viernes 19 de abril del 2024

Sampaoli: dos semanas de ensayos y errores

Cambió en todos los partidos, pero nunca encontró el equipo. Su último intento, con Messi como falso nueve, tampoco resultó.

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Cuando el partido ya estaba terminando y la Selección jugaba sus últimos minutos en este Mundial de Rusia, desde la pantalla de la Televisión Pública, Diego Latorre soltó una frase que quizá quedó en el limbo de la tristeza, pero sirvió para sintetizar lo que fue la caída ante Francia y el rendimiento del equipo de Jorge Sampaoli en estos 14 días rusos, del sábado 16 al sábado 30: “Hacer un gol es mucho más fácil que jugar bien”, dijo el ex jugador, ahora comentarista. Argentina ayer hizo tres goles, pero nunca jugó bien. Aunque resulte paradójico, así fue. Sin embargo, la manera de perder fue muy distinta a la de aquella con Croacia: hubo, al menos, otra actitud, otra dignidad para afrontar la eliminación.

Francia demostró que estábamos lejos de ofrecer algún argumento más o menos sólido para poder ganar la copa. Algo que, en definitiva, empezó a vislumbrarse en el debut ante Islandia, y que se agudizó a medida que pasaron los días y las dudas.

Porque dudas siempre hubo –nunca se disiparon– y con el tiempo quedarán como uno de los problemas centrales de este Mundial lamentado. El epitafio dirá los nombres y sistemas tácticos que pensó el entrenador para cada partido. Sampaoli es un técnico que armó sus equipos de acuerdo al rival. No es algo nuevo. De hecho, cuando dirigía a Chile, obtuvo honores en ese país luego de la final de la Copa América 2015 por su planteo táctico.

Sin embargo, al menos desde que arribó a la selección argentina, esos planteos casi nunca dieron resultado. La comprobación estuvo a la vista. Para la estadística quedará que, en cuatro partidos, el DT usó a 20 de los 23 futbolistas convocados. Solo Nahuel Guzmán, Cristian Ansaldi y Giovani Lo Celso (¡ay!) no entraron.

Los que entraron, en la mayoría de los casos, jugaron en distintas posiciones según el partido y con distintos sistemas. Un ejemplo: la defensa fue de cuatro defensores excepto en la caótica derrota ante Croacia, en la que Sampaoli impuso su preferencia: una línea de tres que fue pulverizada por el ataque croata y que después generó rispideces entre jugadores y cuerpo técnico, amplificadas y distorsionadas por hinchas y periodistas.

Lo cierto es que el Mundial de Rusia fue una improvisación permanente para Argentina. El equipo llegó casi sin amistosos de preparación: solo un irrelevante encuentro de despedida ante Haití en Buenos Aires antes de que se cancelara el choque en Israel en medio de un escándalo diplomático. Y también sin un esquema ni un once definido, producto de los cambios permanentes de un Sampaoli cuyo futuro al frente del equipo es una incógnita, más allá de las declaraciones protocolares que dio ayer en conferencia de prensa. El último de ellos fue el ingreso de Cristian Pavón por Gonzalo Higuaín y la ubicación de Messi como “falso nueve”, que en términos de truco terminó siendo un “falso ancho”. Un ensayo que, como había pasado antes con otros, no dio resultado.

La agónica victoria ante Nigeria en el minuto 86 en San Petersburgo dio una vida más, pero no mucho más que eso. Mundial 90 hubo uno solo. Es difícil llegar a una final a los ponchazos, sobre todo en un deporte donde, cada vez más, los detalles de técnica y de táctica resuelven partidos.

Francia demostró, muy pronto, ser demasiado para una Argentina frágil. La defensa, sobre todo Marcos Rojo y Nicolás Tagliafico, sufrió ante cada zancada de Mbappé y la velocidad de Antoine Griezmann. La diferencia física y técnica entre algunos jugadores se tornó evidente. Y la cuestión táctica, que a veces recorta las asimetrías, no resolvió esas diferencias. En definitiva, contra Francia sucedió lo mismo que en los otros encuentros: un técnico que buscó un equipo que nunca encontró.

Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil.