jueves 28 de marzo del 2024

Relaciones peligrosas: Milagro en la barra jujeña

El sector más duro de la hinchada de Gimnasia está dominado por la Tupac, liderada por Sala. Historias de dinero oscuro y muerte. Galería de fotosGalería de fotos

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Aunque el ambiente de la tribuna haga todo lo posible por detener la arremetida femenina, cada vez más mujeres ocupan lugares en los tablones. Aun sin la necesidad de subirse a los fierros, ellas también pueden comandar los destinos de una hinchada. En el barrio, en la casa o en la cancha, toman decisiones que alimentan los negocios ilegales vinculados con una pelota de fútbol. En ese contexto, inevitablemente asoman la política y las organizaciones sociales. Y allí el combo pasa a ser letal.

Milagro Sala, jujeña de 51 años, no sólo es la máxima dirigente de la Organización Barrial Tupac Amaru, sino que además lidera una de las facciones de la barra brava de Gimnasia y Esgrima de Jujuy. La Banda de la Flaca, en honor a la diputada del Parlasur, ganó la tribuna en 2007 durante un partido ante Racing, en el que cerca de quinientos violentos lograron desplazar a las trompadas a Los Marginados, histórico grupo que dominaba la popular, y a su vez habían sacado del club a la facción del Vampiro y El Negro Muela. A partir de aquel enfrentamiento, que luego continuó a los golpes con la policía, los discípulos de La Mila, como se la conoce en la hinchada, pasaron a formar parte de un sector de Lobo Sur, y de esa manera, a ser los dueños de los beneficios económicos de la barra del club jujeño. “Pedimos toda la plata que podemos, pero hacemos”, sostuvo hace algunos años Milagro Sala, quien llegó a comprar más de mil entradas por partido con los fondos de la Tupac.

“Me han dicho que la barra lleva mi nombre, yo no sabía nada. Una vez pregunté por qué, y un asistente me dijo que los homenajes se hacen en vida, no de muerto”, le contó un día Sala a PERFIL, en un reportaje. Lo cierto es que, después, se hacía cargo del mando.

Durante varios años, la líder piquetera mantuvo una fuerte disputa con Alberto Cardozo, el otro jefe de la tribuna, acusado de manejar el negocio de la cocaína en los barrios marginales de Jujuy, cercano al ex intendente de San Salvador, José Luis Martiarena, y ex candidato a diputado provincial por el Frente para la Victoria. Tan grande fue aquel cortocircuito, que hasta llegaron a resolver varios inconvenientes a los tiros. De hecho, dos personas allegadas a Sala fueron investigadas por el asesinato de una nena de 5 años durante un enfrentamiento con gente de Cardozo. De todas formas, más allá de la sangre derramada, el dinero de la política camuflado en el fútbol hizo posible la paz. “Hemos hecho un acuerdo y nos amigamos”, reveló Milagro, quien al ser detenida le entregó definitivamente a Cardozo el manejo de la barra. A propósito, Raúl Castells, dirigente social del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados, anunció: “Milagro Sala hizo un pacto con Beto Cardozo, que es el principal narcotraficante de Jujuy, y a través de José Luis Vejarano se quedan con el monopolio de las combis y colectivos que van de Jujuy a Salta”.

Por otra parte, Juan Manuel Lugones, titular de la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte y hombre cercano a Cristian Ritondo, en su libro Barrabravas para todos, se refirió a La Banda de la Flaca como “un peligroso ejército de casi quinientas personas que andan por Jujuy armadas, a veces con la camiseta del Lobo, los pañuelos de la Tupac o simplemente con la oscura ropa de los que ingresan al negocio del delito”. Además, recordó un famoso combate con Los Borrachos del Tablón que la posicionó como una mujer sumamente respetada en el mundillo de las hinchadas: “Un domingo, los capos de la barra de River aprendieron que, en La Tacita de Plata, la que manda es Milagro Sala”.

Resulta evidente que los soldados de Sala y Cardozo no se pusieron colorados a la hora de copar el tablón. De todos modos, históricamente hubo barrios enfrentados. Así como Ex Azopardo y Alberdi integran Lobo Sur, existe otra facción violenta denominada Lobo Norte, más conocida como Los de Siempre y nutrida por gente de San Cayetano, Barrio Islas Malvinas y Campo Verde, asentamiento en el que se formó Sergio Federico Donaire, jefe del grupo disidente que perdió la vida en julio de 2014. Y como si eso fuera poco, hace un tiempo se creó otra cuadrilla de choque llamada Los Cachivaches, cuya bandera luce un escudo justicialista y un revólver, que siguen al equipo por todo el país a través del dinero que recaudan de la delincuencia y de la extorsión al plantel.

En lo que respecta a los antecedentes violentos, hace un tiempo cinco barras resultaron apuñalados en la previa de un encuentro ante San Martín de Tucumán, producto de un choque entre Lobo Norte y La Banda de la Flaca. Posteriormente, asesinaron de ocho puñaladas a un joven de 24 años tras un partido ante Aldosivi. Y en julio del año pasado, los violentos obligaron a renunciar a Sebastián Méndez, DT del primer equipo: “A mi ayudante de campo le entraron a robar a la casa un día después de que habíamos cobrado y le sacaron todo. Recibí amenazas telefónicas. Otro día un tipo vino al hotel y me mostró un cuchillo del otro lado de la ventana. Fue todo muy duro”, expresó el técnico, hoy en Godoy Cruz de Mendoza.

Lejos de ser los inadaptados de siempre, como se suele denominar a los barras, una vez más la política y el fútbol encajan en un rompecabezas perfecto de negocios, traiciones y violencia. Lo cierto es que desde la cárcel de Alto Comedero, en la capital de Jujuy, la comandante K acusada por Gerardo Morales de llevarse 29 millones de pesos en efectivo de un banco, entre otras cosas, también maneja una hinchada de fútbol.

Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil.

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