martes 23 de abril del 2024

De pelotas y bolsillos: el fútbol y el paro

La situación está cada vez peor. Hay futbolistas que no pueden mantener a sus familias y hay dirigentes que presionan para jugar.

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Los dirigentes de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) aseguran que las actividades volverán el viernes, los árbitros se han sorteado, los hinchas esperan ansiosos ver rodar la pelota, los partidos ya tienen fecha y hora, pero los jugadores dicen que no van a jugar. En un océano de dudas, donde pocas cosas están claras, hay una cuestión que es evidente: la plata no estará en el bolsillo de los futbolistas antes del fin de semana. A unas pocas horas del supuesto puntapié inicial del campeonato y pese a que fue anunciada por Boletín Oficial la autorización de pago a la AFA, la situación financiera de clubes y jugadores está igual o peor que a comienzo de año.

Son momentos de desconcierto y cambio en el fútbol argentino, donde pocas veces estuvo tan de manifiesto cómo los poderosos pelean por una mayor tajada y los equipos chicos pelean por no morirse de hambre. “Hay una cesación de pagos muy profunda y me llama la atención la indolencia e irresponsabilidad de un grupo de dirigentes que quiere que el fútbol arranque igual, aunque el club no pueda pagarle a sus empleados. Desde la logística es imposible que se juegue y que la plata esté depositada el viernes. Habría que trabajar con mucha responsabilidad, de acá al 10 de marzo, para poder empezar” explicó Sergio Marchi, Secretario general del gremio de Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA), en una entrevista en Closs Continental (AM 590).

“Hay clubes que retiran dinero de la AFA y luego no se lo dan a los futbolistas. Ayer un club sacó 300.000 pesos a cuenta de los derechos de televisión y no le pagó nada a los jugadores”, afirmó el Turco Marchi de manera taxativa. En Agremiados consideran que el dinero de la recesión del Futbol para todos (FPT) no tiene que ir a los clubes, sino directamente a la AFA que es quien se la debe dar a los jugadores, como se hacía mientras vivía Don Julio. Pero los tiempos han cambiado.

Las historias de pauperización, en el Ascenso, se extienden por doquier. Historias de hambre, de vendedores ambulantes, de changas para juntar el mango, de futbolistas transformados en pintores o albañiles, de atrasos semestrales y promesas varias. Un futbolistas que se inicia en la B Metropolitana cobra 12.000 pesos y la mayoría no alcanza a superar los 30.000 pesos mensuales. ¿Cómo pueden mantenerse si no se cobran desde el año pasado? ¿Cómo podrían concentrar dejando a su familia sin “un mango”?

Por el retraso en los pagos, los clubes están asfixiados. En este contexto, sólo pueden subsistir las instituciones que desarrollaron una fuerte impronta vendedora (de futbolistas) o los que tienen una gran masa societaria. “Si no cobro lo que me debe AFA tengo que cerrar el club porque a Sarmiento lo destruyeron en estos seis meses. Nos deben cerca de 16 millones de pesos: las cuotas de mayo y junio, un millón de octubre, un millón de noviembre y alrededor de 7 millones, que es lo que nos correspondería de los 350 millones que no depositaron en diciembre”, detalló Fernando Chiófalo, presidente de Sarmiento de Junín. Antes de la debacle de la AFA, por la cesación de pagos que impuso el Gobierno, el verde pampeano era un club modelo por el ordenamiento de sus finanzas y Chiófalo era elogiado por su labor de más doce años.

En el mar de egoísmo que vive el fútbol argentino y en tiempos donde carnero se confunde con “voluntario”, es loable la actitud de ciertos planteles (como River, Boca, Racing y San Lorenzo) que aun cobrando su salario en tiempo y forma se suman a la medida. “Vamos a acompañar la decisión de Agremiados porque estamos del lado de los jugadores que no cobran y no tienen dinero” afirmó Leonardo Ponzio en representación del plantel millonario. Palabras similares expresaron sus pares del resto de los equipos grandes.

Hay un silencio, en el que pocos repararon y que debería llamar la atención. Desde que se comunicó la medida, en Estudiantes de la Plata, nadie de se refirió oficialmente al tema. Institución emblemática para el fútbol argentino por una coyuntura que no tiene antecedentes: Juan Sebastián Verón como juez (presidente) y parte (jugador) en el seno de un plantel que deberá definir si se acata o no la postura de Agremiados.

Lo que aparenta ser firme, puede no serlo tanto. En pocas horas se separará la paja del trigo y llegará el momento en el cual, los dirigentes de los clubes que están al día, presionarán a los futbolistas para jugar. Habrá algunos más condicionados que otros. Seguramente, en un juego de pinzas, la AFA amenazará con la quita de puntos a quienes no se presenten y la fortaleza del gremio penderá de la voluntad de unos pocos futbolistas de peso. Los argumentos ya no serán tan fuertes y tambalearán las convicciones. Como ocurrió en 2006, cuando Jorge Domínguez era el secretario general de FAA y la retención de tareas (por los episodios de violencia) no se sostuvo: acarreando la caída del Potro y el ascenso de Marchi.

Todo futbolistas sabe que plantarse frente a los dirigentes, por un reclamo colectivo, es abrirse la puerta al exilio: algunos lo vivimos en carne propia pero no todos están dispuestos a afrontarlo. La posición del gremio es sostener el paro hasta tanto “todos los jugadores de todas las categorías” hayan cobrado el dinero que se les adeuda. Está claro que eso no ocurrirá en el cortísimo plazo de 48 horas, por lo que los jugadores deberán decidir si respaldan o no la medida. Como el fútbol es un deporte colectivo, donde cada uno juega pensando en su bolsillo, prontamente habrá muchas novedades.