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La obsesión con el arco rival hace de Lionel Messi uno de los futbolistas más voraces del mundo y al rosarino no le importa si es un partido de Liga, Copa del Rey, Champions League o un entrenamiento del Barcelona.
Esta vez, la víctima fue, ni más ni menos, Javier Macherano. El Jefectio sufrió la velocidad de piernas en poco espacio que despliega habitualmente Leo.
Para colmo, en retroceso y en plena área chica, Mascherano terminó tumbado intentando leer para dónde saldrá disparado Messi.
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