viernes 29 de marzo del 2024

El estadio de Luzhniki, de celeste y blanco

El Mundial se inaugura con una fiesta previa al partido inaugural, donde habrá varios argentinos en el campo de juego. Los detalles.

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El mayor coliseo del Mundial de Rusia 2018 fue reinagurado en noviembre pasado con el puntapié inicial de Sergio Agüero (victoria 1-0 del equipo de Jorge Sampaoli en amistoso contra la selección anfitriona, con gol del propio Kun). Y mañana, en el arranque de la gran cita del planeta fútbol habrá más argentinos en cancha en el partido Rusia-Arabia Saudita: el árbitro Néstor Pitana y sus asistentes (Hernán Maidana y Juan Pablo Belatti) y el entrenador Juan Antonio Pizzi.

La cuenta regresiva para el inicio de la 21ª edición de la Copa Mundial finalizará a las 12 (hora argentina) de este jueves, aunque antes habrá tiempo para la música y las emociones en la ceremonia inaugural. Con el mítico Ronaldo Nazario como conductor y la voz cantante del eléctrico británico Robbie Williams.

El histórico estadio Luzhniki, construido en 1956 y durante más de tres décadas símbolo de la vigorosidad del deporte soviético, volverá a estar bajo los reflectores del mundo entero. En realidad, por imperio de la globalización y de los nuevos tiempos, lo estará mucho más que en 1980, cuando fue sede principal de los Juegos Olímpicos de Moscú.

Demolida su versión original en 2013 aunque conservada su historica fachada, el estadio Luzhniki renació y brillará con luz propia no solo en el partido inaugural del Mundial, sino también en la final agendada para el 15 de julio, un lugar y una fecha que Lionel Messi y los suyos también esperan queden inseparablemente unidos a una gloriosa Argentina tricampeona mundial.

Mientras tanto, de modo inminente, el partido inaugural entre Rusia y Arabia Saudita se jugará ante 80.000 espectadores y a la par de un legendario monumento a Lenin.

Con dos argentinos como protagonistas: un árbitro (Pitana) que buscará impartir justicia ayudado por el controvertido VAR y un entrenador (Pizzi) que intentará dar el batacazo de su vida desde su posición en el banco saudí.

(*) Especial desde Rusia