miércoles 24 de abril del 2024

Meritocracia, torta, liga y un admirador de Le Pen

Angelici, Tinelli, Moyano: todos contra todos en la vieja casa de Grondona. Mientras, el ultraderechista Tebas asesora dirigentes para la Superliga.

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“Mi cerebro se alteró cuando vi los pesados muros desplomarse, partidos en dos; resonó un largo y tumultuoso estruendo como la voz de mil cataratas, y el estanque profundo y fétido situado a mis pies se cerró tétrica y silenciosamente sobre los restos de la Casa de Usher”

Edgar Allan Poe (1809-1849); de “La caída de la casa Usher” (1839).

—Sí.

O en todo caso:

Sí, don Julio.

Grondona llamaba al edificio de Viamonte “la casa” y durante 35 años no se escucharon allí peros, reproches o preguntas molestas. Tiempos de una “AFA rica y clubes pobres”. Don Julio tenía una infinita capacidad para acumular, manejar y conservar el poder. El mismo poder que hoy, con la sutileza de un rinoceronte en una cristalería, se disputan aquellos que lo sobrevivieron. Por fin les llegó el momento después de tanto brazo en alto, entusiastas cabeceos para asentir, aplausos, elogios, codazos para llegar primero al besamanos. Es la hora. Allá van todos, cuchillito en mano, en busca de su porción de torta en uno de los negocios más rentables del planeta: el fútbol.

Año y medio para superar el shock de ausencia y la implacable razzia del FBI que barrió con todo, Blatter y Platini incluidos. Menos de medio año para entender cómo venía la mano con el nuevo gobierno.

Clarísimo. Daniel Angel Easy, operador judicial en la semisombra, líder de Defensores de Macri, arremete para imponer lo previsible: una liga profesional que –muy a nuestro estilo– fue bautizada como la ¡Superliga! Que pronto tendrá veinte equipos, más dinero, management independiente y un CEO a la cabeza. Nada que no veamos en la mayoría de los ministerios.

¿Los demás? Chocan, se enroscan, discuten, desconfían, van de un nombre a otro. El Superyerno Chiqui Tapia, virtuoso del ascenso social y futbolero, tiene los votos de los más chicos, como su nombre lo advierte. El Supersuegro Moyano, regalón de collares, capo camionero, eterno pie grande de la CGT y presidente de Independiente, sueña con un destino grondoniano: viajes a Suiza, giras con la Selección, mundiales, reelecciones, negocios. Pero sólo si esa Superliga queda bajo su control, ¡a ver si son otros los que se quedan con la parte del león!

¿Qué es la parte del león? Lo cuenta Esopo, en su fábula: “Una vaca, una cabra y una oveja acompañaban a un león y, andando por la sierra, cazaron un ciervo. Ya partido en cuatro partes, cada uno pretendía la suya, hasta que habló el león: la primera parte es mía pues me toca como león, la segunda me pertenece porque soy más fuerte que ustedes, la tercera me la quedo porque trabajé más que todos y quien quiera la cuarta será mi enemigo. De modo que el ciervo es mío”.

El nombre de Tinelli suena para la AFA o para ser número uno en la Superliga, pero hay quienes no se entusiasman. “Ni Tinelli ni ningún dirigente dirigirá la Superliga. Será un profesional quien ocupe ese lugar”, pinchó el globo Víctor Blanco. “¿Moyano a la AFA y Tinelli a la Superliga? No, eso es inaceptable. Para la AFA hay varios candidatos y la Superliga tendrá un CEO, sí o sí”, dijo Angel Easy en un break de su pelea a grito pelado con Nicolaiev Russo, de Lanús.

Después, sobreactuó la autocrítica: “Comunicamos muy mal este tema. Bah, no lo comunicamos, directamente”. Cierto. Tal vez porque nadie sabe cómo, cuándo y con quién se pondrá en marcha este sistema que, más temprano que tarde, pasará a mejor vida el fútbol gratuito.

Para aportar su granito a la confusión reinante, pasó por Buenos Aires Javier Tebas, 53 años, abogado español nacido en Costa Rica, presidente de la Liga Profesional de España desde 2013. Invitado por Angel Easy, bajó línea frente a la crème de la dirigencia nativa.

La Liga que presido no está por encima de la Federación, y así será con la Superliga y la AFA. Nadie quiere una guerra entre grandes y chicos. Se trata de una reorganización, algo que funciona en setenta países. Si Argentina no cambia, perderá competitividad”, dijo como en campaña este multiempresario, asesor de clubes, intermediario en transferencias, representante, presidente de la Spanish Soccer International Marketing y partidario de la derecha política, sin culpas.

“Hay mucho maricomplejines en la derecha española. No hay que ser cobarde. Soy de derechas, pero no ultraderechista ni violento, sólo defiendo la unidad de España, la familia y un sentido católico de la vida. Por eso estoy en contra del aborto. A veces creo que España necesita un Le Pen. Sobre todo por su identidad, que no veo bien defendida por los partidos. Estamos en riesgo, desde hace mucho”, se emocionó, con honestidad brutal.

Dos semanas atrás, Tebas expuso en la Bolsa de Madrid los avances de su gestión: 2.615,6 millones de euros de ingresos, 13,5 millones de entradas vendidas, reducción de la deuda con el fisco, venta centralizada de los derechos televisivos y un reparto que los nuestros quieren imponer aquí: 85% para la Primera, 15% para el Ascenso; y de ese 85% la mitad repartida en partes iguales y la otra según méritos deportivos, masa societaria, venta de entradas, rating.

Huésped de Angel Easy, admirador de Jean Marie Le Pen –“el ébola puede solucionar el tema de la inmigración en tres meses”–, Tebas puede sentirse orgulloso de tener a dos de sus equipos en una final de Champions –el Madrid y el Aleti– y a otro –Sevilla– flamante campeón de la Europa League. Allí, como en el resto de su liga, brillan jugadores latinoamericanos, negros, árabes, eslavos, asiáticos. ¡Y olé…!

Don Javier gerencia un modelo millonario para millonarios. Desde que fue creada, en 1984, se jugaron 32 Ligas: 15 las ganó el Barça, 12 el Madrid, 2 el Aleti, 2 el Valencia y una el Deportivo La Coruña. Parejito, ¿no?

“Lo tuyo es mío y lo mío es mío”, cantaba Moris, cuando todavía era metáfora y no meritocracia, pura y dura.