jueves 28 de marzo del 2024

"Hay que terminar con el sistema perverso de AFA"

En una entrevista exclusiva con Perfil, Matías Lammens aseguró que confía en la Superliga como la solución para que el fútbol sea superavitario.

442

—En 2009, una AFA en crisis rompió con TyC porque el Estado le iba a pagar más. Hoy los clubes siguen en rojo y los derechos de TV están por venderse nuevamente. ¿Quién garantiza que con la Superliga, dentro de algunos años no suceda lo mismo?

—La única garantía es que haya fair play financiero. Que se pueda auditar a los clubes. Que puedan gastar en base a lo que tienen y que, si deben, no puedan contratar. La discusión es falaz, porque pareciera que la pelea es Superliga sí o Superliga no. Pero lo que se está discutiendo en realidad es algo mucho más de fondo.

—¿Qué?

—Primero, terminar con un sistema perverso de elección en AFA, que no es representativo: tienen la misma cantidad de votos clubes con muchísimos menos hinchas que los de más hinchas y socios. Soy el más democrático en ese sentido: hagamos democracia directa. Que voten los socios de los clubes abiertamente. Este sistema actual permite cobijar un montón de vicios, por eso lo replicaron en FIFA. Y lo otro que sí viene a cambiar la Superliga es el fair play financiero: que haya reglas claras. Acá hay equipos que salen a romper el mercado y tienen pasivos enormes, mientras que los clubes que son prolijos terminan a veces peleando el descenso.

—La Junta de la FIFA viene a resolver, en principio, la crisis política de la AFA. Pero queda la otra, quizás más grave, que es la crisis económica. ¿Cómo se encauza?  

—En la AFA o en la Superliga tiene que haber un órgano al cual se le rindan cuentas y en donde se presenten presupuestos y balances. Hay que administrar bien y generar nuevos ingresos. Para eso surge esta Superliga, para generar un mejor producto televisivo. Creo que así la AFA puede ser superavitaria.

—Pero ese órgano de control ya existe.

—Hoy está el tribunal de cuentas. Pero pasa lo mismo que con el estatuto de la AFA, que prevé que aquellos clubes que deban pueden perder puntos o la categoría, algo que nunca ocurre. Por eso lo más sano que puede pasar es romper y empezar de nuevo.

—¿La Junta Normalizadora puede atenuar la crisis?

—No lo sé porque ni siquiera sé quiénes son los integrantes. Sé que todos se ofrecen y que hay una gran pelea por estar, pero no sé cómo puede ser un cogobierno entre seis personas. Va a ser difícil.

—¿Qué fue lo que más te indignó de lo que viste en AFA?

—Varias cosas. La seguridad de Ezeiza, que tenía un sobreprecio del 50%. Con los seguros, lo mismo. Las Eliminatorias estaban vendidas hasta el 2022 en un millón de dólares por partido, y las llevamos a un millón quinientos cincuenta mil sin dar un sólo derecho de más. Es muy claro lo que encontramos: cuando íbamos a cobrar, cobrábamos de menos y mal, y cuando íbamos a pagar, pagábamos de más. Esa era la situación, además de nichos y focos de corrupción que de a poco los fuimos sacando dentro de la medida de lo que se podía.

—Vos llegaste para “acabar con la corrupción estructural”, pero te fuiste a los cinco meses. Tinelli quiso ser presidente de AFA y no pudo. Moyano intentó lo mismo, y tampoco. Da la sensación de que en AFA, todos pierden.

—Hay una sensación de que no se puede. Pero creo que es posible cambiar la realidad de AFA, y que en diciembre se perdió una gran chance. Si hubiéramos ganado, todo esto no pasaba. Creo que pudimos terminar con muchas cosas. Por lo pronto terminamos con los cheques a plazo: la televisión se pagó al día, y el negocio de las financieras, donde se iban millones de pesos que eran de los clubes, terminó. Dentro de la corrupción estructural, atacamos lo más importante.

—Vos decís que se perdió una gran posibilidad en diciembre. Angelici, al que te acercaste este año, votó en contra. ¿Quedó algún resquemor?

—Él sabe que se perdió una oportunidad. Es una pena. No hay mucha aspereza que limar porque sabe claramente qué pienso. El proyecto de Marcelo proponía un cambio, y estaba claro quién estaba de un lado y quién estaba del otro.

—Está instalado, al menos en un sector de los clubes, que la Superliga viene a beneficiar a los grandes y a agrandar la brecha con los chicos.

—Se pensó eso porque fallamos en la estrategia de comunicación. No fue bueno que lo comunicáramos San Lorenzo, Boca, River y Racing. Fallamos en los interlocutores, porque cuando ves el sistema de reparto te das cuenta de que hay clubes chicos que van a ganar mucho más de lo que ganan ahora. Con la variable del rendimiento deportivo, Lanús, por ejemplo, puede ganar más que River en un determinado porcentual. Lo mismo para el Ascenso: no sólo va a recibir un porcentaje de la Superliga sino también todos los ingresos de la Selección, que quedan dentro del núcleo de AFA.

—Algunos dirigentes afirman que la Superliga promociona la llegada de sociedades anónimas deportivas.

—La gran mayoría de las personas quiere que los clubes sigan siendo clubes. Los dirigentes tenemos que ser buenos administradores, porque la única forma de que entren las sociedades anónimas es cuando los clubes están fundidos. Ahí aparecen los salvadores, que de salvadores no tienen nada. Los clubes cumplen un rol social absolutamente necesario. No pueden suplir al Estado pero tienen un nivel de contención importante. Cuando salió el debate, San Lorenzo dijo por Asamblea que está en contra de las sociedades anónimas. Creo que claramente conspira contra lo que es la esencia de los clubes en Argentina. Para nosotros los clubes son parte de nuestra identidad, no son solamente los once jugadores que salen a la cancha. Pensar que acá puede haber S.A. es no entender la idiosincrasia del fútbol argentino.

Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil.