viernes 29 de marzo del 2024

La Superliga y el club de los millones

El cierre del libro de pases llegó con sorpresas: entre River, Boca, Independiente y Racing marcaron un récord. San Lorenzo, el mas moderado.

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Si en algo el fútbol de Primera División refleja lo que pasa en el país es en la grieta, contundentemente expuesta en el libro de pases que cerró el jueves: de un lado, la opulencia de los poderosos, que abrieron generosamente sus billeteras para contentar los deseos de sus entrenadores; del otro, los que viven del derrame, los clubes chicos, que salieron a buscar jugadores sin lugar en los grandes, pero con hambre de mostrarse y consolidarse a futuro y dar una mano para que sus clubes aspiren a clasificar a alguna de las copas continentales o, en el peor de los casos, salvarse del descenso.

El dato más claro de la diferencia entre grandes y chicos (o entre pobres y ricos) está a la vista: entre River, Boca, Racing e Independiente gastaron poco menos que 43 millones de dólares, lo que marca un récord en cuanto a las inversiones de los mercados de pases locales. Solo San Lorenzo, con una sola incorporación, quedó fuera de esta lista de “privilegiados”, aunque no por ello deja de tener un plantel competitivo. De hecho, es el único entre sus pares que pelea mano a mano la Superliga con el Xeneize. Pero ese es otro cantar.

La explicación a semejante erogación tiene su punto fuerte en que los cinco (algo inédito hasta ahora) competirán desde febrero en la Copa Libertadores, ese gran objeto del deseo de gloria deportiva, pero también de generosos ingresos económicos capaces de solventar las economías por un buen tramo.

Fiel a su mote de “millonario”, River invirtió casi la mitad de esos 43 millones en cuatro refuerzos: Lucas Pratto, por el que le pagó a San Pablo 14.200.000 dólares; el arquero Franco Armani (le abonó 3.800.000 dólares al Atlético Nacional de Medellín por la cláusula de rescisión), más 618 mil verdes por el préstamo del colombiano Juan Fernando Quintero y la inscripción del ex Racing Bruno Zuculini.

El propio entrenador de River, Marcelo Gallardo, elogió ayer la política de compras del club: “Estoy muy conforme porque pudimos sumar a cuatro jugadores en los que habíamos pensado”, y también analizó la diferencia entre el poderío de los clubes grandes respecto del resto. “Es cierto que pudimos sumar a futbolistas muy cotizados, pero después hay que demostrarlo en la cancha”, relativizó, al tiempo que ponderó que si un club tiene mejor condición económica es porque hizo mejor las cosas, poniendo como ejemplo que River no se endeudó para traer los refuerzos.

Detrás de River aparece Racing, que con los 5 millones de dólares que puso sobre la mesa para traer a préstamo a quien paradójicamente fue una joyita de sus inferiores, Ricardo Centurión, más las llegadas de Donatti, Sigali, Nery Domínguez y Nery Cardozo (llegó libre), desembolsó cerca de 10 millones de los verdes, motivado por su regreso a la Libertadores después de varios años. La presentación del jueves a la europea en el Cilindro ante seis mil personas muestra a las claras tamaña expectativa.

En la vereda roja de Avellaneda están endulzados por los millones que dejó el pase del pibe Ezequiel Barco (el más caro en el club después del de Sergio Agüero); por tal motivo, no dudaron en poner 4.200.000 dólares por el ecuatoriano Fernando Gaibor, 2.300.000 por Braian Romero y 3 por Jonathan Menéndez.

Boca, el puntero de la Superliga, fue el más austero en gastos pero no en la trascendencia de los nombres, que en primer lugar y con letras de molde tiene el regreso de Carlos Tevez, en una operación en la que el club de la Ribera no tuvo que poner dinero, aunque sí lo hizo por los ex San Lorenzo Julio Buffarini (550 mil dólares) y Emmanuel Mas (2.300.000),más el millón y medio que puso por Emanuel Reynoso, en lo que a priori parece la gran apuesta deportiva y marketinera para un futuro no muy lejana.

San Lorenzo, se dijo, hizo varios intentos pero concretó poco, aunque embolsó casi 8 millones de dólares por un porcentaje de la transferencia de Ezequiel Cerutti. A cambio, llegó el exRacing Valentín Viola.

Lejos de los millones y las aspiraciones de los poderosos, dos regresos pueden dar fe de que el amor por la camiseta en tiempos difíciles es un valor nada desdeñable: Lucas Barrios, reciente campeón de América con Gremio, volverá a calzarse la camiseta de Argentinos Juniors, de donde surgió, y Mauro Zárate dejó atrás la opulencia de los Emiratos Árabes para ayudar a Vélez a sumar puntos que engrosen un promedio que lo tiene cerca de la zona de descenso.

Del resto, más de lo mismo. O la misma historia de siempre: sumar bueno y barato para cubrir agujeros, y esperanzarse con que la mano cambie a favor en alguna oportunidad. Señal clara de los tiempos que corren.

(*) Esta nota fue publicada en el Diario PERFIL.