viernes 29 de marzo del 2024

En la Copa Davis hay que saber sufrir

Delbonis perdió con Cilic en cinco sets, Delpo venció a Karlovic y la serie quedó 1-1. Lo marca nuestra historia: nada puede ser fácil en la Davis.

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Si quienes amamos la Copa Davis nacimos para sufrir, una final no tiene por qué ser la excepción. Muy por el contrario, vivir un viernes como el de ayer en Zagreb puede convertirse en un ejercicio cercano al masoquismo.

Es curioso, porque el resultado de un punto por lado, con victorias para Cilic y Del Potro, era claramente lo imaginable. Sin embargo, cada historia recorrió caminos misteriosos, inciertos, vibrantes, opacos. Se imaginaron correctamente los ganadores. Decir que no se sospechaba nada de lo sucedido en cuanto a la trama sería mentir.

Sólo para no confundir al lector, habrá que ir por algún orden. En este caso, el cronológico.

Marin Cilic no sólo atraviesa uno de los mejores momentos de su carrera –es contemporáneo y amigo personal de Del Potro–, sino que es uno de los tenistas más versátiles del circuito. Es el as de espadas del equipo local y, teniendo en cuenta que los mismos argentinos se sorprendieron al encontrarse con una superficie más lenta que la esperada –algo poco favorable al tenis de Karlovic–, puede decirse que la cancha estuvo armada a su preferencia.

En esa línea, demoró poco en tomar distancia de Delbonis en el primer set, ganó ajustada pero claramente el segundo y, a la altura del séptimo juego del tercero, se puso a tiro de quiebre y de dejar en albur la decisión de Orsanic de colocar a Federico como segundo singlista.

Sin embargo, Delbonis escapó de la presión y sorprendió con un quiebre en uno de los momentos más confusos del juego. En ese momento, comenzó un pasaje brillante del argentino, que clavó un formidable parcial de 6-3 y 6-1 para alcanzar un impensado quinto set. El resto de la historia sí se aferró a lo imaginado. Cilic quebró de entrada y ganó 6-2 en el quinto.

De todos modos, quedaron dos sensaciones firmes y positivas para el equipo argentino. En primer lugar, que la decisión de poner a Federico fue la correcta. En segundo lugar, que Cilic estuvo menos fresco de lo que necesitaría para ganar los tres puntos que jugará en la serie. Delbonis desnudó a un jugador que puede ser víctima de un Del Potro entero. Claro. Después llegó justamente el momento de Juan Martín.

Se sabía de la complejidad del partido ante un rival inclasificable, que saca con el poder de ningún otro –casi 12 mil aces en su carrera– y que apuesta gran parte de lo suyo a ganar o en tie-breaks o por hartazgo: debe ser frustrante pasarse tres horas recogiendo pelotitas que rebotan contra el fondo de la cancha sin poder hacer contacto con ellas.

Es decir que, aun con Del Potro como favorito, jugar contra Ivo Karlovic implicaba para el tandilense la complejidad de un partido sin ritmo, desgastante en lo mental y con momentos de un tenis absurdo.

Enorme mérito de Del Potro este de bancar un partido en el que casi siempre se jugó a un par de tiros. Imposible, de tal modo, encontrar el ritmo de juego necesario para que todo no se redujera a un puñado de manotazos aislados.

El triunfo en cuatro sets estaba dentro de los cálculos y no dejó de ser una noticia tan saludable como necesaria para nuestro equipo.

Sin embargo, el tramo del segundo set, en el que Karlovic levantó una desventaja de 6 a 4 en el desempate, enfrió hasta lo impensado a la multitud de una hinchada argentina que invadió el Arena Zagreb hasta alcanzar una conmovedora mayoría respecto del público local.

Dudas por ese desenlace, gran recuperación mental y un cierre más que promisorio en el que Juan Martín jugó mejor los primeros saques que los segundos del croata. Uno a uno imaginable pero repleto de matices impensados.

Por delante, un dobles con favoritismo croata y con la ilusión de que sean Del Potro y Mayer quienes salgan a la cancha. Siempre y cuando Juan Martín también esté en condiciones de hacerse cargo del singles del domingo ante Cilic, que puede ser decisivo, especialmente a favor.

Cilic y Dodig han derrotado durante este año de Davis a los hermanos Bryan y a los franceses Herbert y Mahut. Pero Juan y Leonardo estuvieron set iguales y 4 a 3 con el saque ante los Murray, que son una pareja quizá superior a la de hoy.

Misterio y más misterio. Elucubraciones que son más un recurso para matar la ansiedad que un ejercicio analítico.

Es la Davis. Es el trofeo anual más famoso del deporte mundial. Es la gran deuda del deporte argentino con su propia grandeza. Nada puede ser sencillo.

(*) Esta nota fue publicada en el Diario PERFIL.