preferidos, como usted sabe. Hablamos sobre eso, ¿recuerda?

—Por supuesto. Fíjese lo que dijo Miguel Scime, director de formación arbitral: “Ceballos vio lo que no ocurrió”.

—Ver lo que no ocurre. Ajá. Una involuntaria forma de poesía fantástica. O tal vez una manera de reconocer a la frase nietzscheana: “No hay hechos, sino interpretaciones”. Qué hombre profundo. Por cierto, Asch: ¿Ceballos es buen profesional? ¿Lo cree honesto?

—Era una promesa del referato, pero su evolución no fue la esperada. El año pasado sorprendió que un técnico serio como Walter Perazzo, entonces en Olimpo, denunciara que en pleno partido Ceballos alentaba a los jugadores de Boca. Ser árbitro no sólo es difícil: es tortuoso. Decidir en una fracción de segundo, sin dudar, con 40 mil personas bramando y la televisión repitiendo la escena cien veces. Uf… no tengo por qué creer que sea deshonesto. Quizá no sea tan bueno. Estar ahí y no equivocarse es imposible.

—Si tiene problemas de visión, como los que tuve yo, quisiera decirle que la ceguera es un modo de vida, y un modo de vida no enteramente desdichado. La ceguera es cómplice del olvido y….

—No, Borges. Lo de Ceballos no es físico: es técnico. La pifió feo y pagará, como Merlos y tantos otros. Es un tema de justicia.

—¿Justicia? Qué exótico. Digamé, Asch: ¿No lo agota el fútbol?

—A veces. Por repetición. Uno sabe o intuye lo que va a pasar. Pasa, y el show sigue. Hoy vuelven a jugar Central y Boca, en Rosario. Con ánimos muy caldeados.

—El eterno retorno. Otra vez Nietzsche…

Una voz eufórica se escucha detrás de otra ligustrina:

—¡México te hace crecer como técnico, es un fútbol táctico, difícil!

Es Diego Cocca, que deja Racing para cobrar fortunas en la liga azteca.

—¡México! ¿Acaso la vieja Europa entró en una decadencia ya irrecuperable, Asch?

—Mm… no lo creo. Para nada. Pero déjeme preguntarle…

Luz en mis ojos. Ya estoy despierto y tengo que escribir, maldito sea. Bueh. A River lo esperaré una semanita a ver si se recupera de su horrible partido con Huracán. El tema es Boca y Ceballos.

¿Cómo escribir algo que no sea aburrido con todo lo que ya se dijo? Veremos, dijo Stevie Wonder, y puso primera y aceleró a fondo.

(*) Esta nota fue publicada en la edición impresa del Diario PERFIL.