viernes 19 de abril del 2024

Cuando River empezó a descender por Loustau

El árbitro de la superfinal dirigió el clásico en el torneo en que el Millonario se fue a la B. Su actuación originó la furiosa pelea entre Passarella y Grondona.

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Alguno podrá decir, apelando a cierto simplismo sensacionalista, que River descendió por Patricio Loustau, el árbitro que dirigirá la superfinal en Mendoza. O, con un poco más de razón, que un error de Loustau en el superclásico del Clausura 2011 desencadenó una avalancha que no se detuvo más y que terminó con la caída más estruendosa de las últimas décadas: la de River a la B.

Recordemos: el escenario fue la Bombonera y el día, el 14 de mayo de 2011. El árbitro designado para ese partido era Héctor Baldassi, pero una operación de urgencia por apendicitis cambió los planes. Como hacía tantas veces, Julio Grondona eligió al árbitro que lo iba a reemplazar de manera discrecional. “Me llamó el sábado para cambiar el árbitro. Le dije que pusieran al cuarto, pero me dijo que quería a Loustau. Me dijo que me quedara tranquilo, que era bajo su responsabilidad”, contó más tarde Daniel Passarella, en aquel momento presidente de River.

Después pasó lo que conocen más o menos todos: el árbitro no cobró varias infracciones a jugadores de River en el área de Boca, sobrevoló la sensación de que nunca iba a cobrar un penal en la Bombonera y, encima, Boca se puso en ventaja y resolvió el partido sin problemas: fue 2 a 0 con un gol en contra de Juan Pablo Carrizo y otro de Martín Palermo, de cabeza.

Passarella llamó a Grondona al día siguiente, todavía enojado con la actuación de Loustau, y lo increpó: “Vos dijiste que era bajo tu responsabilidad. ¿Qué responsabilidad tenés ahora? No nos cobraron cinco penales”, le dijo.

Grondona, que tenía salidas de humorista de stand up, fue lacónico: “Tenés que comprar un arquero”.

Después vino la respuesta incendiaria de Passarella –“¿Por qué no te vas a la  puta madre que te parió? Sos Alí Babá y los 40 ladrones”– y el inicio de una relación que se terminaría de romper en la reunión de comité ejecutivo de esa semana, cuando Passarella le insistió a Grondona que tenía que renunciar.

Parte de la mitología futbolera explica el descenso de River en esa escena: Passarella y Grondona frente a frente. Uno insultándolo y pidiéndole que se fuera. Y el otro diciéndole que de ahí se iba, como finalmente sucedió, sólo muerto.

Lo cierto es que dos meses después, River perdió la promoción con Belgrano y se fue al Nacional B por primera vez en su historia.

Hace poco, Loustau recordó ante PERFIL aquel partido y aquellos insultos. “Esa vez, para mí, la polvareda tuvo que ver con cuestiones personales entre Grondona y Passarella, y con la taquilla, el ráting y la opinión pública que generan esos partidos. Recuerdo un Tigre-Olimpo en el que cometí un error mucho más grosero, y sin embargo nadie dijo nada. A mí, el error me duele en un clásico como en un partido de mitad de tabla. Entonces, si la tecnología viene a darnos una nueva herramienta para que seamos más justos, bienvenido. La tecnología no se va a equivocar. Debemos tener mucho cuidado en no equivocarnos nosotros al ver las imágenes”.

Hoy no habrá tecnología, pero sí cinco árbitros que asistirán a Loustau. Todos estarán pendientes de lo mismo: que el margen de error sea mínimo.