martes 16 de abril del 2024

Los días oscuros de Phelps: "No quería estar vivo"

El deportista más ganador de toda la historia de los Juegos Olímpicos reveló sus pensamientos más tristes en momentos de adicción. "Me reconstruí a mí mismo", aseguró.

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La vida de Michael Phelps para quienes sólo lo vieron cada cuatro años arrasar con casi todas las medallas en disputa en cada Juego Olímpico parece color de rosas, pero el nadador más ganador de toda la historia también tiene su parte oscura que incluyó adicciones al alcohol y las drogas, y un pensamiento muy triste sobre esa situación: "No quería estar vivo".

Fue en octubre de 2014 cuando el Tiburón de Baltimore tocó fondo y tuvo que pedir ayuda para salir adelante. Días atrás había sido detenido por conducir borracho y excediendo el límite de velocidad, lo que provocó una sanción de seis meses de la Federación Estadounidense de Natación pese a tratarse ya de una leyenda del deporte mundial con 18 medallas doradas en su haber.

Los días siguientes fueron muy duros para el nadador: "Era una bomba de tiempo a punto de estallar. No quería estar vivo. En ese momento, pensé: 'Lo mejor que puedo hacer es simplemente no estar aquí'", reconoció Phelps en una entrevista con la CNN que le erizó la piel a más de uno.

Como suele pasar en estos casos, la familia y los amigos fueron el principal sostén para revertir la situación, y el pensar en Río 2016, un objetivo por el que también valía la pena hacer el esfuerzo de rehabilitarse. "Sabía que necesitaba ayuda y que tenía que cambiar algo en mi vida. Estuve con tratamiento durante un par de semanas y, básicamente, me reconstruí a mí mismo", pensó Phelps en ese momento.

"Tenía que ponerme de la mejor forma física posible, en especial porque tenía 31 años. Comer se convirtió en un trabajo. Hubo días en que estaba cansado y no quería comer, pero debía hacerlo, y cuando estás forzado, comer es doloroso", comentó Phelps que como demostró a lo largo de su carrera cuando se le mete algo en la cabeza no para hasta conseguirlo.

Y así llegó a Río 2016, como una de las grandes atracciones junto a Usain Bolt, y al igual que el jamaiquino, Phelps no decepcionó y se volvió a su casa con cinco medallas de oro y una de plata.

Pero su última reflexión demuestra su mentalidad, ganadora pero también extremadamente exigente: "Cuando vi la repetición de los 200 metros de combinado individual, todo el mundo decía 'fue increíble' y yo les contestaba: 'Sí, pero no rompí el récord mundial'. Quería retirarme con 40 récords mundiales". Así es Michael Phelps. Un campeón con todas las letras, pero de carne y hueso.