jueves 28 de marzo del 2024

Toledo y un sueño cumplido

El joven de Marcos Paz logró meterse entre los diez mejores lanzadores de jabalina del mundo y mira al futuro. "Mis Juegos Olímpicos van a empezar a partir del 2020", afirma,

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Un poco menos de tres metros fueron los que lo dejaron continuar con la ilusión de hacer historia. Esa distancia fue la que no le permitió seguir lanzando para agrandar su leyenda. Porque Brian Toledo quería soñar. Más de lo que lo hizo en su vida. Esa vida que tantos tragos amargos le hizo vivir en su Marcos Paz natal. Ese pibe que de chico dibujaba para ayudar a su mamá a comprar pan para comer o que pensaba como sacar a su familia adelante. Brian Toledo vino a Río a mejorar su marca. Y lo hizo. De no pasar la clasificación en Londres 2012 y terminar 30º, pasó a meterse entre los 10 mejores lanzadores de jabalina del mundo. Tal como su nombre en Twitter lo que él quiere es llegar al infinito.

Cuando su entrenador de toda la vida, Gustavo Osorio, lo invitó a practicar esto de lanzar la jabalina, la relación con la disciplina no fue muy buena. No fue amor a primera vista. Lejos de eso. El primer lanzamiento de su vida terminó con un golpe en la espalda. Brian agarró su mochila y no volvió por tres meses. Pero el destino, y él mismo quisieron que la jabalina estuviese en su mano por todos los días de su vida. Y comenzar un camino lleno de muchas más espinas que la de los demás. Pero a él lo espera el infinito que siempre sueña.

Lejos de criarse en una cuna de oro estuvo el chico de Marcos Paz. Ese Toledo que desde los 12 años tuvo que dormir con el colchón en el piso lleno de humedad –para lo que ponían cartones y lonas- porque la cama no era suficiente para su crecimiento. O el mismo que en la madrugada, mientras todos dormían, completaba la carpeta de dibujo de sus compañeros en el colegio, por 25 centavos el dibujo, para llevar a su casa un kilo de pan. Ese que sufrió el abandono de su padre y la rigurosidad de su madre. Una madre a la que quería hacer sentir orgullosa siendo un alumno ejemplar. El infinito era su límite.

Pero eso forjó su cabeza. La de un lanzador de jabalina que consiguió ser oro en los primeros Juegos Olímpicos de la Juventud en Singapur 2010. Eso hizo que las expectativas depositadas en él fueran gigantes. Tanto como la desilusión de no pasar la clasificación en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. A Brian le llevó dos años reponerse a ese resultado, a las críticas y a las lesiones. Lo psicológico jugó mucho en su rendimiento. Pero entendió que las cosas en el alto rendimiento se hacen a largo plazo y empezó a tener resultados el año pasado en el Mundial de Beijing. Allí no solo se convirtió en el primer sudamericano en llegar a una final de jabalina, sino que además, con sus 83,32 consiguió la marca para meterse en Río 2016. Siempre apuntando al infinito.

La final olímpica no es el paso final, sino el primero de varios. "Esto es cuestión de tiempo y paciencia. Mis Juegos Olímpicos van a empezar a partir del 2020, cuando yo tenga 26. Ahí voy a hacer mejores marcas. ¿Si se pueden hacer antes? Sí, se puede, pero eso es adelantar procesos y retirarte mucho antes también. Yo no me quiero adelantar, yo creo que mis Juegos Olímpicos van a ser los próximos. Sigo sosteniendo eso”, dijo después de meterse entre los mejores del mundo. Y tiene claro como seguir escalando posiciones: “Gran parte del camino que me queda, va a ser en Europa. Amo la Argentina y todo lo que tengo ahí pero para acercarme lo más posible a un podio tengo que estar mucho tiempo afuera. No sé si irme a vivir, porque sería muy chocante, pero sí irme muchos meses, y cada vez más". Ya lo hizo en la previa del Mundial, cuando se preparó en Cleveland y Amsterdam. El infinito está un paso más cerca.

(*) Enviado especial a Río de Janeiro