viernes 19 de abril del 2024

El “Julio H. Grondona” y las contradicciones del legado

Las consecuencias se prolongarán por años. Una invención enajenada que restó más de lo que sumó y que será difícil desarmar. Las estadísticas que lo comprueban.

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Con el champagne y el pan dulce, llega la hora de los resúmenes deportivos y un punteo detallado del año. En los estertores de 2015, es ineludible el análisis sobre el célebre campeonato de treinta equipos y un año futbolístico atípico, por no decir bizarro, producto de su implementación. En la previa, la AFA lo había denominado orgullosamente “Torneo Julio Humberto Grondona” en honor a su creador. Al poco tiempo, lo asumió como una entelequia que jamás terminaría de cuajar. Ahora que culminó, no sabe o no puede deshacerlo sin causar un cataclismo deportivo. Las consecuencias del “Torneo de 30” se prolongarán por años.

Supuestamente revolucionario, jamás pudo ocultar la excusa de caja que venía por detrás y que nunca prosperó (el Prode bancado). Mientras la Copa Argentina fue cumpliendo progresivamente con su objetivo de federalizar el fútbol, brindándole oportunidades a todos los que hiciesen bien las cosas (en las diferentes provincias) de enfrentar a los denominados “grandes”; el “Julio Humberto Grondona”, por el contrario, expuso brutalmente las diferencias en una competencia directa entre equipos con muy distintas jerarquías, poder de impacto y presupuesto.

La idea de ascender a diez equipos de la Primera B Nacional no sólo destruyó el interés que pudo haber resurgido por la segunda categoría, tras el paso fugaz de River (2011/12) e Independiente (2013/14), sino que también generó un campeonato de Primera División desigual, antagónico y de menor nivel de convocatoria: con menos clásicos o partidos de relevancia y una mayor cantidad de cruces entre equipos de menor relevancia.

Para justificar la desigualdad y el antagonismo, es necesario comparar torneos. Un método simple, sencillo y eficaz, no necesariamente el único, es promediar los puntos obtenidos por los cinco primeros de la temporada y compararlos con los de los cinco últimos. A modo de ejemplo, en la 2010/11, los cinco primeros fueron Vélez, Estudiantes, Godoy Cruz, Lanús y Arsenal, y la sumatoria de cada una de las campañas da un total de 334 puntos: este valor dividido por los 38 partidos (de cada equipo) y los 5 equipos, da un total de 1,75 puntos por partido (pxp) o 66.5 puntos por equipo (pxe).

En la misma temporada, los cinco últimos fueron Huracán, GyELP, Quilmes, Newells e Independiente. Su cosecha total fue 187 puntos y el promedio dio 0,98 pxp (o 37,24 pxe). En la 2011/12 el promedio fue de 1,71 pxp para los cinco primeros y de 0,94 pxp para los cinco últimos. En la 2012/13 fue de 1,72 y 0,92. La temporada 2013/14 fue la más pareja: 1,57 y 1 pxp (o 59,66 y 38 puntos por equipo) para primeros y últimos respectivamente.

Valores similares al del último lustro (cinco años), en mayor o menor medida, se han visto en los torneos previos: los primeros cosecharon entre 55% y 90% más puntos que los colistas. Esta diferencia se mantuvo presente, sin modificaciones, desde la implementación de los torneos cortos hasta la actualidad. Nunca el promedio de puntos de los punteros llegó a duplicar el obtenido por los últimos de la tabla.

Hasta que apareció el tristemente célebre “Torneo de 30”, que ahora posee el privilegio de haber roto el registro. Los cinco primeros fueron Boca, San Lorenzo, Rosario Central, Racing e Independiente: en total sumaron 295 puntos, que dividido por 30 partidos y 5 equipos dan un total de 1,96 pxp (o 58,8 pxe). Los cinco últimos fueron Crucero, Rafaela, Arsenal, Vélez y Chicago: en total sumaron 122, que da un promedio de 0,81 pxp (o 24 pxe).

Por lo tanto, el “Julio Humberto Grondona” deja como saldo una abismal diferencia en la obtención de puntos, entre los de arriba y los de abajo: por cada un punto obtenido por los últimos, los primeros obtuvieron 2,41. El margen, comparado con torneos anteriores, es enorme si tenemos presente que en la 2010/11 había sido de 1,78; en la 2011/12, de 1,81; en la 2012/13, de 1,86; y en la 2013/14, de 1,57.

A su vez y como hacía mucho no pasaba, en el “Torneo de 30” no sólo hubo una gran diferencia entre primeros y últimos, también todos los equipos “grandes” terminaron en el tercio superior de la tabla. Situación sin precedentes en el siglo XXI, que además posibilitó que todos clasifiquen a competencias internacionales en 2016. El peor colocado de los “grandes” y único fuera del Top Five del Torneo fue River, justamente el único que minimizó el torneo porque ya había garantizado su participación internacional en 2016 y tenía como prioridad al Mundial de Clubes.

Tanto la disparidad de puntos como la supremacía de los grandes, son algunas de las muestras de desigualdad y el antagonismo. El “Torneo de 30” pasará a la historia como la última voluntad de un Don Julio avejentado. Una invención enajenada que restó más de lo que sumó y que será difícil desarmar. Un torneo contranatural, alejado de las premisas principales de su autor. “Entré (a la AFA) con unos principios y estoy feliz por haberlos mantenido. Uno fue haberme sacado la camiseta (Independiente) y el otro es haber actuado con equidad. De eso se enorgullecía Julio Grondona, hace quince años. Su Torneo se caracterizó por lo contrario: por el peso de los “grandes” y por la poca equidad.