jueves 18 de abril del 2024

Montoya es la excepción

La lucha entre Boca y River para quedarse con el mediocampista es entendible porque, hoy por hoy, el chaqueño es la excepción que confirma la regla: la ausencia de variantes en el puesto.

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Cuando el entrenador César Menotti resolvió inclinarse por el cordobés Osvaldo Ardiles para el puesto de mediocampista derecho de la Selección Nacional, fueron muchos los que protestaron. Quizá más que aquellos que avalaron la decisión del Flaco.

Es que Ardiles se hizo conocido cuando brilló en aquel Huracán de 1975/77, después de haber sorprendido por su rendimiento en Instituto y en Belgrano, los cuadros de su provincia que jugaban los torneos Nacionales de aquellos años.

Ardiles tenía una dinámica insuperable para la época, muy buen pie, era solidario con sus compañeros y siempre aparecía en los lugares menos imaginados de la cancha. En una época más estática, con muchos jugadores y entrenadores encorsetados en esquemas clásicos y con pocas variantes, aunque por consejo de Menotti, la dirigencia del Globo lo buscó y lo trajo para Huracán, ni bien Carlos Babington fue transferido al fútbol alemán. Durante el Nacional de 1975 y el Metro de 1976, Ardiles compartió la mediacancha con Miguel Brindisi, un potencial competidor suyo.

Con la decisión de convocarlo a Ardiles, Menotti mostró algo más de su conocimiento. El Pitón rindió, se bancó una fractura durante el mundial de 1978 y se consagró. Atrás quedaron las quejas porque no había llamado ni a Brindisi ni a Jota Jota López, dos indiscutidos de la época.

Lo mismo tuvo que soportar el DT cuando citó a Ricardo Julio Villa y a José Daniel Valencia, pero dejó afuera a un muy joven Diego Maradona, a Ricardo Bochini y citó a regañadientes al Beto Alonso, Jugadores, sobraban.

Hoy y en esas posiciones (si es que puede seguir insistiendo con mediocampistas derechos y zurdos, con enganches, pero hagamos de cuenta que se puede) nada abunda. No hay volantes con perfil derecho que aparezcan para ocupar esa zona del campo.

La lucha entre Boca y River para quedarse con Wálter Montoya, la joya chaqueña de Rosario Central, demuestra la ausencia de variantes en ese puesto y si nos remitimos a la historia reciente, nada o muy poco es lo que se puede aportar.

Si hacemos un rápido repaso de quiénes ocupan esos lugares en los clubes principales de nuestro país, la lista es tan corta como la manta de Tim: Boca suma mediocampistas centrales y no tiene nadie como Montoya ni de cerca. River extraña horrores a Carlos Sánchez, incorporado tardíamente al seleccionado uruguayo. Racing ensaya variantes pero no lo tiene y tampoco sus vecinos Rojos, que alternaron a Rigoni, o al lateral Toledo o a un volante central para ese lugar.

En San Lorenzo la posta la tomaba Buffarini tradicionalmente, una mezcla de 4/8 con gran despliegue. Hoy puede retrasarse Cerutti, rinde Seba Blanco arrancando desde atrás, Belluschi ya se corrió más al medio y punto.

En Vélez no hay, en Estudiantes amenazó Solari pero bajó mucho su rendimiento, el mendocino Fernando Zuqui hizo un gran 2015 y primera mitad del 2016 en su Godoy Cruz pero se fue a Boca y perdió espacio.

Cuesta encontrar: por allí andan, en el fútbol europeo, Augusto Fernández y Enzo Pérez, aunque éste último ya parece más volante central o doble. Está el Toto Salvio, pero siempre fue más delantero que otra cosa. Por todo eso, es entendible la pelea de los colosos que todo lo pueden y a los que todo se les permite. Montoya cuesta mucho hoy y cada día se valoriza más. Es entendible.

Quizá se pueda argumentar que la epidemia de los dos volantes centrales y una siguiente línea ofensiva con tres jugadores (además de un punta de área) le han reducido la existencia al mediocampista derecho o al izquierdo.

Curiosamente, hoy hay varios zurdos que piden pista, pero si miramos para atrás y buscamos al querido “insider derecho” (Tucho Méndez, Armando Farro, José Manuel Moreno, Rendo, Jota Jota López, Ardiles, Brindisi, Ludueña, Ricardo Giusti, el Panza Videla y la lista sigue) tendremos que buscar en el archivo. Wálter Montoya, hoy por hoy, es la excepción que confirma la regla.