En la historia de los superclásicos se han visto casos curiosos en los que algunos jugadores vistieron ambas camisetas y hasta conquistaron títulos con los dos clubes. Otros, en menor cantidad, han manifestado ser simpatizantes de la institución rival que terminarían defendiendo.
El caso más reciente es el de Jonathan Fabbro, formado en la institución xeneize y ganador del Torneo Apertura en 2003. Luego, tras un rally por equipos sudamericanos, desembarcó en el River dirigido por Ramón Díaz, en el que ganó dos títulos locales.
Sin embargo, en la previa del primer superclásico del año, se registró un nuevo caso para la estadística. Esta vez no fue un jugador, tampoco un técnico. El infiltrado fue el chofer del bus que traslada al conjunto del Vasco Arruabarrena, que, consultado por un periodista, admitió ser hincha del club de Núñez.
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