jueves 25 de abril del 2024

River, en su laberinto

Está claro que la versión 2016 de River Plate casi que es una refundación del plantel y no tiene nada que ver con lo que sucedía hace exactamente un año. ¿A qué puede aspirar?

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Leyendo las declaraciones de Marcelo Gallardo, escuchando los silencios de la dirigencia riverplatense y las dudas que genera el equipo, está claro que la versión 2016 de River Plate casi que es una refundación del plantel y no tiene nada que ver con lo que sucedía hace exactamente un año.

Si le damos una mínima importancia a los resultados que comienzan a producirse en el verano pero nos detenemos en la configuración del nuevo equipo, uno entiende las razones de las dudas que tiene el entrenador. El desguace del grupo de titulares lo ha afectado y necesitará trabajo arduo, ideas diferentes y explotar al máximo las virtudes de sus jugadores. El combo Funes Mori-Carlos Sánchez-Kranevitter-Rojas terminó de eclosionar ahora, porque el adiós al gran mediocampista derecho uruguayo y la salida del tucumano termómetro del mediocampo lo han desnudado.

Con Barovero disfrutando de su último semestre en el club y la enorme duda que se genera a futuro para el arco propio, con Vangioni que sigue deshojando la margarita y Casco que no ha demostrado en ningún partido un nivel medianamente aceptable para sustituirlo, los problemas defensivos se agudizan. Si Ponzio no tiene ya el resto físico para bancarse los noventa minutos o no se lo permite el técnico, los problemas aumentarán, porque la apuesta inicial de jugar con Gonzalo Martínez y Bertolo por los costados condena al mismo Ponzio o a Nico Domingo o al chico Arzura llegado desde Tigre, a tener que prodigarse en el quite, el despliegue, el entendimiento con sus compañeros del fondo y el pase corto y preciso. Lucho González tiene talento y experiencia, pero una edad que lo limita en cuanto a esa dupla que se pretende formar en la zona central. Brinda lo máximo, pero no parece alcanzar en la marca de doble cinco.

Que River no disponga de tres delanteros como Dios manda no parece verdad. Es que hoy por hoy, todo se circunscribe a Lucas Alario y al uruguayo Mora. Son la única dupla posible y deberían actuar juntos para darle al ataque una potencia respetable, tomando en cuenta que Leo Pisculichi o el chico Driussi o los volantes por afuera pueden colaborar. Detrás de la dupla Alario-Mora no asoma nadie y lo peor es que no hay chicos de reserva o cuarta división que puedan aportar lo suyo. Esa crisis de juveniles lo tiene muy preocupado a Gallardo y ratifica que algunas cosas se hicieron mal en los últimos años.

Queda claro, entonces, que si no hay más refuerzos a la vista, River no estará en condiciones de buscar nuevamente la Copa Libertadores y que salvo que el entrenador se inspire como en 2014 y la primera mitad de 2015 sacándole el máximo jugo a lo que no abunda, las posibilidades se acortan abruptamente. Es cierto que antes del inicio de 2015, Boca y River tenían fuerzas parejas aunque el cuadro xeneize parecía poseer dos equipos, cuando se terminó demostrando que no fue así. Que la accidentada definición en la Bombonera la noche del gas pimienta terminó inclinando la balanza para el lado millonario, pero hoy River no parece tener el recambio necesario para afrontar con éxito el torneo internacional.

Hoy, a escasos días del inicio del torneo local, la distancia que le ha sacado Boca al resto en cuanto a la conformación del plantel es notoria: Tevez estableció la gran diferencia, pero si uno imagina que Osvaldo mejorará su pálida prestación del año pasado, el cuadro del Vasco será el máximo favorito, acompañado por un Independiente que viene creciendo en fútbol y nombres, mientras River busca rearmarse y tanto San Lorenzo como Racing necesitan tiempo y comprensión a los planteos bien distintos a los técnicos anteriores que tienen los exigentes Pablo Guede y Facundo Sava.

Si pensamos en la Copa y en el torneo local al mismo tiempo, Boca amplió su ventaja en cuanto a calidad y tamaño del plantel, Rosario Central no se desmanteló y también pinta para candidato en alguno de los frentes. El resto, simplemente acompañará. Hace mucho tiempo que no se observa, en la previa a un campeonato, tamaña diferencia. Los poderosos bien arriba y el más poderoso de todos, en la cúspide. River, en cambio, deberá confiar en la notable capacidad de su entrenador y en un plantel que tendrá que dar todo a cambio de lo que se pueda.