jueves 18 de abril del 2024

Una grieta cada vez más profunda

San Lorenzo, Racing e Independiente reconocen que Boca y River se alejan por su billetera. Razones y objetivos para evitar la españolización de la Superliga.

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La imagen era un anticipo, acaso la primera muestra simbólica de lo que vendría en un tiempo no tan lejano. La imagen: Fernando Gago y Leo Ponzio, los álter egos de Boca y River, sobrevolando el cielo del fútbol argentino, muy por encima del resto. Unos por las nubes, otros rasantes, bien mundanos. La Superliga se presentaba con esa iconografía en el Hotel Hilton: así le daba contenido visual a la hegemonía que promueven muchos y que este mercado de pases dejó en evidencia: Boca y River alejados de Racing, San Lorenzo e Independiente, al menos en el plano económico.

Los 11 millones de dólares que pagó River por Lucas Pratto y los cuatro millones de dólares que desembolsó por la llegada del arquero Franco Armani, más el póquer de refuerzos que cerró Boca antes de que empezara la pretemporada –Emmanuel Más, Julio Buffarini, Ramón Wanchope Abila y Carlos Tevez– homologaron la preocupación de muchos dirigentes de clubes fuertes pero no todopoderosos. “La Superliga no iba a perjudicar a la clase media del fútbol argentino, como Banfield, Lanús o Huracán. Iba a perjudicar a Racing, Independiente y San Lorenzo, que buscan ser campeones y cada vez se les hace más difícil”, le dice a este diario un dirigente de peso, con despacho en el edificio de la AFA, que prefiere no decir su nombre para no entrar en el debate de si Superliga sí o Superliga no.

Matías Lamnens tiene una teoría sobre la ventaja económica que vienen sacando Boca y River. Es una teoría alejada de la cuestión dicotómica que generó la Superliga desde su presentación, y basada en dos ejes: la cantidad de socios y la enorme asimetría de cotización de los jugadores del plantel. “Hay algo intangible que pasa a ser decisivo: Raniero hizo dos goles en un amistoso en Mar del Plata. A Boca quizá le bastaba eso para que le llegara una oferta millonaria”, le dice a PERFIL el presidente de San Lorenzo, que también enfatiza que, si bien todos crecieron en cantidad de socios, Boca y River consiguieron que ese punto fuera central para aumentar sustancialmente sus ingresos: hace rato que superaron la barrera de las 100 mil personas que abonan una cuota mensualmente.

La propuesta económica que hizo Boca por Lautaro Martínez es un ejemplo que valida la teoría de Lammens: Daniel Angelici reconoció que ofreció 15 millones de dólares por el delantero de Racing, y justificó esa erogación –o ese intento de erogación– en que Boca podía revenderlo por un valor mucho mayor. Si Racing, Independiente o San Lorenzo se fijan en clubes de Ascenso o de menor relevancia para luego venderlos al exterior –como sucedió con Marcos Acuña, Julio Buffarini o Nicolás Tagliafico, por citar tres casos recientes en los tres clubes–, Boca y River hacen lo mismo pero con ellos: con los otros tres grandes. La ley de la selva llevada al mercado futbolístico.   

“Lógicamente, es notorio que generan más recursos y que invierten mucho más dinero en reforzarse que ningún otro club –reconoce Carlos Montaña, vicepresidente de Independiente–. Pero sinceramente creo que no vamos hacia una tendencia del fútbol español. Más allá de la preponderancia, esa diferencia en la cancha no está expresada”.

El modelo español, lo saben Independiente, San Lorenzo y Racing, está representado por Javier Tebas Medrano, el presidente de la Liga española, que asesoró y les dio letra a dirigentes argentinos para crear la Superliga.

Lammens, vicepresidente segundo de esta Superliga, no cree que esta nueva modalidad de torneo intensifique diferencias: “Por ejemplo, con el nuevo reparto de la tevé, en que el 25% es por resultados deportivos, iguala para todos”, dice. Sin embargo, hay otro 25% que será por variables que podrían extender la ventaja de Boca y River por sobre el resto: cantidad de socios, rating televisivo y entradas vendidas.  

Según publicó el diario Tiempo Argentino, en su última visita al país, Tebas se reunió con el CEO de la Superliga, Mariano Elizondo, y con la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich. En ese encuentro, el español habría recomendado avanzar sobre tres aspectos: la aprobación del proyecto para el ingreso de sociedades anónimas, crear equipos filiales y profundizar la diferencia entre Boca y River y el resto de los clubes para sentar las bases de una nueva estructura del torneo doméstico.

Quizá para no intensificar esta desigualdad, y también porque había sido una de sus promesas de campaña, Víctor Blanco rechazó la oferta que hizo Boca por Martínez. Después, a modo de metáfora, compró a Ricardo Centurión por cuatro millones de dólares, un jugador por el que Angelici reconoció que no iba a pagar nada. Aunque la pulseada nunca existió, en Racing dicen que la llegada de Centurión fue un triunfo. El triunfo de los vencidos.

Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil.