jueves 18 de abril del 2024

Los borrachos del Japón, en todos lados

Cincuenta barras viajaron a ver a River, pese a que varios de ellos se declararon desocupados. Cómo hicieron para conseguir la plata, y el miedo a una interna.

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Todo el mundo quería estar presente en Japón para ser testigo de un momento histórico en la vida futbolística de River. Por eso hubo dieciséis mil simpatizantes que sacrificaron ahorros, suprimieron vacaciones, pidieron créditos y hasta vendieron sus autos. No obstante, la barra eligió otro camino: el de la extorsión y los negocios ilegales a través de los cuales han logrado mantenerse desde hace varios años en el corazón de la tribuna millonaria.

Veinte miembros de la facción oficial de Los Borrachos del Tablón, pese a haber declarado en sede judicial que se encontraban desempleados o con trabajos en negro, lograron viajar a tierras orientales con todo pago. Durante varios meses, además de organizar eventos para recaudar fondos, comercializaron indumentaria oficial que les obsequiaron los mismísimos jugadores luego de la obtención de la Libertadores. Y como si eso fuera poco, recibieron un guiño de un importante sector de la comisión directiva. “Hubo dirigentes que pagaron hasta dos pasajes cada uno para que pudiera estar la primera línea de la barra en Japón”, deslizaron desde las entrañas del Monumental.

Resulta evidente que las costosas travesías de los grupos radicalizados al exterior requieren de financiamiento político.

Lo cierto es que la excursión de la barra de River por Asia comenzó el pasado sábado en el Aeropuerto de Ezeiza. El grupo oficial, liderado por Guillermo “Caverna” Godoy, quien decidió viajar junto a su señora y a su hijo, partió cerca de las 17 por KLM. Dentro de esa delegación se encontraban Martín Araujo, otro de los líderes que hizo lo propio junto a su cuñado; Gustavo Larraín, Mauro y Leandro Ferreras, Juan Carlos Leguizamón, Gustavo Luzzi, Cristian Szyrko, Martín Vallejos, Lucas García y un barra apodado Conejo cuya identidad se desconoce. Todos ellos viajaron acompañados por tres violentos de Budge y dos de Boulogne, quienes minutos antes de partir obligaron a un grupo de hinchas a borrar de sus teléfonos celulares las fotografías que habían tomado ingenuamente a LBDT. Una vez arribados a Osaka, se alojaron en Shinsaibashi Lions Rock, un hotel de tres estrellas a 350 metros de Dotonbori, donde se llevó a cabo el primer banderazo. Luego partieron en tren bala a Yokohama, a quinientos kilómetros, donde aguardan la final ante Barcelona.

Resulta evidente que las costosas travesías de los grupos radicalizados al exterior requieren de financiamiento político. En este caso, los violentos de Núñez e incluso hasta algunas filiales cercanas a la barra optaron por llevar banderas de agradecimiento a Cristina Fernández de Kirchner. Tanto es así que fuentes de la Dirección Nacional de Migraciones le confirmaron a PERFIL que hubo gente de River que salió de la República Argentina con banderas políticas. “Les dieron doscientos mil pesos por llevarlas a Japón”, agregaron desde el órgano oficial. No obstante, frente al equipo japonés quedaron afuera. ¿Podrán exhibir esos trapos ante Barcelona?

Otra de las preocupaciones del entorno millonario, y hasta de la propia seguridad de Yokohama, tiene que ver con que la facción oficial no estará sola en la popular. Es que la guerra fría por la que atraviesa la hinchada de River luego de la batalla de la confitería se trasladó al Mundial de Clubes. De hecho, también viajaron treinta miembros del grupo disidente, conformado por gente del Barrio Mitre, parte de la hinchada de Excursionistas y hasta un grupo fuerte de San Nicolás. Si bien en el primer partido tan sólo hubo amenazas, gestos de provocación y miradas desafiantes, nadie asegura que la historia tenga final feliz. Para colmo, lejos de querer apaciguar las aguas, los disidentes llevarán una bandera con los rostros de Caverna Godoy y Martín Araujo con la indumentaria de la Policía Federal Argentina.

En pocas horas, River jugará tal vez el partido más importante de su historia. Y una vez más allí estarán los barras, nutriendo un negocio oscuro mediante el cual consiguieron, en esta oportunidad, tres millones de pesos para pasar una semana de vacaciones del otro lado del mundo.

Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil.