Los futbolistas deben convivir con el muchas veces mal llamado "folklore" que supone que deben soportar toda clase de insultos de parte de los hinchas por el derecho que adquieren al pagar su entrada a un partido.
La realidad es que eso ocurre en un estadio con 50 mil personas o en uno donde concurren cien, y es mucho más factible identificar a los agresores. Y eso fue lo que sucedió después de la goleada sufrida por Independiente de Neuquén ante Cipolletti por el Federal A.
Un grupo de hinchas insultaba a los jugadores y arrojaba piedras al sector de plateas donde se encontraban la mayoría de los familiares de los futbolistas. Entonces, Manolo Berra se acercó al alambrado y le dio una piña al hincha más cercano y de inmediato Federico Cataldi le arrojó una patada. Los incidentes no pasaron a mayores por la rápida intervención de la policía.
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