sábado 20 de abril del 2024

El fútbol y el final a la transición desconocida

El fin de semana se conocerá al campeón de la Argentina y dos equipos que jugarán la Libertadores. El análisis de un campeonato para reflexionar.

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El Torneo Transición 2016 está llegando a su fin. Con la mayor parte de los planteles de vacaciones, se impone el momento del análisis sobre lo que queda pendiente y lo que dejó como legado.

A San Lorenzo, le alcanzó el empate con Banfield para superar a Godoy Cruz y ganarse un lugar en la final. No contará con Ortigoza (desgarro del bíceps femoral) y, probablemente, tampoco con Mercier que está entre algodones. Sin ellos, no le será sencillo mantener el equilibrado ante un rival como Lanús: que propone mucho desde lo futbolístico. Hay variantes para suplantarlos pero ninguna ha probado, hasta el momento, ser lo suficientemente eficiente. Mussis es la opción con más dinámica y características combativas, pero le cuesta asumirse como eje del juego posicional que pretende Guede para su equipo, tanto en ataque como en defensa; Barrientos y Belluschi, por el contrario, destacan por sus virtudes ofensivas (uno de juego más individual y verticalista, el otro más asociativo y cerebral) pero, en el caso de jugar de mediocentros, dan muchas ventajas al momento de recuperar la pelota.

Enfrente estará Lanús. Indudablemente, el mejor equipo del semestre: tuvo la valla menos vencida (apenas 7 goles en contra), fue el más goleador (27 conquistas), ha mostrado el mejor funcionamiento colectivo, cuenta con uno de los futbolista más desequilibrantes del torneo (Acosta) y, también, con el goleador: José Sand. Lo demostrado por el equipo de Jorge Almirón es superlativo y el resurgir de Sand -con catorce goles en quince partidos- termina siendo una historia en sí misma.

Campeón en 2007 de la mano de Ramón Cabrero, Pepe decidió emigrar dos años después para probar suerte del otro lado del mundo. Terminó deambulando sin poderse afirmar en ningún sitio: Al Ain de Emiratos Árabes, Deportivo La Coruña de España y Tijuana de México, en el exterior; Racing, Tigre, Argentinos Juniors y Aldosivi en la máxima categoría del fútbol argentino y Boca Unidos en el ascenso, fueron parte de su largo derrotero de apenas cinco años y medio. Su retorno deportivo al primer nivel es digno de un libro. Lo tiene todo: llanto en la presentación, suspenso en la previa, emoción en los goles y le faltaría, para darle un broche perfecto, un cierre de película.

Además de la mencionada final entre San Lorenzo y Lanús (punteros de la Zona 1 y 2), hay otro partido definitorio el próximo domingo. Se enfrentarán Godoy Cruz y Estudiantes para dirimir (con desempate por alargue y penales) quien acompañará directamente a los dos finalistas en la Copa Libertadores 2017. El perdedor podría también clasificar, pero ya dependerá de lo que ocurra con los equipos argentinos en la Copa Sudamericana 2016: si hay un campeón, se queda afuera.

El partido en terreno neutral, se llevará a cabo en el estadio Mario Kempes de Córdoba y aunque en el fútbol no hay nada escrito, por presente e historia, Estudiantes es claro favorito. El mayor problema del conjunto mendocino está en el ataque: no contará, por expulsión, con sus goleadores (el uruguayo Santiago García y el ecuatoriano Jaime Ayoví). Entre los dos, convirtieron 16 de los 27 goles del equipo.

Al Torneo Transición 2016 pocos lo echaran de menos, no así a Diego Milito quien se retiró del fútbol (el último fin de semana) con todos los honores racinguistas. No es necesario hacer un recuento pormenorizado de sus éxitos, tanto a nivel local como internacional, para dimensionar su figura. En lo simbólico, para Racing, quedará entre los ídolos más grandes de la historia del club, pegado a los legendarios campeones del mundo de la década del 60.

A modo cierre y con la mayoría de los equipos ya disfrutando del descanso, queda pendiente un llamado a la reflexión. La impiedad del fútbol argentino es tan grande que aún en un torneo extremadamente corto y supuestamente tranquilo -por tener un solo descenso (Argentinos)- se reemplazaron a 3 entrenadores cada 4 partidos, casi un dimitido por fecha. Lucas Bernardi (Newell's), Diego Osella (Olimpo), Rodolfo Arruabarrena (Boca), Mauro Camoranesi (Tigre), Carlos Mayor (Argentinos), Sergio Lippi (Sarmiento), Pedro Troglio (Gimnasia, de La Plata), Jorge Burruchaga (Atlético Rafaela), Claudio Vivas (Banfield), Darío Franco (Colón), Iván Delfino (Temperley) y Mauricio Pellegrino (Independiente).

El victimario y sus víctimas se juntan ex profeso en el último párrafo del texto para acompañar la triste despedida de un torneo que, haciéndole honor a su nombre, ha dejado de existir para convertirse en algo distinto: todavía no está claro en qué.