viernes 19 de abril del 2024

La crisis llevó los Juegos Olímpicos a la cornisa

En el Comité Olímpico Internacional están preocupados. Su presidente sigue día a día la situación de Dilma. Los auspiciantes investigados.

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Es tan turbulenta la situación política que atraviesa Brasil, que la noticia quedó minimizada, prácticamente perdida en ese mar convulsionado de información y contrainformación.

Pero lo cierto es que detrás de la designación de Lula como jefe de gabinete, detrás de las marchas multitudinarias contra el gobierno de Dilma Rousseff y del intento de desestabilización que denuncian algunos sectores del Partido de los Trabajadores, hubo un hecho que puede golpear de lleno a la organización de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro: el ministro de Deportes de la Nación, George Hilton dos Santos Cecilio, quedó en la cornisa luego de que su espacio político, el Partido Republicano Brasileño, rompiera con el oficialismo.

Si bien su salida aún no fue oficializada, medios de Brasil ya lo anunciaron como un hecho consumado, lo que podría generar un freno más al avance de las obras y a la puesta a punto de la cita olímpica que arrancará el 5 de agosto.

La posible dimisión de Hilton llegó al Comité Olímpico Internacional (COI), que observa la situación con cierta preocupación. Ayer, mediante un comunicado, remarcó que “está siguiendo de cerca los acontecimientos políticos” en ese país. Tan de cerca que su presidente, el alemán Thomas Bach, llamó en la semana al alcalde de Río, Eduardo Paes, para que le diera información sobre la real situación que afronta Dilma Rousseff.

Al COI no sólo le interesa el devenir de Dilma y Lula o del ministro de Deportes, sino qué sucederá con el Consejo Público Olímpico, un órgano compuesto por el gobierno federal y estadual que controla todos los gastos originados por la competencia.

CEO Juegos. La megacausa por corrupción conocida como Petrolao, que movió los cimientos del gobierno, del establishment y de varios partidos políticos en Brasil, también sacudió los Juegos Olímpicos.

De las 20 empresas investigadas por la Justicia brasileña, al menos cinco tienen obras adjudicadas para la realización del evento deportivo más importante del mundo, que por primera vez se hará en América del Sur.

OAS, Andrade Gutierrez, Queiroz Galvao y Carioca Christiani Nielsen Engenharia son algunas de las compañías sobre las que puso la lupa la Justicia. Aunque la más emblemática de todas es, sin dudas, Obedrecht, el emporio responsable de la construcción del Parque Olímpico de Jacarepaguá que este mes sufrió el revés más fuerte de su historia, luego de que condenaran a su ex presidente, Marcelo Odebrecht, a 19 años y cuatro meses de prisión por el Petrolao.

Si bien un cambio de nombre y de fichas en el Ministerio de Deportes y en el comité organizador a cuatro meses y medio del inicio podría empeorar el proceso de preparación de los Juegos, algunos de los patrocinadores son optimistas.

Al menos eso deslizaron en una reunión que mantuvieron el jueves en la apertura de Casa Río, el primer espacio temático dedicado a conferencias y reuniones de negocios vinculados al evento. “A pesar de la crisis política y económica, Brasil continúa presentando oportunidades de crecimiento muy importantes”, sostuvo el CEO de Ernst & Young, Jorge Menegassi.

“Brasil ha pasado por muchos momentos difíciles y éste no será el último”, consideró Paula Bellizi, presidenta de Microsoft, la empresa que desarrolló el sitio web oficial de los Juegos.

El optimismo de los principales patrocinadores de la competencia, así como el apuro por terminar las obras a tiempo, no coinciden con la tensión política y el estancamiento económico del país, con una inflación en alza, un creciente déficit fiscal, el real en el precio más bajo de su historia y una tasa de desempleo que ya superó el 9 por ciento.

“La postulación de Río de Janeiro es, desde su origen, una gran operación económica y financiera que tiene como beneficiarios a un grupo cerrado de grandes empresas nacionales y extranjeras”, le dice a PERFIL Carlos Vainer, profesor del Instituto de Investigación y Planificación Urbana y Regional de la Universidad Federal de Río de Janeiro.

Y precisa: “Son empresas constructoras, empresas de comunicación, grandes propietarios, la red hotelera y de turismo. Y el verdadero cártel internacional de la industria, que es el COI, con sus federaciones de deportes específicos, con la FIFA como miembro más famoso”.

En una de sus últimas entrevistas como ministro –en estos días de turbulencias no dio declaraciones–, George Hilton aseguró que toda la infraestructura para albergar y desarrollar los Juegos se finalizará en término, a pesar de una serie de contratiempos originados, según las concesionarias, por efecto de la crisis.

Los que siempre se mantuvieron críticos con el enorme gasto que le representó al Estado la organización de los Juegos, recuerdan que en 2009, cuando el COI eligió a Río de Janeiro por sobre Madrid, Tokio y Chicago, tanto el PT de Lula como los partidos opositores que hoy piden el juicio político a Dilma celebraron la decisión.

Aquella fue, quizás, la última vez que se pusieron de acuerdo.

(*) Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil.