viernes 19 de abril del 2024

Arsenal y Quilmes, sin padrinos ni esperanza

Después de Grondona, el club de Sarandí cayó en desgracia y esta a punto de descender. Sin Meiszner ni Aníbal, el Cervecero trata de no caer a la B Metropolitana.

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Seriamente comprometidos con el descenso, uno por primera vez en su historia a la B Nacional, y otro, después de 31 años a la Primera B Metropolitana. Arsenal y Quilmes están extrañando horrores a sus históricos y poderosos padrinos: Julio Humberto Grondona, José Luis Meiszner y Aníbal Fernández. La muerte de don Julio el 30 de julio de 2014 y las renuncias de Meiszner y Aníbal a sus cargos de presidente dejaron a sus clubes a la deriva y ya no utilizan sus influencias en beneficio de los clubes de sus amores que, bajo sus mandatos, escribieron sus mejores páginas.

Esto con don Julio no hubiera pasado”, es la frase que se les escucha decir a muchos hinchas de Arsenal que no encuentran consuelo ante el mal presente futbolístico que está viviendo la institución que Grondona fundó en 1957. Muy lejos parecen haber quedado los títulos de la Copa Sudamericana de 2007, el Torneo Clausura y la Supercopa Argentina de 2012, y la Copa Argentina 2012-2013, como la participación en la Copa Libertadores de 2008, 2012, 2013 y 2014.

Además, bajo el reinado de su padrino, el Arse se dio el gusto de remodelar su estadio. Por entonces, en los pasillos de la AFA se rumoreaba que, para conseguir importantes contratos con la institución, varias empresas se vieron obligadas a hacer importantes contribuciones a la institución de Sarandí.

Pero los tiempos cambiaron y hoy la entidad del Viaducto está a un paso de descender. “Esta vez no nos salva nadie del descenso porque no tenemos ningún dirigente con peso en la AFA para que nos dé una mano con los arbitrajes, como lo hacía Julio”, dice un socio vitalicio del club, sabiendo que si en la próxima fecha no le ganan a Chacarita, y que si Vélez y Tigre no pierden, será su último partido en Primera División después de 16 años.

Algo parecido es lo que está sucediendo con el Quilmes de la era post Meiszner y Aníbal Fernández, quienes en determinados momentos fueron presidentes del club durante los treinta años de gestión de la Agrupación Azul y Blanca. Aunque a diferencia de Arsenal, en el caso del decano del fútbol argentino el panorama es mucho más complejo ya que de pasar a ser una institución sin deuda, cuando en marzo de 2000 se convirtió en el primer club gerenciado de Argentina, hoy la institución cuenta con una deuda concursada de 160 millones de pesos, de los cuales 80 se los adeuda a la AFA. Curiosamente, la misma en la que durante la gestión de Grondona tanto Meiszner como Fernández se movían como panchos por su casa.

De hecho, mientras Aníbal fue intendente de Quilmes, jefe de Gabinete de Néstor y Cristina Kirchner y pieza clave de Fútbol para Todos, Meiszner llegó a ser secretario general de la Conmebol, por recomendación de Grondona.

Lo cierto es que tras la renuncia de Meiszner por el Fifagate y la derrota en las urnas del candidato del oficialismo/meisznerismo en manos del actual presidente Marcelo Calello, el 31 de julio de 2016 Quilmes comenzó a transitar lo que puede convertirse en la peor mancha de sus 130 años de historia: descender dos categorías en un año. Y, al igual que los hinchas de Arsenal con Grondona, los de Quilmes tienen en claro que con Meiszner y Fernández eso jamás podría suceder. “Con José Luis o Aníbal jamás nos hubiera tocado quedar libres en la última fecha de un torneo, como en este que puede ser el último en el Nacional B. Pero ellos ya no están y hoy Quilmes ya no existe en la AFA”, afirma un socio vitalicio.

Lo cierto es que Arsenal y Quilmes ya no cuentan más con la ayuda de sus influyentes padrinos y, ahora el fútbol parece estar queriéndoles cobrar factura por tantos años de privilegios.

(*) Nota publicada en el diario PERFIL.